Bloomberg — Con los aliados y rivales de EE.UU. capeando por igual una ventisca de anuncios, insultos y edictos diarios del presidente Donald Trump, el resto de las mayores economías del mundo hicieron todo lo posible esta semana por mostrarse unidas.
En una reunión de ministros de Asuntos Exteriores del Grupo de los 20 en Johannesburgo, las naciones industrializadas establecidas y los miembros del llamado Sur Global subrayaron la necesidad de proteger el multilateralismo y las instituciones internacionales sobre las que se construyó el orden posterior a la Segunda Guerra Mundial, todo ello bajo el asalto de la administración de Trump.
“El multilateralismo se está erosionando”, dijo el ministro turco de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan, en una entrevista con Jennifer Zabasajja, de Bloomberg TV, este viernes en la ciudad sudafricana. “Esta es la cuestión más importante a la que nos enfrentamos ahora porque si podemos institucionalizar adecuadamente el multilateralismo, podría resultarnos fácil abordar los problemas de la geopolítica, la paz y los problemas económicos”.
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En poco más de un mes en el cargo, Trump se ha retirado del acuerdo internacional de París sobre el clima, ha abandonado la Organización Mundial de la Salud y ha amenazado al mundo entero con aranceles. Ha expresado su deseo de ampliar el territorio del país a costa de naciones amigas y ha apartado a sus aliados europeos de las conversaciones iniciales con Rusia para poner fin a su asalto a Ucrania.
El ritmo de su diplomacia, a menudo salpicado de declaraciones provocadoras sobre líderes individuales, ha dejado desconcertados a sus aliados.
“Hoy nos vamos a dormir aquí y luego nos despertamos con nuevas declaraciones”, dijo Kaja Kallas, la principal diplomática de la Unión Europea. “Ha sido así durante el último mes”, dijo, añadiendo que los países necesitaban centrarse ahora en sus propias acciones y en lo que Trump realmente hace en lugar de decir.
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Estados Unidos desairó la reunión, la primera de una serie que acogerá Sudáfrica, anfitriona del G-20 este año, y el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, anunció su retirada en un post en X en el que se burlaba de los objetivos de Sudáfrica en el G-20 y atacaba una política agraria interna. Trump cortó la ayuda al país y el secretario del Tesoro, Scott Bessent, también faltará a la reunión de ministros de Finanzas del G-20 de la próxima semana.
El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, se esforzó en decir que EE.UU. no boicotea el evento. El país estuvo representado por el encargado de negocios con sede en Pretoria, que sustituye al jefe de la misión estadounidense hasta que Trump nombre a un embajador.
No obstante, los asistentes, entre ellos Kallas y la viceministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Katja Keul, se alinearon para apoyar los objetivos de Sudáfrica para el G-20 en 2025: la promoción de la solidaridad, la igualdad y la sostenibilidad. Esos objetivos fueron traducidos por Rubio como un enfoque en la diversidad, la equidad y la inclusión y el cambio climático, temas que son anatema para Trump.
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Los países que “comprenden el valor del derecho internacional quieren permanecer unidos, así que se habla mucho de mantener vivo el multilateralismo”, dijo Kallas sobre las conversaciones en la cumbre. “El sentimiento en la sala es que aquellos que comparten esos valores y principios realmente necesitan trabajar juntos por esos principios y construir alianzas que quizás no han existido antes”.
Guerras olvidadas
Los asistentes también se esforzaron por respaldar al anfitrión Ramaphosa en su intento de mantener parte del foco de atención en África, ya que ésta es la primera cumbre del G-20 que se celebra en el continente.
El ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Lammy, y el ministro de Asuntos Exteriores de la India, Subrahmanyam Jaishankar, afirmaron que con la guerra que asola Ucrania y Medio Oriente, se han descuidado los conflictos propios de África en Sudán, el este de la República Democrática del Congo y el Sahel.
“Sigue existiendo una jerarquía de conflictos, y los de este continente se encuentran en el último lugar de la pila mundial”, afirmó Lammy en un comunicado.
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Aún así, sigue habiendo diferencias, como señaló Ramaphosa.
“Hay una falta de consenso entre las grandes potencias, incluso en el G-20, sobre cómo responder a estas cuestiones de importancia mundial”, dijo Ramaphosa.
También hubo tensiones entre los participantes europeos y el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, días antes del tercer aniversario de la invasión de Ucrania por Moscú.
Tanto Kallas como Lammy expresaron su irritación por el tono del discurso de Lavrov. Kallas, por su parte, se negó a aparecer en la sesión fotográfica familiar si Lavrov estaba allí, por lo que Sudáfrica la canceló, según dos personas familiarizadas con el asunto.
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