Latinoamérica es generosa por naturaleza, pero su filantropía sigue siendo informal: Fundación Rockefeller

Aunque los fondos privados no pueden ocupar los vacíos por los recortes de la cooperación internacional, la filantropía puede generar transformaciones si se coordina con actores públicos y locales.

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Un vendedor ambulante cuenta dinero en Río de Janeiro, Brasil, el jueves 31 de mayo de 2012. El real cayó por tercer día consecutivo un 0,3 por ciento a 2,0224 por dólar estadounidense.
03 de noviembre, 2025 | 06:00 AM

Bloomberg Línea — América Latina y el Caribe es una región generosa por naturaleza, pero su filantropía sigue siendo informal, por lo que se requiere mejorar en la medición del impacto para poder atraer más capital, dijo a Bloomberg Línea Lyana Latorre, vicepresidenta de la Fundación Rockefeller para América Latina y el Caribe.

“Creo que somos una región muy generosa, eso nace de la casa de uno, por la coyuntura”, manifestó la vicepresidenta de la Fundación Rockefeller en la región. “Es algo que uno hace como informalmente en el día a día”.

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Para la colombiana Lyana Latorre, si esas ayudas se empiezan a medir mejor, podrían tener una “connotación diferente”. “El número puede ser más grande”, dijo en referencia al volumen actual de donaciones privadas en Latinoamérica.

De acuerdo a un reciente informe de la entidad sin fines de lucro The Resource Foundation y la firma de asesoría estratégica Dalberg Advisors, las donaciones privadas en Latinoamérica representan sólo entre el 0,2% y 0,3% del PIB regional, hasta un 50% menor en comparación a economías emergentes como Indonesia o Sudáfrica.

Ver más: Donaciones privadas en Latam no llegan al 1% del PIB: ultrarricos podrían marcar diferencia

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Los analistas estiman que movilizar sólo 1% adicional del patrimonio de los ultrarricos latinoamericanos generaría cerca de US$5.000 millones anuales para los proyectos filantrópicos, de acuerdo al reporte titulado “Cinco agendas para activar la transformación del sector filantrópico en América Latina y el Caribe”.

Latorre dijo que regiones en el mundo como el Sudeste asiático han comenzado a medir mejor estos flujos de dinero que se transfieren desde la sociedad en ayudas informales.

Filantropía en Latinoamérica

“En la medida que uno empieza a tener esa información, eso también ayuda al ecosistema. Siempre que uno pueda medir más y tener eso es fundamental para poder atraer más capital, para poder traer atraer más socios porque es lo primero, lo que puedes tangiblemente mostrar”, comentó en la entrevista.

Según la Fundación Rockefeller, en los últimos cinco años se ha observado un cambio significativo en las técnicas de medición ante el desarrollo de la inteligencia artificial y los avances tecnológicos.

La clave ahora es cómo utilizar y consolidar la información disponible para generar mayor impacto en el campo de la filantropía.

En países como Colombia, Brasil y México, las asociaciones filantrópicas han comenzado a unificar datos y esfuerzos.

“El primer mensaje es que hay mucho por hacer porque es una región donde cualquier retorno que tú hagas en inversión o en impacto social es altísima comparada con otras regiones”, comentó Latorre.

El rol de la filantropía en un panorama de recortes

Los recortes en la ayuda exterior de Estados Unidos desde la llegada al poder de Donald Trump han reavivado el debate sobre el papel de la filantropía global.

Aunque sus recursos no bastan para llenar el vacío, su enfoque estratégico la convierten en una aliada clave para generar impacto en medio de estas coyunturas.

En el reporte apoyado por la Fundación Rockefeller calculan que sólo el cierre de USAID representó la salida de más de US$2.300 millones para la región, con impactos importantes en Guatemala, Honduras y Colombia.

Filantropía

En este contexto, otros donantes como Alemania y Reino Unido también han recortado su apoyo.

