Imponer impuestos a las remesas encarecería el envío de dinero desde EE.UU. y presionaría las finanzas de los inmigrantes latinos, que tendrían que soportar mayores cargas para sostener esta fuente de ingresos vital para la economía familiar de millones de personas en América Latina.
La propuesta, adelantada por el Partido Republicano, podría generar estragos en la región, que el año pasado recibió un récord de US$161.000 millones en remesas, un 5% más frente al 2023, de acuerdo a cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La iniciativa de ley forma parte del paquete legislativo impulsado por el presidente Donald Trump denominado “The One, Big, Beautiful Bill”, que fue presentado por la Comisión de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes el pasado 12 de mayo.
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Si se implementa, EE.UU. comenzaría a tasar las remesas con una tarifa especial del 5%, lo que golpea, significativamente, los bolsillos de los inmigrantes latinos. El proyecto de ley también incluye recortes fiscales, reducciones de gasto, recursos para deportaciones y el muro fronterizo.
“En esencia, un impuesto a las remesas incrementa el costo total de envío de dinero”, dijo a Bloomberg Línea Tomás Bercovich, CEO y cofundador de la plataforma chilena de envío de dinero Global66. “Esto es crucial en un contexto en el que la inflación ya ha erosionado el poder adquisitivo en varios países de la región”.
El impacto principal se manifiesta en una menor capacidad de gasto en las economías receptoras. Las familias tendrán menos dinero disponible para cubrir sus necesidades básicas, lo que inevitablemente llevará a una reducción en el consumo. Esta disminución en el consumo afectará directamente a las economías locales, especialmente en aquellas ciudades o regiones que dependen en gran medida de las remesas, generando una ralentización de la actividad económica.
Tomás Bercovich, CEO de Global66
Para ilustrar el efecto combinado del impuesto, los costos de envío y el tipo de cambio en el dinero que reciben las familias, Bercovich consideró un ejemplo práctico.
Si inicialmente se envían US$1.000 a un país como Colombia y se aplica un impuesto del 5%, el monto disponible para el envío se reduce en US$50, y queda en US$950. Posteriormente, al utilizar un servicio de envío como Global66, donde el costo promedio es del 2,8%, se descontarían US$26,60 de los US$950, para que finalmente quede un monto final de US$923,40.
Otro de los puntos a considerar es que el costo de envío en las entidades financieras tradicionales en la región es variable y en algunos casos puede llegar hasta un 6,2%. Si el ejercicio se hace baja esa tasa finalmente se descontarían US$58,90 de los US$950, y quedan sólo US$891,10 para la familia que recibe la remesa
Siguiendo el ejemplo, si además se considera el tipo de cambio, la cantidad final en la moneda local variará significativamente, con efectos mixtos en la región. Por ejemplo, mientras el peso argentino se depreció en comparación al dólar un 9,81% en lo corrido del año (hasta el 20 de mayo), el real brasileño ganó un 8,93% y el peso mexicano un 8,05%, de acuerdo con cifras de Bloomberg. Monedas más fuertes evidentemente recibirán menos dólares en el cambio.
Es así que la suma del efecto del tipo de cambio a la reducción inicial de US$108,90, implica que la familia receptora tendrá menos dinero disponible para sus gastos cotidianos, “lo que disminuye su capacidad de compra de bienes y servicios”, según Bercovich.
Impactos financieros para las familias
La implementación de un impuesto del 5% sobre las remesas “podría alterar parcialmente la dinámica de los ingresos externos en varias economías latinoamericanas”, dijo a Bloomberg Línea el economista Jonathan Fortun, del Instituto Internacional de Finanzas (IIF). “Una caída del 5% en las remesas podría traducirse en un ajuste inmediato del consumo en bienes esenciales y servicios, amplificado por la baja capacidad de sustitución vía crédito”.
Desde una perspectiva macroeconómica, explica que el canal de impacto principal sería la reducción del ingreso disponible en los hogares receptores, con efectos sobre el consumo privado y las cuentas externas.
Alborada Ventures, un fondo híbrido que impulsa la integración económica de personas migrantes en América Latina y el Caribe, indica que las remesas no son ingresos que se ahorran, sino que se consumen al instante.
Por tanto, “cualquier medida que reduzca su monto se traduce directamente en menor capacidad de compra”, dijo a Bloomberg Línea Jorge Antonio de la Hoz, administrador de fondos en esa firma.
De la Hoz cita estudios del BID para indicar que las remesas han contribuido a reducir la pobreza en hasta un 11% en zonas rurales de Centroamérica.
Según el experto, “un impuesto pondría en riesgo ese avance, justo en el momento en que los países enfrentan reducción de la ayuda internacional y aumento de la informalidad”.
Categoría | Impacto principal esperado por Alborada Ventures | Detalles del posible impacto |
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Consumo | Menor acceso a alimentos | Las remesas se usan para alimentación diaria. Un impuesto reduciría este acceso, especialmente en hogares vulnerables. |
Dificultad para pagar vivienda y servicios | Afecta el pago de arriendos, agua, luz, gas y pequeñas reparaciones. | |
Menor acceso a salud y educación | Disminuye la capacidad de pagar medicamentos, consultas y matrículas escolares. | |
Estabilidad social | Aumento del descontento | Remitentes y receptores verán disminuido el valor de su esfuerzo, generando frustración. |
Más informalidad | Un impuesto incentivaría el uso de canales informales para enviar dinero. | |
Mayor inseguridad financiera | La informalidad dificulta la trazabilidad y aumenta los riesgos para las familias. | |
Pobreza | Reversión de avances sociales | Las remesas han sido clave para reducir pobreza, por lo que un impuesto podría revertir esos logros. |
Aumento de pobreza rural | Afectaría especialmente a familias en zonas rurales o sin otras fuentes de ingreso. |
Sin embargo, Fortun dice que hay razones para anticipar que “el ajuste podría ser contenido”, pues puede ocurrir que, aun si transferir el dinero se vuelve más caro, muchos migrantes seguirán enviando recursos para apoyar a sus familias.
