Bloomberg Línea — En la década de 1990, la cobertura coralina en la Bahía Culebra, en la provincia de Guanacaste en la costa Pacífico norte de Costa Rica, uno de los puntos más importantes para los arrecifes en el país centroamericano, era del 70%, pero para 2019 se redujo a solo un 4%.
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Las predicciones indicaban una posible extinción de los arrecifes de coral entre 2040 y 2050, lo que motivó a liderar esfuerzos por restaurar y preservar la biodiversidad marina en la zona por parte del desarrollador turístico e inmobiliario Península Papagayo, el Centro de Investigaciones Marinas y de Limnología (CIMAR) de la Universidad de Costa Rica, la Agencia de Cooperación Alemana (GIZ) y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC).
Cinco años después, Culebra Reef Garden ha preservado más de 10.000 fragmentos de coral gracias al apoyo de más de 125 voluntarios que han participado activamente en esta iniciativa que busca revertir la muerte de corales y asegurar un futuro más sostenible.
Dado que los corales crecen unos cuatro centímetros por año, el proyecto ha optimizado su desarrollo en los viveros, eliminando fuentes de estrés y creando condiciones favorables, lo que ha triplicado la tasa de crecimiento anual y facilitado el trasplante de corales, con una tasa de supervivencia del 83%.
A través del proyecto se han instalado viveros de coral en Playa Jícaro, Playa Viradores, Playa Blanca y las islas Pelonas, promoviendo la restauración ecológica a través de la jardinería de coral.
En la actualidad, hay más de 110 viveros de coral, albergando más de 10.000 fragmentos en crecimiento. Esto ha permitido la recuperación de la cobertura coralina entre un 15% y 20%, y ha aumentado la biomasa de peces y la diversidad en un 50%, dijo Susana Vicente, directora de sostenibilidad de Península Papagayo.
Además, ha trabajado con cuatro de las principales especies de coral del Pacífico norte de Costa Rica: Porites lobata, Pavona clavus, Pavona gigantea y Pocillopora elegans, siendo esta última la de mejor crecimiento y sobrevivencia.
Por su impacto en la biodiversidad marina, el proyecto fue reconocido con el premio AmCham (Cámara Costarricense-Norteamericana de Comercio) en la categoría ambiental en 2020 y, en 2024, como una iniciativa replicable en la conferencia de océanos “Inmersed in Change”, en Barcelona.
Para celebrar sus primer lustro, el programa ha lanzado una propuesta en la que destaca la importancia de la colaboración comunitaria en la preservación, en la que invita a través de su web a las personas interesadas a contribuir desde cualquier parte del mundo en adoptar corales y estructuras, inscribirse a experiencias de voluntariado en los diversos procesos, donar al proyecto y monitorear sus corales adoptados.
“Los arrecifes de coral son vitales para el equilibrio de los océanos, actuando como sumideros de carbono y protegiendo nuestras costas de la erosión. Este proyecto es clave para fortalecer estos ecosistemas para garantizar beneficios a largo plazo”, dijo Juan José Alvarado, investigador del CIMAR.