¿Qué ganan y a qué se arriesgan los países que están en BRICS? EE.UU. aumenta escrutinio

Los BRICS nacieron en 2009 como un mecanismo para lograr una mayor integración y coordinación económica entre las economías emergentes. EE.UU. está incomodado con su creciente influencia global.

BRICS
12 de julio, 2025 | 07:00 AM

Bloomberg Línea — ¿Hacer parte de los BRICS, o no? Esa parece ser la pregunta clave para las economías emergentes en tiempos de guerra comercial.

Ingresar al bloque de los BRICS les otorgaría a esas naciones un apoyo importante porque les abre las puertas a una mayor cooperación y a nuevas alternativas de financiación. Pero hacerlo, las puede exponer a ser víctimas de ataques comerciales y políticos.

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El presidente estadounidense, Donald Trump, prometió en días pasados castigar con aranceles a cualquier país que se alinee con las “políticas antiamericanas” de los BRICS, diciendo que se verán obligados a pagar un arancel adicional del 10 %.

“Hasta ahora, ser miembro o acercarse a BRICS significa alejarse de Estados Unidos y aumentar los niveles de enemistad con la administración Trump. Veremos eso en que termina”, dijo a Bloomberg Línea el analista Matías Alejandro Franchini, profesor de Relaciones internacionales de la Universidad del Rosario. “Esto es nuevo, es un poco como era en la Guerra Fría: si estás con la Unión Soviética, estás en contra de Estados Unidos”.

Explica que cuando se crearon los BRICS hace 15 años, el objetivo era construir una nueva geografía económica mundial y que los emergentes tuvieran más voz en los asuntos globales, frente al dominio de Occidente.

“Sin embargo, este objetivo no terminó consolidándose”, dice Franchini, en la medida en la que existen muchas diferencias entre sus miembros, especialmente sobre las visiones de cómo debería organizarse el mundo, tanto en lo económico como en lo político.

Entonces, a diferencia del G7, que son el núcleo del mundo occidental de posguerra que tenían una serie de ideas claras sobre cómo organizar el mundo, te pueden gustar no, pero había claridad sobre eso, BRICS nunca tuvo claridad en relación con qué mundo estaba proponiendo como alternativa más allá de ser una superación del consenso occidental.

Alejandro Franchini, analista.

El pasado miércoles 9 de julio, Trump anuncio un nuevo arancel de 50% a los productos procedentes de Brasil, a pesar de que el gigante sudamericano tiene un déficit comercial con ese país.

Trump justificó la decisión en una supuesta “caza de brujas” contra el expresidente Jair Bolsonaro (2019-2023), su aliado político, y contra quienes avanza un juicio en Brasil por tentativa de golpe de Estado.

En respuesta a EE.UU., el presidente Lula da Silva defendió la soberanía del bloque de países emergentes que conforman los BRICS, considerando “equivocado e irresponsable que un presidente de un país amenace a los otros en las redes digitales”.

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Además, Lula respondió que “cualquier aumento arancelario unilateral se abordará de conformidad con la Ley de Reciprocidad Económica de Brasil”.

Franchini remarca que ese episodio refleja que Washington ve con desconfianza a los BRICS y que hoy existe una penalización política real por acercarse al bloque.

“Hace 10 años uno podía ser parte de BRICS y estaba todo bien, pero ahora ya no. Entonces es algo que los países tienen que considerar”, dijo Franchini.

Los BRICS se conformaron inicialmente por China, Brasil, Rusia, India y Sudáfrica, pero luego ha incorporado a países como Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán e Indonesia como miembros plenos, representando ya cerca del 50 % de la población mundial y aproximadamente el 40 % del PIB.

En ese sentido, los BRICS han consolidado su posición como eje central del Sur Global.

Muestra de éstos es que la contribución al PIB mundial en términos nominales de estos países aumentó del 10,1% en 2002 al 27,3% en 2024, según datos del Fondo Monetario Internacional, citados por EY.

Además de los países miembro, los BRICS tienen como asociados a Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam.

Qué ganan los países que se suman a Brics

Un portavoz de la Embajada china en Colombia, que prefirió no ser citado, dijo a Bloomberg Línea que la cooperación BRICS se extiende más allá de los campos tradicionales hacia áreas como la economía digital, fabricación inteligente e inteligencia artificial, ayudando a América Latina a acceder a avances en energía limpia, industria ambiental y desarrollo bajo en carbono.

En el marco de los BRICS, China ha establecido becas “Golden Egret” para la nueva industrialización y un centro de investigación sobre nuevas fuerzas productivas China-BRICS, formando talentos calificados para la región, dijo.

Este enorme mercado ofrece amplias oportunidades para que América Latina impulse la cooperación económica internacional y atraiga inversión extranjera directa, aprovechando sus ventajas comparativas en recursos naturales, población y capacidad de mercado. La “Asociación para una Nueva Revolución Industrial” de los BRICS apoyará el proceso de “reindustrialización” en la región, elevando su posición en las cadenas de valor globales, según el portavoz chino.

