Bloomberg Línea — Tupperware Brands Corporation se declaró en bancarrota en la segunda mitad de septiembre, debido a la dificultad para gestionar el pago de alrededor de US$700 millones con prestamistas, y una de las dudas en torno a la compañía es qué va a pasar con sus vendedoras independientes, en quienes, en buena medida, históricamente ha recaído el éxito de sus productos en el mercado.
Tupperware, que decidió acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, es decir, un apartado que posibilita la reestructuración de las empresas en bancarrota permitiéndoles continuar con sus operaciones, gracias a una pausa temporal en el pago de deuda con sus acreedores, explicó que de momento nada cambiará.
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Ante el Tribunal de Quiebras del Distrito de Delaware, la empresa buscará la aprobación para seguir operando mientras trabaja en un proceso de venta del negocio, con la que buscará “proteger su marca” e impulsar una transformación hacia una “empresa digital”.
En ese sentido, su ejército de más de 300.000 vendedoras independientes, o aficionadas, como también se les conoce, podrán seguir trabajando con regularidad y sin perjuicio en sus pagos.
“No hay cambios actuales en los acuerdos de consultoría de ventas independientes de Tupperware”, específico la empresa.
Y agregó: “La compañía presentará ciertas mociones habituales buscando la aprobación del Tribunal para apoyar sus operaciones durante el proceso, incluido el pago continuo de los salarios y beneficios de los empleados, así como la compensación a los vendedores y proveedores”.
Tupperware tiene vendedoras independientes en países de Latinoamérica como México, Colombia y Argentina, donde les ofrece tres alternativas de vincularse con la compañía: representante, emprendedor y director. Dependiendo de la modalidad en la que se involucren, reciben un porcentaje de las ganancias por los recipientes plásticos para comida que comercialicen.
“Planeamos seguir sirviendo a nuestros valiosos clientes con los productos de alta calidad que aman y en los que confían durante todo este proceso”, dijo Laurie Ann Goldman, presidenta y directora ejecutiva de Tupperware para ratificar que la compañía no piensa dejar de funcionar.
En la declaración de quiebra, Tupperware enumeró activos de entre US$500 y US$1.000 millones y pasivos de entre US$1.000 y US$10.000 millones de dólares, lo que evidencia su necesidad de acogerse al Capítulo 11. De hecho, por cuenta de la difícil situación financiera, el pasado junio contempló cerrar su única fábrica en EE.UU. y despedir a casi 150 empleados.
Avon tomó una decisión similar un mes atrás
Otra empresa reconocida por involucrar vendedoras independientes en su negocio que se declaró en bancarrota recientemente fue Avon, cuyas finanzas se vieron afectadas por los US$225 millones que destinó para defenderse de 386 demandas por daños personales, debido a que la OMS declaró que el talco, un mineral natural usado en algunos de sus productos, podría ser cancerígeno.
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Debido a lo mediático que fue el anuncio, Natura &Co, la encargada de la distribución de Avon en la LatAm, dio un parte de tranquilidad a sus vendedoras.
“No se espera que este tenga impacto en las operaciones de Avon fuera de los Estados Unidos, las cuales no forman parte del proceso del Capítulo 11, incluyendo las operaciones en los mercados latinoamericanos donde la marca Avon es distribuida por Natura”, informó Natura &Co en un documento compartido con Bloomberg Línea.