Montevideo — Cinco días después de que el Comité de Política Monetaria resolviera una nueva suba de la tasa de interés, el presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Diego Labat, ratificó la herramienta como el camino a seguir para contener la inflación. El jerarca aseguró que el indicador tendrá “saltos” hasta mitad de año pero durante el segundo semestre comenzará a “aflojar”, y en 2023 tenderá a “converger” hacia el techo del rango meta fijado en 6%. La inflación acumulada entre enero de 2021 y el mismo mes de este año fue de 8,15% según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
“La política monetaria va a seguir actuando todo lo que sea necesario para que las expectativas converjan al rango”, dijo Labat en entrevista con Bloomberg Línea sobre la meta de inflación del gobierno, en un contexto en el que el Ejecutivo uruguayo proyecta un crecimiento económico de 3,8% para 2022 y estima haber crecido 4,5% en 2021.
Además el presidente del Banco Central analizó la baja del dólar, pero advirtió que no está en el horizonte de la institución tomar alguna medida al respecto. “El Banco tiene un tipo de cambio flotante y hoy para nosotros no es motivo de toma de ninguna decisión el valor actual del dólar”, dijo.
También descartó un impacto en Uruguay del acuerdo de Argentina con el Fondo Monetario Internacional, y dijo que siguen atentos los “nubarrones” de los vecinos de la región.
Asimismo, el presidente del BCU adelantó los próximos pasos en la regulación de los activos digitales, que incluye el envío de un proyecto de Ley al Parlamento, y sostuvo que las criptomonedas aún no circulan lo suficiente como para que la institución las regule.
La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.
En la última encuesta de expectativas del BCU los analistas previeron una mediana de $45,60 para el dólar a fin de año, pero usted señaló en una entrevista con En Perspectiva que tendrá todavía una leve depreciación. ¿Cuál es la previsión que tienen sobre la divisa de acá a mediados de año y qué esperan para diciembre?
Uruguay tiene un tipo de cambio flotante, el mercado de cambio es un lugar donde influyen una serie de variables y muchas condiciones de la economía local y de la extranjera que pueden terminar influyendo en ese precio. Esto son simplemente proyecciones con las cuales uno trabaja para tener un escenario base, pero claramente son valores que pueden cambiar. Nosotros tenemos un escenario en el cual manejamos una cierta depreciación de la moneda en el correr del año pero no es más que eso. A partir de ahí es donde empezamos a hacer jugar la política monetaria.
El presidente Luis Lacalle Pou dijo que podía haber alguna medida. ¿En qué están pensando desde el Banco Central?
El Banco tiene un tipo de cambio flotante y hoy para nosotros no es motivo de toma de ninguna decisión el valor actual del dólar. Hoy el dólar está respondiendo a sus fundamentos, a un debilitamiento general que hay en la región y el mundo, que es causado por muchas razones pero que en Uruguay la principal es la suba de los precios de commodities relevantes como soja, carne, leche y la celulosa. Entendemos que responde a fundamentos en un mercado y no amerita que desde el Banco Central pensemos en ningún tipo de medidas. Otra cosa puede ser la preocupación que tenga el gobierno en su conjunto por algunos sectores, pero sobre eso no me voy a expedir.
Usted ha defendido la libre flotación, ¿de continuar una tendencia a la baja puede darse una intervención?
A lo largo de los dos años de este directorio hemos hecho algunas intervenciones en cuestiones puntuales, que entendíamos ameritaba, porque había ciertas condiciones del mercado que así lo requerían. Esas condiciones hoy no están. Hoy tal cual está el mercado no hay ninguna necesidad de intervenir.
La inflación fue definida por el BCU como una de sus mayores preocupaciones. ¿Cómo se para el regulador ante un escenario de suba internacional de precios de materias primas y petróleo?
Por diversas razones hay presiones de distintos precios internacionales que se terminan reflejando en los precios locales. Eso puede generarnos algunas dificultades mayores en llegar al objetivo. Nos paramos en el entendido que para Uruguay la inflación es importante, es importante anclar las expectativas en el largo plazo, y por eso hemos transmitido que puede haber presiones coyunturales que presionan al alza. Pienso en el precio del petróleo, en algunos commodities, pero esas presiones deben ser transitorias y tener claro que en el horizonte la inflación va a converger al rango meta fijado.
Así y todo los analistas ven para 2024 un 6,6%, que está por encima del rango meta. Tomando el compromiso de alcanzar el objetivo, ¿cómo y cuándo lo harán?
Eso es lo que nos hace accionar la política monetaria. Pasamos de un período de un año y medio de una política totalmente expansiva, a que ya llevamos seis meses desde agosto del año pasado con política expansiva, pero en retirada, y la política monetaria seguirá tomando las acciones hasta hacer converger las expectativas. En este caso el instrumento es la tasa de interés. En la medida que nosotros tenemos expectativas desalineadas corregimos la política monetaria hasta que los agentes empiezan a alinearse y quede claro el rango meta objetivo.
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¿En qué plazos lo planifican?
El horizonte con la última encuesta de expectativas económicas del BCU es a enero de 2024. Ese es nuestro compromiso. Estimamos que en este semestre de 2022 la inflación va a estar en nivel de saltos, no prevemos un afloje. Sí sobre mitad de año esperamos que empiece a aflojar y que empiece a acercarse al rango.
¿Qué deben hacer los estados para controlar la inflación?