Además, en algunos casos existe “un mecanismo de estabilización vía tipo de cambio: al ser enviadas en dólares y gastadas en monedas locales, un dólar fuerte tiende a proteger su poder adquisitivo en términos reales”, apuntó el analista de IIF.
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Si bien en las últimas semanas el dólar ha perdido algo de terreno frente a varias monedas emergentes, sigue operando en niveles históricamente elevados, especialmente en comparación con promedios de la última década. Esto implica que el incentivo a enviar remesas persiste, incluso en un entorno con costos algo más altos. En muchos países receptores, el tipo de cambio efectivo real aún favorece la conversión de divisas hacia consumo interno.
Jonathan Fortun, economista del Instituto Internacional de Finanzas (IIF)
Por ejemplo, el BID calculó que en 2023 enviar US$200 a América Latina y el Caribe costaba, en promedio, un 6,1%. A pesar del costo, las remesas a la región crecieron un 8% respecto al año anterior.
Lo que también puede cambiar con los impuestos es la forma en que se hacen las remesas: pueden usar otros canales, enviar con menos frecuencia o ajustar el monto en cada envío, pero el esfuerzo por apoyar a sus familias se mantiene.
Los riesgos de esta medida se concentran especialmente en posibles desplazamientos hacia mecanismos informales o cambios en la composición geográfica y temporal de las transferencias.
Las remesas serían más sensibles al impacto sobre el empleo

Para el economista Fortun, la evidencia muestra que los flujos de remesas sólo tienden a disminuir de forma marcada cuando se presentan crisis laborales severas en Estados Unidos.
Un ejemplo claro fue la crisis financiera de 2009, cuando el desempleo superó el 10% y las remesas hacia México cayeron en un 15,5% frente al año anterior, según Fortun.
Sin embargo, en otros periodos de bajo crecimiento económico, como en 2001 o durante la pandemia en 2020, los envíos no sólo resistieron, sino que incluso aumentaron, impulsados por políticas fiscales expansivas y la fortaleza relativa del dólar.
Por tanto, proyecta que si se implementara un impuesto a las remesas, lo más probable sería observar ajustes menores en los canales utilizados para enviarlas, en lugar de una caída abrupta en el volumen total.
México rechaza la propuesta de EE.UU.

La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, dijo que de implementarse la propuesta de Trump se violaría el Tratado para Evitar la Doble Tributación, que está vigente desde 1994 y es similar al que tiene el Gobierno estadounidense con otros países, como uno muy específico con la India.
“No estamos de acuerdo con este impuesto que, además hay que decirlo, lo plantean los congresistas republicanos”, , dijo la mandataria mexicana durante su conferencia matutina del 16 de mayo. “Primero, es discriminatorio y, segundo, viola un tratado firmado entre México y Estados Unidos”.
Sheinbaum mencionó que una comisión del Senado de la República integrada por legisladores de todos los partidos mexicanos viajará a Washington para dialogar con congresistas estadounidenses y exhortó a los connacionales a enviar cartas a sus representantes para externar su punto de vista sobre el gravamen.
“Vamos a empezar planteando el tema del incumplimiento al Tratado para evitar la doble tributación entre México y Estados Unidos, que está vigente desde el 94, como mencionaba la señora presidenta. Muchos países tienen su tipo de tratado, en particular la India, por ejemplo, tiene el tratado vigente con Estados Unidos desde 1989, entró en vigor en el 90.
Edgar Amador, secretario mexicano de Hacienda.
Según el analista Fortun, aunque menos expuesto en términos del PIB, México presenta una vulnerabilidad nominal considerable.
De acuerdo con las cifras del BID, en 2024 México se posicionó como el principal país de destino de remesas tras haber recibido US$65.000 millones, un aumento del 2,9% respecto del 2023.
Las remesas que recibe México provienen en un 96% de Estados Unidos, y un 1,8% de Canadá.
Bolivia merece mención especial. Aunque las remesas representaron en torno al 1,5% del PIB en 2024, su importancia radica en que constituyen una de las pocas fuentes estables de ingreso de divisas en un contexto de restricciones crecientes.
“En los últimos años, las remesas han contribuido de forma consistente a financiar el déficit en cuenta corriente, compensando parcialmente la caída en exportaciones netas y la falta de dinamismo en otras fuentes de ingreso externo”, dijo Fortun.
Los países más dependientes a las remesas
El mayor impacto relativo de los impuestos a las remesas se concentraría en los países con mayor dependencia estructural respecto a su PIB.
En estos casos, según Fortun, los flujos tienen un rol central no sólo en el consumo, sino también en el financiamiento externo y la estabilidad de la demanda interna.
Según el BID, la relación entre el PIB y las remesas alcanzó el 2,3% en Latinoamérica en 2024, ligeramente menor al 2,5% observado el año anterior y en los últimos 5 años.
Las remesas como proporción del PIB 2024 fueron del 9,2% en los países del Caribe, mientras en México fueron del 3,2% y en Sudamérica del 0,7%.
En la región, los países más dependientes a las remesas fueron Jamaica (16,8%), Haití (18,2%), Guatemala (19,5%), El Salvador (23,5%), Honduras (25,9%) y Nicaragua (27,6%).
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