Los BRICS son un organismo representativo y plataforma multilateral clave del Sur Global. En mecanismos como la ONU y el G20, los BRICS coordinan políticas con países en desarrollo para reformar el sistema internacional de manera constructiva, fortaleciendo su influencia en la agenda global. Temas como reducción de pobreza, brecha tecnológica, alivio de deuda y protección ambiental han ganado relevancia, impulsando una cooperación internacional más enfocada en el desarrollo y atendiendo las demandas de los países en desarrollo en la formulación de normas globales.

Los países que se suman al bloque de los Brics “ganan fuentes adicionales de financiación en unas condiciones diferentes, pero sin la fortaleza regulatoria de los créditos del FMI. En el contexto actual, la decisión de ingresar a los BRICS puede ser usada como arma política en contra de ellos”, dijo a Bloomberg Línea el académico, investigador y especialista en política exterior en la región de Asia Pacífico, Camilo Defelipe Villa.

Si bien Defelipe Villa considera que los países de Latinoamérica y el Caribe que se sumen contarían con fuentes de financiación alternativas,“el problema está en lograr una armonización de las regulaciones financieras y de ESG entre los países miembros.

Uno de los ejes más importantes del bloque de estos países emergentes es el Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS (NBD BRICS),cuya presidenta es la exmandataria brasileña Dilma Rousseff.

Defelipe Villa considera que “el temor es que los países del banco de los BRICS se relajen en temas de estándares sociales y ambientales porque el NBD sigue teniendo un criterio de rentabilidad”, dijo el analista.

El Nuevo Banco de Desarrollo del Brics

Según el portavoz de la Embajada china, el banco brinda a sus miembros financiación de alta calidad, bajo costo y sostenible, respaldando proyectos de infraestructura, energía limpia, protección ambiental y conectividad digital.

Defiende que no impone condiciones políticas y no promueve la exportación de ideologías.

Desde su operación formal en 2015, el banco ha aprobado 120 proyectos con un volumen total de préstamos de aproximadamente US$40.000.

Además, el NBD ofrece liquidaciones en monedas locales, diferentes condiciones de financiación y explora sistemas de pago alternativos, lo que ayuda a reducir riesgos cambiarios y fortalecer la estabilidad financiera de los proyectos.

Durante la pandemia global en 2020, el banco proporcionó US$10.000 millones en préstamos especiales para apoyar a los países miembros en la lucha contra el COVID-19 y la recuperación económica pospandémica.

En marzo de este año, el NBD firmó un acuerdo de préstamo de 1.425 millones de yuanes con una empresa eléctrica brasileña para modernizar la infraestructura de distribución de energía, lo que reducirá costos, mejorará la eficiencia energética y beneficiará el bienestar social.

Además, el banco planea establecer un “Fondo de Adaptación Climática y Transición Justa” para impulsar más proyectos de energías renovables.

“Ser miembro del banco de los BRICS puede significar acceso a financiamiento global para estrategias de desarrollo local. Para países con proyectos de desarrollo y estrategias de inclusión productiva internacional, esta es una solución relevante, ya que contempla las especificidades de estos países que no son consideradas por los mecanismos de financiamiento internacional actualmente disponibles”, dijo la analista Cristina Helena Pinto de Mello.

La analista dice que el mundo está siendo testigo de un cambio importante en las fuerzas económicas y geopolíticas mundiales con el crecimiento económico de China, que se ha convertido en un gran actor global por su capacidad de producción, por su tecnología y por concentrar reservas en activos denominados en dólares. “Hoy es un gran exportador, pero también domina cadenas productivas que están distribuidas en distintos países del Sur Global, ya sea en África o en América Latina”.

El crecimiento del poder chino ocurre a costa de la disminución del poder estadounidense.

Según la académica, ese es el telón de fondo que impulsa la elección de Trump con su discurso de “hacer a EE.UU. grande otra vez”.

De Mello, profesora de Economía de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP), considera que para los países latinoamericanos no estar en los BRICS significa alejarse de un movimiento de crecimiento y desplazamiento del eje de poder.

Pero al mismo tiempo, “formar parte del bloque y alinearse con ese cambio nos expone a las estrategias y herramientas competitivas que Trump podría utilizar, como restringir el acceso al mercado estadounidense, exponiéndonos a fuertes fluctuaciones cambiarias”.

Para De Mello, “se trata de una cuerda floja muy delicada, y lo ideal es poder transitar entre ambos mundos. El escenario es complejo y exige soluciones que combinen procesos políticos y análisis racionales”.

Su conclusión es que Estados Unidos enfrenta un enorme desafío para revertir el crecimiento de los BRICS. “Son desafíos no se superarán en un solo mandato presidencial. Tampoco mediante aranceles masivos”.

Aun así, Estados Unidos sigue siendo uno de los mayores compradores del mundo, emisor de la moneda de reserva global y con cercanía cultural, además de contar con alianzas históricas con América Latina.

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