Bloomberg — Durante décadas, el presidente de Prada SpA, Patrizio Bertelli, un hombre de una férrea independencia, habló de la necesidad de que las casas de moda italianas adquirieran tamaño y escala para competir con gigantes de la industria en expansión como LVMH y Kering SA, y evitar ser absorbidas por ellos.
Sin embargo, sus esfuerzos por aumentar el peso de la empresa que controla junto con su esposa Miuccia Prada mediante una oleada de adquisiciones a finales de los ‘90 dejaron al grupo con una deuda de más de 1.000 millones de euros (1.130 millones de dólares) y posteriormente obligaron a la pareja a buscar ayuda de la banca italiana para evitar perder el control.
Más de un cuarto de siglo después, la familia - incluido el hijo mayor de la pareja, Lorenzo, el sucesor designado de Bertelli - busca un desenlace distinto con la mayor adquisición en los 112 años de historia de Prada: Versace.
El jueves, Prada acordó comprar la marca fundada en los años 70 por el fallecido diseñador Gianni Versace a Capri Holdings Ltd. por 1.250 millones de euros. La cifra fue significativamente menor al precio inicial solicitado, que superaba los 2.000 millones de euros, según personas familiarizadas con el asunto. Incluso, Prada logró un descuento de último minuto sobre el precio acordado de 1.400 millones de euros, debido a la agitación provocada por la política arancelaria del expresidente estadounidense Donald Trump. El precio final podría ser aún más bajo tras varios ajustes.
Representantes de Prada y Capri Holdings declinaron hacer comentarios al respecto.
Agregar Versace al pequeño pero creciente portafolio de marcas de Prada podría permitirle a la casa italiana mantenerse independiente frente a los gigantes del lujo mundial, en momentos en que mercados clave como China y Estados Unidos se debilitan. Este aumento de escala refuerza los planes de sucesión de la familia Prada-Bertelli, que posee el 80% de Prada. Miuccia, de 76 años, y Patrizio, de 79, están decididos a entregar las riendas de la compañía a Lorenzo de una manera que garantice la independencia de la firma.
Asegurar la sucesión es una cuestión crítica para las empresas familiares italianas. Con los años, han visto cómo una tras otra sus marcas han sido absorbidas por grandes grupos globales. LVMH posee Fendi y Loro Piana, y el año pasado compró una participación en la empresa que controla Moncler SpA. Kering es dueño de Gucci, Bottega Veneta y tiene la opción de tomar el control de Valentino. Para las familias detrás de estas marcas, eso ha significado una pérdida de control.
Lorenzo, de 36 años, ex piloto de rally que se unió al negocio familiar hace unos seis años, actualmente es director de marketing y responsabilidad social en Prada. Está previsto que asuma las responsabilidades de su padre en los próximos años.
Con Versace, Prada adquiere una marca con una estética completamente opuesta, ampliando su espectro. Mientras la diseñadora Miuccia ha creado su estilo “ugly chic” en Prada, Versace es conocida por sus diseños recargados, ornamentales y por su emblemático estampado Barocco.
“La estética distintiva de Versace encaja perfectamente en nuestro portafolio, añadiendo complementariedad creativa y de cliente”, dijo Lorenzo. “Como hemos visto en los últimos años, desbloquear el potencial completo de una marca no requiere necesariamente una revolución, sino una evolución a través de pasos pequeños y constantes.”

La compra de Prada llega tras unos resultados récord en 2024, gracias a su marca Miu Miu, que atiende a un público más joven y le ayudó a sortear la reciente desaceleración global en la moda de alta gama. Sin embargo, asumir una marca con problemas, que si bien sigue siendo un nombre reconocido a nivel mundial está lejos de su época dorada en los años 80 y 90, podría ser una apuesta arriesgada en el contexto actual del sector del lujo.
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“Vemos el relanzamiento como un proceso largo y exigente, que diluye ligeramente la narrativa de crecimiento visible y constante de las dos principales marcas, Prada y Miu Miu,” señaló Paola Carboni, analista de Equita, en una nota dirigida a clientes. Prada, que salió a bolsa en 2011 con una IPO en Hong Kong, ha caído más de un 30% desde su máximo histórico a mediados de febrero.
Prada ya ha advertido que recuperar Versace llevará tiempo. La decisión de comprarla fue “a largo plazo, para un éxito a largo plazo”, dijo el director ejecutivo Andrea Guerra.
Prada planea gestionar Versace como una unidad independiente, al igual que hace con Miu Miu, según las fuentes, que pidieron no ser identificadas debido a que los planes son privados. En una entrevista con Corriere della Sera el sábado, Patrizio Bertelli confirmó la intención y añadió: “Queríamos Versace por su historia, por lo que representó y sigue representando para el mundo de la moda”.
“Miuccia”, o “La Signora”, como se la conoce en la compañía, no diseñará ninguna colección para Versace, que recientemente contrató a Dario Vitale, exmiembro de Miu Miu, como director creativo, tras la salida de la veterana diseñadora Donatella Versace.
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Prada tendrá que decidir el rumbo que debe tomar la marca para cambiar su suerte.
En un alentador gesto para las empresas familiares italianas, el acuerdo ha unido a dos de los clanes más conocidos de la afamada industria de la moda del país, un hecho que fue bien recibido por Donatella, quien renunció en marzo como directora creativa de Versace. Era un cargo que había asumido en 1997, cuando su hermano Gianni fue asesinado frente a su casa en Florida.
“Estoy encantada de que Versace forme parte de la familia Prada. Gianni y yo siempre hemos sentido una gran admiración por Miuccia, Patrizio y su familia”, escribió Donatella en una publicación de Instagram.
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