Bloomberg Línea — Que millones de personas en el mundo estén renunciando a ser padres no es producto del libre albedrío, como algunos podrían imaginar. Por el contrario, la decisión está supeditada a problemáticas como la precariedad económica y las barreras sociales, según el informe La verdadera crisis de la fecundidad, publicado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) este 10 de junio.
Ver más: El fin de las familias numerosas en Latinoamérica, ¿qué impacto tendrá en la economía?
Mientras que en 1950 la tasa media de fecundidad mundial, es decir, el número de hijos por mujer, era de 5, en 2024 era de 2,5.
Al ritmo que va la humanidad, en 2050 el número de hijos por mujer se reducirá a 2,1, o sea, a la denominada tasa de fecundidad de reemplazo, que asegura la reposición del número de mujeres en edades reproductivas.
Lo paradójico es que, mientras un sinnúmero de gobiernos está alerta por la disminución de la fecundidad, toda vez que implica un descenso en la fuerza laboral, así como mayores costos en los sistemas de salud y pensiones, las personas quieren tener más hijos. Pero no pueden.
La UNFPA y la empresa global de datos y opinión pública Yougov realizaron entrevistas a 14.000 ciudadanos de 14 países, que representan un tercio de la población mundial, para ahondar en este tema.
¿Qué se comprobó? Que si las personas en edad productiva (18 años) están dudando en tener hijos no es por falta de voluntad, sino por la precariedad económica, la discriminación de género, el escaso apoyo por parte de las parejas, el pesimismo frente al futuro, entre otros.
En conversación con la prensa tras el lanzamiento del informe, la directora de ejecutiva de la UNFPA, Natalia Kanem, sentenció: “Esto no es una historia sobre personas que renuncian a la maternidad o la paternidad, sino sobre personas a las que se les está impidiendo ejercer ese derecho por barreras económicas, sociales y sistémicas”.
Los países muestra fueron: Corea del Sur, Tailandia, Italia, Hungría, Alemania, Brasil, Suecia, México, Estados Unidos, Indonesia, India, Marruecos, Sudáfrica y Nigeria.
Aunque la mayoría de los encuestados coincidió en que deseaba tener dos hijos, hubo negativismo cuando se preguntó por la posibilidad de lograrlo.
El 18% tenía la impresión de que alcanzar el número de hijos deseados sería imposible, mientras que el 11% planteó que tendría menos hijos de lo presupuestado. En contraste, un 37% se mostró confiado en cumplir su objetivo, el 45% prefirió no contestar y solo el 7% apuntó a que tendría más descendientes de lo contemplado.

Una pregunta del estudio fue: “En sus circunstancias particulares, ¿qué factores le han llevado o probablemente le lleven a tener menos hijos de los que quería en un principio?”. Y la respuesta reflejó las preocupaciones.
El 39% de las personas respondió que tendría menos hijos debido a las restricciones económicas, porcentaje que se mantuvo en Brasil y fue menor en México (35%).
La segunda preocupación fue el “desempleo o precariedad laboral”, con un 21%, cifra que se mantuvo en México e incrementó en Brasil (26%).
Por otra parte, el 19% de los encuestados dijo que el miedo al futuro, concretamente al cambio climático y las guerras, desencadenaría que no cumpla sus objetivos de fecundidad.
Muchos habían querido tener más hijos
La UNFPA también preguntó a los mayores de 50 años si hubieran deseado tener más hijos, hecho que ratificó la premisa del estudio: una cosa es querer y, otra, poder.
El 31% de los participantes de este grupo dijo que tenía menos hijos de los que habría querido y solo el 12% lo opuesto. En contraste, el 38% hizo realidad su sueño de tener los hijos que pensaba y el 19% prefirió no responder a la pregunta.
Ver más: ¿Uruguay podría extinguirse? Razones por las que su población permanece estancada desde hace 40 años
Pero hay una cifra más: casi uno de cada cuatro encuestados (el 23%) había vivido una época en la que deseaba tener un hijo, pero no pudo concretar esa aspiración en su momento predilecto.
En ese contexto, el reporte argumentó que las conversaciones y políticas públicas en torno a la disminución de la tasa de fecundidad no deben enfocarse en expresiones como “la explosión demográfica” y “el hundimiento demográfico”, sino en entender las preocupaciones cotidianas de quienes toman decisiones importantes y personales sobre su familia.
“La crisis no obedece a las decisiones reproductivas particulares que no concuerdan con las necesidades del Estado o la economía”, consignó el reporte. “En su lugar, estamos ante una crisis que parte de los entornos y las decisiones normativas que no están armonizados con los deseos de la población y que no han conseguido generar la seguridad económica”.
La culpabilización de la mujer
Aunque las mujeres, al igual que los hombres, se enfrentan a obstáculos para cumplir sus aspiraciones respecto al número de hijos, continúan siendo culpadas por el descenso en la tasa de fecundidad, como comprobaron la UNFPA y Yougov tras un paneo de titulares en medios de comunicación y artículos académicos.
Ver más: El aporte de las madres cabeza de hogar a la economía de Latam: crónica de un rol poco reconocido
Entre los obstáculos citados sobresalen los altos costos de los servicios de atención reproductiva y el gasto que implica criar hijos, en especial cuando las mujeres son madres cabeza de familia, sin dejar de lado la falta de reconocimiento a las labores de cuidado.

Las labores de cuidado no remuneradas equivalen a entre el 5% y el 9% del producto interno bruto del planeta (PIB), de acuerdo con el reporte.
“El trabajo invisible sin contraprestación económica de las mujeres que prestan cuidados es un factor contribuyente importantísimo a la falta de participación femenina en la fuerza de trabajo y, tal y como se ilustra en el presente documento, a su decisión de renunciar a tener hijos o de tener menos de los que consideran".
UNFPA
Pero hay algo más preocupante aún: que, pese a ser culpabilizadas, casi una cuarta parte de las mujeres no puede decidir sobre la atención de su propia salud ni negarse a mantener relaciones sexuales. Además, una de cada diez mujeres no está en posición de decidir si recurrir a métodos anticonceptivos, de acuerdo con los datos de la UNFPA en los últimos cinco años.
En ese sentido, tan y más preocupante que la disminución en la fecundidad es el número de embarazos no deseados.
“El UNFPA descubrió hace ya mucho tiempo que demasiadas mujeres no tienen ni voz ni voto en este sentido: las proyecciones más minuciosas, que abarcan más de 150 países, señalan que casi la mitad de los embarazos a escala mundial son no intencionales”, evidenció el informe.
¿Por qué tener hijos?
La encuesta, entre otras cosas, reveló que el 56% de los hombres y el 45% de las mujeres consideran que un buen motivo para tener hijos es “dar continuidad al apellido y proteger los bienes”, aunque hay más razones que evaluaron con una calificación de 1 a 5. Se trata de:
- Alegría y satisfacción.
- Obligaciones (valores religiosos y deberes con la sociedad).
- Deseo de género concreto (tener un “hijo” o una “hija).
- Lazos familiares (afianzar el vínculo con la pareja y darle un hermano al hijo que ya tienen).
En México, por ejemplo, los encuestados priorizan tener hijos por motivo de alegría y satisfacción, seguido de lazos familiares, deseo de género, continuidad de apellido y obligaciones.
En Brasil también se le brindó mayor importancia a la alegría y la satisfacción. Luego siguieron: deseo de un género concreto, lazos familiares, continuidad de apellido y obligaciones.