Bloomberg Línea — Latinoamérica tiene una de las tasas de fecundidad más bajas en el planeta, situándose en 1,8 hijos por mujer, más abajo que Asia y el Pacífico (1,9) y Europa Oriental y Asia Central (2,1), aunque por encima de las regiones más desarrolladas (1,5), de acuerdo a cifras del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
La población de Latinoamérica y el Caribe se ubica ya en los 666 millones de habitantes y la mayor parte de esta se compone por personas de 15 a 64 años (68%). En la región, la esperanza de vida al nacer es de 73 años en el caso de los hombres y 79 en el de las mujeres, mientras que en las regiones más desarrolladas es de 78 y 83 años, respectivamente.
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Las tasas de fecundidad en Latinoamérica y el Caribe exponen las dos caras de la moneda, pues mientras en Haití, la economía más pobre del continente, esta es de 2,7; en Puerto Rico es de 1,3.
Según Unfpa, el promedio global de fecundidad es de 2,3 hijos y en las regiones menos desarrolladas es de 2,4.
En África Occidental y Central la tasa de fecundidad en el 2024 se ubica muy por encima del promedio global (4,8), mientras que en África Oriental y Meridional es de 4,1 y en los Estados Árabes de 3.
De otra parte, al analizar la tasa de natalidad adolescente, por cada 1.000 niñas de 15 a 19 años, se tiene que el promedio mundial en 2024 es de 41, pero en Latinoamérica y el Caribe es de 51, por encima de Asia y el Pacífico (24) y Europa Oriental y Asia Central (18).
No obstante, Latinoamérica y el Caribe está por debajo de África Occidental y Central (101), África Oriental y Meridional (92) y los Estados Árabes (42).
Según Unfpa, la tasa global de fecundidad “es una medida sintética de momento o coyuntural, que expresa el número de hijos que una mujer tendría si estuviese sujeta a lo largo de su vida a las tasas de fecundidad por edad observadas en ese momento (usualmente un año)”.
Estos son los países con mayores tasas de fecundidad en Latinoamérica y el Caribe, de acuerdo al Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa):
- Haití: 2,7
- Bolivia: 2,5
- Paraguay: 2,4
- Guyana: 2,3
- Honduras: 2,3
- Surinam: 2,3
- Panamá: 2,3
- Guatemala: 2,3
- Nicaragua: 2,2
- República Dominicana: 2,2
- Venezuela: 2,1
- Perú: 2,1
- Ecuador: 2
- Argentina: 1,9
- México: 1,8
- El Salvador: 1,8
- Colombia: 1,7
- Brasil: 1,6
- Dominica: 1,6
- Trinidad y Tobago: 1,6
- Chile: 1,5
- Costa Rica: 1,5
- Uruguay: 1,5
- Cuba: 1,5
- Puerto Rico: 1,3
Unfpa subraya particularmente el rol de los derechos sexuales y reproductivos, así como la igualdad de género y la salud dentro del dividendo demográfico.
“Cuando las mujeres utilizan métodos anticonceptivos para evitar los embarazos no planeados, se produce un descenso en la fecundidad que, a la larga, reduce la proporción de niños dependientes dentro de la población, en relación con el tamaño de la población en edad de trabajar”, dice.
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Se estima que el bono demográfico en Latinoamérica y el Caribe terminará en el 2029 luego de 62 años, según explicó a Bloomberg Línea el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade)- División de Población de la CEPAL, Simone Cecchini.
Esto quiere decir que para 2029 la población dependiente (menores de 15 años y de 65 años y más) crecerá más que la población en edad de trabajar (de 15 a 64 años).
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Un análisis firmado por analistas del FMI advierte que las tendencias demográficas contribuyeron a impulsar la fuerza laboral casi 50% en las dos décadas previas a la pandemia.
No obstante, esta tendencia se estaría revirtiendo y estos cambios demográficos “dejarán de ser un impulso al crecimiento en los años venideros”, señalaron.
Según el FMI, la ralentización del crecimiento de la fuerza laboral lastrará la economía latinoamericana: “El dividendo demográfico está disminuyendo a medida que la población envejece y que el porcentaje de población activa llega a sus máximos, y eso significa que la proporción de la población capaz de generar ingresos dejará de crecer”.
Un aumento de la fuerza laboral en comparación con los grupos dependientes como niños, adolescentes y personas mayores, genera una oportunidad para el crecimiento económico llamada “bono demográfico”.
Esto implica un aumento en los ingresos, la acumulación de capital y la reducción del gasto en dependientes.
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