Las donaciones privadas “no van a ocupar del todo estos vacíos” que dejan los recortes de la cooperación internacional de EE.UU., porque “nunca han estado ocupados, ni siquiera con cooperación internacional de Europa o de Asia”, señaló la directiva.

En la coyuntura actual, dijo que el mensaje para las organizaciones filantrópicas es cómo pueden rediseñar su estrategia para no perder el foco y mantener el impacto de sus proyectos.

La Fundación Rockefeller mantiene sus líneas de operación en Latinoamérica y su intención de trabajo, sin prever recortes en su apoyo económico a la región, según indicó su vicepresidenta regional.

“Nuestra intención es apoyar donde podamos apoyar, que sea acorde a las líneas de trabajo nuestras y que beneficie a las comunidades”, apuntó.

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El apoyo del sector privado

Latorre, la vicepresidenta de la Fundación Rockefeller, señaló que en la región la filantropía depende sobre todo del sector privado local.

Una de las conclusiones del reporte es que el capital local existe, pero faltan mecanismos que lo movilicen sistemáticamente.

Ese es el verdadero barómetro: la capacidad de los actores locales, dijo.

“La región siempre ha estado mucho más condicionada en cada uno de los países a ese apoyo del sector privado”, manifestó.

Y si bien la cooperación internacional fluctúa, surgen nuevas oportunidades, por ejemplo, la cooperación Sur-Sur.

Una persona sostiene nuevos billetes de 200 reales fuera del Banco Central de Brasil en Brasilia, Brasil, el miércoles 2 de septiembre de 2020.

La operación de la Fundación en la región se extiende a los 33 países.

La oficina regional está basada en Bogotá y cubre toda América Latina y el Caribe.

Su historia en la región se remonta a los años 50 y 70, con proyectos que siguen vigentes, como los centros de investigación CIMMYT (México) y CIAT (Colombia), apoyados por la Fundación Rockefeller.

En esta nueva etapa, se enfoca en economías grandes como Brasil, Colombia y México, pero su impacto se extiende a otros países más pequeños como Jamaica.

El presupuesto se maneja desde los programas globales.

Las oficinas regionales articulan oportunidades y asesoran a los equipos técnicos en Nueva York.

Dentro de las iniciativas de la organización en la región destacan proyectos de acceso a energías limpias, salud, clima y sistemas de alimentación.

Foco en la colaboración

La Fundación Rockefeller subraya que la clave para aumentar el impacto en Latinoamérica no es sólo coordinar esfuerzos, sino fomentar una colaboración profunda y sostenida.

De acuerdo al informe de The Resource Foundation y Dalberg Advisors, Latinoamérica debe comenzar a “colaborar en serio” en materia filantrópica.

Y es que si bien “las conexiones abundan”, la colaboración que “realmente transforma sistemas sigue siendo poco común en la región”.

Es así que instan a las organizaciones del sector a pasar de la coordinación a la acción colectiva.

Esto “implica promover la colaboración radical: compartir poder, riesgo y aprendizaje para colocar el cambio sistémico por encima de los logos institucionales”, señala el documento.

El informe da cuenta de que en América Latina y el Caribe más de 50% de las fundaciones en la región se crearon desde el año 2000.

Indica que sus orígenes están vinculados a la acción social de la Iglesia Católica.

En la actualidad, hay una alta concentración de fundaciones corporativas en la región, especialmente en Brasil, Colombia y México.

Además de la colaboración, las organizaciones señalan que la filantropía en Latinoamérica enfrenta el reto de movilizar y activar el capital disponible hacia un impacto real, alineando a ciudadanos, empresas y donantes globales en compromisos sostenidos.

También indican que el impacto de la filantropía no depende solo de cuánto se dona, sino de cómo se estructuran y gestionan los recursos.

Además, consideran clave orientar la filantropía hacia lo local, reconociendo a las comunidades como cocreadoras de soluciones.

Otra recomendación es que se requiere avanzar en la profesionalización del sector y el fortalecimiento de actores clave. “La filantropía no puede estar a la altura de los desafíos de la región sin invertir en sí misma”, señaló el documento.

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