Bloomberg — Aproximadamente cada semana surge un nuevo informe que revela que el plástico es aún más perjudicial de lo que se pensaba para la salud humana y la del planeta.
Esta semana, un artículo publicado en la revista The Lancet nos advierte del peligro “grave y creciente” asociado al uso cada vez mayor de este material, y calcula que los costos económicos asociados a la salud superan los US$1,5 billones al año.
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Ahora bien, mientras los diplomáticos se dan cita en Suiza para negociar un tratado internacional destinado a combatir la contaminación por plásticos, el planeta parece estar más lejos de alcanzar un acuerdo que hace tres años, cuando se inició este proceso.
Esta reunión convocada por las Organizaciones de las Naciones Unidas (ONU) supone la sexta ronda de negociaciones, tras el fracaso de la anterior conferencia “definitiva” celebrada en Busan, Corea del Sur, el invierno pasado.
Entre tanto, se han realizado numerosas negociaciones con el fin de pulir el texto propuesto para el tratado. Así se reduce el trabajo que los delegados deben realizar en persona.
“Estamos aquí para dar con una solución en la que nadie se quede atrás y que garantice que la economía siga funcionando”, señaló Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), durante la conferencia de prensa inaugural celebrada el martes. “Lo que está más que claro es que nadie quiere vivir con la contaminación plástica”.

No obstante, persiste una división fundamental entre los países que desean un tratado amplio que limite la cantidad de plástico nuevo producido y ciertas sustancias químicas tóxicas en él, y un grupo más pequeño que desea limitar el acuerdo a mejorar la recolección de residuos plásticos y fomentar el reciclaje. Esta división ha dominado las rondas de negociaciones anteriores.
“Veo que esa división persiste”, dijo Erin Simon, vicepresidenta y directora de residuos plásticos y negocios del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), una de las muchas ONG que presionan por un tratado más estricto.
Las diferencias probablemente serán aún más difíciles de superar esta vez porque el mundo ha presenciado cambios de liderazgo desde Busan, en particular la reelección del presidente estadounidense Donald Trump, cuyas políticas favorecen la extracción de más combustibles fósiles, los componentes básicos del plástico.

Estados Unidos “apoya un acuerdo que respete la soberanía nacional y se centre en reducir la contaminación por plástico sin imponer restricciones onerosas a los productores”, declaró un portavoz del Departamento de Estado, que encabeza la delegación estadounidense en las conversaciones.
Jessica Roff, directora de campaña de plásticos y petroquímicos de la Alianza Global para Alternativas a la Incineración (GAIA, por sus siglas en inlgés) de EE. UU. y Canadá, calificó la postura estadounidense de “decepcionante”.
“La única manera de abordar eficazmente la crisis del plástico en todo el mundo es contar con un tratado jurídicamente vinculante que se centre en la reducción de la producción”, afirmó Roff.
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Mientras tanto, el volumen de plástico en el mundo y el registro científico de sus riesgos siguen aumentando.
La producción de plásticos continúa creciendo exponencialmente, según un informe de 2024 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Se duplicó entre 2000 y 2019, pasando de 234 a 460 millones de toneladas.
Sin políticas más ambiciosas, se prevé que la cantidad de plásticos producidos en todo el mundo alcance los 736 millones de toneladas para 2040.
De las más de 16.000 sustancias químicas presentes en los plásticos, más de una cuarta parte son peligrosas para la salud humana, mientras que la mayoría nunca se ha sometido a pruebas de toxicidad, según un artículo reciente publicado en Nature . El estudio reveló que estas sustancias químicas parecen estar presentes en todos los tipos principales de plástico.
Pero ya se ha vinculado algunos de ellos con problemas reproductivos, menor coeficiente intelectual en niños y riesgo de cáncer y accidente cerebrovascular en adultos, observándose los mayores riesgos cuando la exposición ocurre en el útero, en la infancia o en la niñez temprana.
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Los científicos se encuentran en las primeras etapas de la comprensión de los efectos en la salud de las partículas microplásticas y nanoplásticas, detectadas en órganos, sangre y semen humanos.
Un artículo publicado la semana pasada revela que los adultos inhalan 68.000 fragmentos de microplásticos que penetran en los pulmones al día, cien veces más que las estimaciones previas.
Otro artículo del año pasado reveló que los pacientes con estas partículas en las paredes de los vasos sanguíneos presentaban un mayor riesgo de infarto, accidente cerebrovascular o muerte aproximadamente tres años después.
También hay evidencia de que el impacto de los plásticos en el cambio climático es más poderoso de lo que se creía.
Un artículo de 2024, elaborado por investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, reveló que en 2019, la producción primaria de plásticos generó 2,24 gigatoneladas de CO2 equivalente, lo que equivale al 5,3% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero de ese año, una cifra significativamente superior a la estimación previa del 3,4%.
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Una nueva iniciativa, denominada "LancetCountdown on Health and Plastics" (Cuenta Regresiva de The Lancet sobre Salud y Plásticos), monitoreará los esfuerzos globales para reducir la exposición al plástico y mitigar sus riesgos.
Se trata de un proyecto conjunto del Boston College, la Universidad de Heidelberg (Alemania), el Centro Científico de Mónaco y la Fundación Minderoo (Australia).
“El plástico ha permanecido prácticamente invisible, eclipsado por la crisis climática, la contaminación atmosférica y fenómenos como los incendios forestales”, afirmó Philip Landrigan, profesor de Biología del Boston College, autor principal de la nueva revisión bibliográfica de The Lancet y copresidente de la iniciativa.
“Nos ha llevado tiempo darnos cuenta de la amenaza que representa la contaminación por plástico”.
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