Desde el pasado martes 17 de junio, Nicaragua aplica nuevas restricciones de velocidad para todos los conductores, como parte de una estrategia para reforzar la seguridad vial.
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La medida, anunciada por la Policía Nacional mediante la nota informativa 001-2025, ya está en vigor a nivel nacional. Con ello, los nuevos límites son:
• 50 km/h para vehículos particulares, transporte público y transporte de carga.
• 40 km/h para motocicletas.
• Prohibido llevar niños como pasajeros en motocicletas.
La subcomisionada Karen Obando, de la Cojefatura de Relaciones Públicas de la Policía, fue la encargada de leer el comunicado, que ha generado reacciones entre usuarios y conductores.
Actualmente, la Ley para el Régimen de Circulación Vehicular e Infracciones de Tránsito, conocida como Ley 431, establece como límites de velocidad de 45 km/h para el perímetro urbano, de 60 km/h para pistas, y de 100 km/h en carreteras la velocidad máxima.
Aunque algunas señales de tránsito aún no han sido actualizadas, las autoridades dijeron que los límites están vigentes independientemente de lo que indiquen los señalamientos actuales.
Esta advertencia también fue replicada por la Embajada de Estados Unidos en Managua, que emitió una alerta a ciudadanos estadounidenses que conducen en el país.
La medida sigue a las declaraciones del copresidente Daniel Ortega el pasado 3 de junio, cuando propuso la elaboración de un plan nacional para restringir la velocidad en las carreteras del país.
Durante un acto oficial, Ortega insistió en que los límites de hasta 100 km/h debían reducirse drásticamente para preservar la vida de conductores y peatones.
En su momento, el líder sandinista dijo que estas acciones podrían generar inconformidad en el sector transporte de carga y de pasajeros debido a que le generará pérdidas por demoras. Sin embargo, insistió, en que “vale más la vida de un ciudadano que un camión con mercadería”.
Opiniones a favor y en contra
A través de su cuenta en X, el economista Enrique Sáenz cuestionó la efectividad de la medida y señaló que podría tener consecuencias negativas para la economía y la movilidad en el país.
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“¿Tienen una idea de cuánto dinero perderán empresarios, transportistas, trabajadores, comerciantes, profesionales y usuarios al alargarse los tiempos de cada actividad que suponga trasladarse de un lugar a otro con esta ridícula medida?“, escribió.
Sáenz planteó que, en lugar de reducir los límites de velocidad, debería enfocarse en mejorar la educación vial, reforzar los controles en carretera y revisar los procesos para otorgar licencias de conducir.
En contraste con las críticas, el escritor Junior A. Pérez escribió en Facebook que “la modificación de velocidades no busca entorpecer la movilidad, sino humanizar las carreteras. También señaló que el debate “ha sido tergiversado por quienes critican sin siquiera conocer la normativa básica de tránsito”.
Con 1.392 fallecidos en 2024, los accidentes de tráfico se ubicaron entre las seis principales causas de muerte en Nicaragua, de acuerdo con datos del Ministerio de Salud. En comparación, se registraron 623 muertes en 2023 y 642 en 2022.
Posibles efectos para la región
El analista financiero costarricense Daniel Suchar Zomer dijo que esta medida afectará el tránsito, comercio y bolsillo de todos los centroamericanos “estén donde estén”.
El experto ejemplificó que del trayecto de Carazo a Managua, que normalmente toma alrededor de una hora y quince minutos, podría extenderse ahora hasta dos horas y media o incluso tres.
“Esto implica más viáticos, más consumo de gasolina, y si la persona tarda más en atravesar Nicaragua, va a tener que pernoctar más y es un gasto adicional que termina transfiriéndose a precio final del bien y servicio que todos estamos pagando”, dijo Suchar Zomer.
El especialista dijo que esta nueva disposición también afecta al resto de Centroamérica por la ubicación de Nicaragua, “y por la frontera nicaragüense costarricense hay un tránsito mensual de unos US$1.000 millones de todo lo que sube de Panamá a Costa Rica y va hacia el norte, o viceversa”.