Bloomberg — El primer ministro húngaro, Viktor Orban, cambió la Constitución a principios de año para prohibir el desfile del Orgullo Gay del país, en lo que, según los críticos, fue un intento de intensificar su guerra cultural y revertir su desvanecida fortuna política. No ha funcionado.
Miles de personas de Hungría y de toda Europa se reunieron en Budapest el sábado para la 30ª celebración anual de la identidad LGBTQ. Desobedecieron una prohibición policial impuesta a instancias de Orban, transformando el evento en un acto de desafío contra el intento del líder nacionalista de convertir a las minorías en chivos expiatorios y silenciar la disidencia.
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El alcalde opositor de Budapest, Gergely Karacsony, había intervenido para coorganizar el acto bajo los auspicios de la capital y bajo el tema más amplio de la celebración de la libertad, en un país donde el retroceso democrático tras 15 años de gobierno cada vez más autoritario ha provocado frecuentes enfrentamientos con la Unión Europea.
“Nunca he estado en el Orgullo, pero he venido precisamente porque el gobierno quería prohibir este acto”, dijo Istvan, un jubilado de 72 años, que no quiso dar su apellido. “Se trata de la libertad”.
La multitud llenaba el bulevar junto al Ayuntamiento, con coloridas carrozas que hacían sonar música pop antes de que el desfile se pusiera en marcha. Algunos blandían pancartas anti-Orban mientras otros pedían “amor libre”.
Los organizadores y los participantes se enfrentarán a consecuencias legales -muy probablemente multas-, pero la policía no utilizará la fuerza para disolver la marcha, dijo Orban el viernes. Francia, Alemania y el Reino Unido se encontraban entre las 33 embajadas que firmaron una declaración conjunta en apoyo del derecho a celebrar el Orgullo. Se esperaba la participación de diplomáticos, legisladores y funcionarios gubernamentales de toda Europa.
“En Europa, marchar por tus derechos es una libertad fundamental”, declaró a última hora del miércoles la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un comunicado en el que pedía a las autoridades húngaras que permitieran a la gente participar “sin temor a sanciones penales o administrativas”.
El desfile partirá del Ayuntamiento y dará la vuelta a la ciudad, cruzando el Danubio por el Puente de la Libertad antes de instalarse en la orilla del río. Música en directo y un espectáculo drag seguirán a los discursos, según el programa.
Multas potenciales
La policía prohibió el acto citando la legislación que los legisladores de Orban aprobaron en abril, que considera los actos públicos de temática LGBTQ como una amenaza para los niños. Una enmienda constitucional permitió a las autoridades prohibir el Orgullo aun a costa de restringir la libertad de reunión.
Tras rechazar una petición para el desfile, la policía permitió una manifestación de un partido político de extrema derecha en el mismo recorrido. En un comunicado, las autoridades afirmaron que la seguridad de los participantes en el Orgullo estaría en manos de los organizadores, cuya responsabilidad penal será objeto de una investigación.
Los participantes se enfrentan a posibles multas que oscilan entre los 6.500 forint (US$19 dólares) y los 200.000 forint (US$587), según el grupo de derechos humanos Comité Helsinki de Hungría.
El Tribunal Supremo húngaro se ha mostrado escéptico ante las prohibiciones policiales demasiado estrictas sobre las reuniones públicas. El viernes, los magistrados anularon por segunda vez una prohibición contra una marcha por la igualdad LGBTQ, un acto legalmente independiente que iba a celebrarse al mismo tiempo que el Orgullo, el sábado.
A nivel político, el hecho de que Orban no impidiera que el Orgullo siguiera adelante corría el riesgo de hacerle parecer débil en un momento en el que su partido ya va a la zaga en las encuestas. Una respuesta policial de mano dura, por otra parte, podría erosionar aún más su apoyo.
“Siempre hay que establecer el orden y luego hay que mantenerlo”, dijo Orban a los cadetes de policía que se graduaban el sábado, sin hacer una referencia específica al Orgullo.
Indicios de grietas en el partido oficialista
Ya hay indicios de grietas en el seno del partido Fidesz de Orban, que se tradujeron en el aplazamiento de una votación parlamentaria a principios de este mes que pretendía amordazar a la sociedad civil independiente y a los medios de comunicación amenazando con recortar su financiación.
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Un notable ausente en el desfile es Peter Magyar, antiguo miembro del régimen cuyo partido Tisza ha superado al Fidesz de Orban en las encuestas de cara a las elecciones que probablemente se celebrarán el próximo abril. Tisza amplió su ventaja a 15 puntos sobre Fidesz, según un sondeo de Median publicado el 18 de junio, frente a los nueve puntos de marzo.
Magyar ha centrado su mensaje en la crisis del coste de la vida y en las acusaciones de corrupción generalizada entre la élite gobernante. Ha calificado la prohibición del Orgullo de “trampa política” destinada a desviar la atención de los votantes y a poner a los conservadores en contra de su movimiento en auge.
Al mismo tiempo, Magyar, en un post de Facebook el sábado, pidió al gobierno que dejara de incitar al odio y abogó por un país que acepte a las personas “sin tener en cuenta la familia de la que proceden, en qué creen o a quién aman”.
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