Cuando las expectativas están correctamente ancladas, si uno tiene un objetivo entre 3% y 6%, en caso de un desvío se entiende como transitorio y queda claro que después las expectativas van a bajar. En la medida que han pasado una serie de meses y la inflación muestra estar bastante rígida, los principales bancos centrales de la región comenzaron a hacer más contractiva su política monetaria y empezaron a recorrer ese camino de endurecimiento para lograr que la inflación converja al rango. La particularidad de Uruguay es que venimos de mucho tiempo de incumplimiento y eso capaz que nos hace el camino un poco más duro, pero el camino es el mismo.
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¿Siente que los analistas no confían?
Creo que es una de las razones por la que los analistas no terminan de confiar. Los analistas hicieron una baja importante de expectativas, que estaban arriba de 8% a 6,5%, y ahí parecen haberse quedado trancadas. Nuestro trabajo está en romper ese piso.
Está previsto que la próxima reunión del Copom suba otra vez la tasa para llevarla al nivel neutro. ¿Luego seguirá subiendo?
Cada vez que pudimos hemos tratado en nuestros comunicados de ir diciendo lo que entendíamos que iba a pasar. Eso lo pudimos decir en enero y ahora febrero, de que es posible que en la próxima reunión haya un nuevo aumento de tasas. Y hasta ahí llegamos. Sí hemos reiterado que la política monetaria va a seguir actuando todo lo que sea necesario para que las expectativas converjan al rango.
Dado el aumento de los precios internacionales de la carne y los granos, por ejemplo, ¿eso da margen a la política monetaria en busca de contener la inflación?
Cuando ocurren subas de precios puntuales, lo que debería esperar es que el aumento muy brusco por ejemplo del precio del tomate tiene que ver con un problema de oferta, de lluvias. Uno lo que debería hacer ante eso es simplemente esperar a que el precio del tomate vuelva a la normalidad. La política monetaria no debería reaccionar ante eso porque es una cuestión coyuntural. Lo que sí es preocupante es que en Uruguay, además de los precios coyunturales que han subido, las expectativas siguen estando altas. Cuando pase el problema climático, la pandemia, los problemas de flete, los analistas dicen que los precios en Uruguay igual van a seguir subiendo mucho y en forma reiterada. Eso es lo que tenemos que romper. No preocuparnos por las subas coyunturales de precio, pero sí nos tiene que preocupar que en el largo plazo sigan viendo eso.
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¿Qué opina de los controles de precios como mecanismo para controlar la inflación en relación a lo que se propone en Argentina?
Nosotros no tenemos sobre la mesa pensar en ningún control de precios y no está dentro de las herramientas que el banco esté manejando.
¿Es una posición coyuntural o más filosófica?
Pasa por entender qué herramientas dispone cada uno y cuáles son las más adecuadas en cada momento.
Tras un documento base acerca de los activos virtuales, ¿cuáles son los próximos pasos que se plantean avanzar sobre estos instrumentos?
La idea de nuestro documento es mostrar los distintos tipos de activos virtuales, tratar de hacer una taxonomía, y a partir de ahí marcar qué entendemos deberíamos empezar a regular y qué no. Lo primero fue mostrar las reglas de juego. El siguiente paso es el envío de un proyecto de Ley con algunos cambios importantes para el mejor funcionamiento de los activos virtuales, siempre pensando desde la perspectiva del regulador financiero. En lo que tiene que ver con intermediación financiera entendemos que algunos cambios normativos pueden ayudar al mejor desarrollo de este sector.
Hoy en día no está previsto entrar la regulación de las criptomonedas, ¿por qué se resolvió así?
La razón que podría llevarnos a regularlas, que hoy no está dada, es si empezaran a tener una circulación relevante en la economía del país. Si alguna de estas monedas se empezara a usar habitualmente y uno pudiera ir a un supermercado o un restaurante y pagar con alguna criptomoneda en particular, ahí sí nos empezaría a llevar a gestionarla. Eso en particular con algunos; porque para activos virtuales estables en el marco conceptual sí definimos que en caso de existir optaríamos por la regulación.
Si un amigo le plantea en un asado que va a comprar Bitcoin, ¿qué le diría?
Que mire bien lo que está comprando, que se asesore y que entienda lo que está comprando. Eso es lo importante. Uno lo que tiene que hacer es saber qué contratos hay atrás, qué contratos tiene, si el día de mañana lo tiene que vender qué le van a dar. Lo importante es que se asesore. Tratar de formarse opinión y no comprar cosas por moda. Por ahí pasan las decisiones en términos generales.
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¿El BCU cuenta con algún análisis sobre el impacto que pueda tener en Uruguay el acuerdo del Fondo Monetario Internacional con Argentina?
No tenemos un análisis puntual del acuerdo en sí pero como con toda la región hacemos un monitoreo permanente de las distintas condiciones que determinan el desempeño de las economías de Argentina, Brasil, Chile, Perú, Paraguay y de toda la región. El escenario en Argentina plantea ciertas incertidumbres. No está claro todavía cómo se va a desarrollar el acuerdo. Simplemente ese escenario con incertidumbre no es una sorpresa para nosotros. Nuestro escenario base ya prevé una economía en la región con ciertos nubarrones. No esperamos tener malas noticias de la región.
¿No se prevé a priori un impacto negativo entonces?
No. En eso Uruguay lleva unos cuantos lustros disminuyendo la dependencia de muchos canales que en otro momento fueron más complejos. Hace 20 años teníamos 40% de los depósitos que eran de argentinos y hoy no llegan al 10%. Uruguay ha actuado sobre esas posibilidades de contagios de forma muy contundente para dejar bien acotado los riesgos que puede tener.
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