Bloomberg Línea — Con el desplome de las exportaciones del gas natural y la escasez de dólares presionando a la economía, Bolivia necesita dar un “golpe de timón” en su política económica, dijo a Bloomberg Línea el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez.
Bolivia tiene el desafío de priorizar, a corto plazo, los sectores agropecuario, agroindustrial, forestal y maderero por su capacidad de generar inversión, producción y empleo, según la propuesta del IBCE, una entidad técnica sin fines de lucro que promueve el comercio exterior del país.
Además, destaca al turismo receptivo como un sector clave que debería recibir incentivos y eliminación de barreras burocráticas para impulsar las exportaciones.
Para garantizarlo, la nueva administración de Rodrigo Paz (centro-derecha), quien venció en las elecciones que pusieron fin a 20 años de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS), debe asegurar la seguridad jurídica, de mercados y de políticas públicas.
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Si se busca obtener resultados diferentes a lo visto, deben cambiar varias cosas: primero, la visión, y la actitud, para que a partir de ahí las acciones y estrategias estén acorde a las necesidades que impone la necesidad de luchar sostenida y sosteniblemente contra la pobreza, sobre la base del enorme potencial que tiene Bolivia para producir y exportar bienes y servicios
Gary Rodríguez, gerente general de IBCE.
Bolivia atraviesa una denominada “crisis multidimensional” causada principalmente por la caída de las exportaciones de gas natural, que históricamente le habían dado estabilidad.
Fue así que pasó a convertirse en un importador casi absoluto de diésel y gasolina (pasó de importar menos de US$190 millones en 2005 a un promedio de US$2.800 millones en los últimos años).
Con el aumento de las importaciones de combustibles y la escasez de dólares para el pago de la deuda externa, se redujeron sus reservas y se disparó la divisa estadounidense en el mercado paralelo.
A juicio de Gary Rodríguez, “la gran falla, el Talón de Aquiles del modelo en curso, fue descuidar el comercio exterior, particularmente, las exportaciones”.
Para dar el primer paso, Rodríguez dice que es clave “liberar las exportaciones de las restricciones que hay actualmente”, principalmente en alimentos.
Asimismo, “debe garantizarse la seguridad jurídica para atraer inversión extranjera y para que no sigan saliendo capitales nacionales hacia otros países o, mejor aún, para que vuelvan al país los que ya salieron”.
En este sentido, considera que pesarán mucho las “señales” que desde el inicio envíe el nuevo gobierno de Rodrigo Paz a los agentes económicos.
Exportaciones bolivianas se debilitan

En lo corrido del año hasta agosto pasado, de acuerdo a cifras recogidas por IBCE, las exportaciones bolivianas cayeron en comparación con el mismo período de 2024 un 3% en valor (-US$172 millones) y un 13% en volumen (cerca de un millón de toneladas), hasta los US$5.783 millones.
La mayor caída se registró en la exportación de hidrocarburos (-US$422 millones) y en soja y sus derivados (-US$114 millones), mientras que los minerales crecieron US$282 millones, lo que significó un avance del 10% en valor y 5% en volumen.
El sector minero está experimentando una recuperación este año ante las mejores cotizaciones a nivel internacional, lo que le ha llevado a incrementar su volumen de exportación en cerca de 77.000 toneladas hasta agosto, con un ingreso extra de US$282 millones frente al mismo período del año anterior.
Los minerales han sumado US$3.218 millones en exportaciones hasta el octavo mes de este año, aunque lejos de su registro hasta agosto de 2022, cuando habían ingresado US$4.649 millones.
Por otra parte, las Exportaciones No Tradicionales (ENT) -básicamente, agropecuarias, agroindustriales, forestales, madereras, manufactureras y artesanales- suelen ser más diversificadas, resilientes y con mayores mercados destinatarios que otros sectores que, como el hidrocarburífero y minero, dependen de pocos bienes y mercados.
IBCE señala que las ENT son impulsadas por una gran demanda mundial, especialmente en el rubro alimenticio que crece. De ahí que la posibilidad de ampliación de su oferta con mayores cultivos es un hecho.
“Lo que se opone a mayores niveles de agroexportación son los cupos y prohibiciones que suele dictar el Gobierno a fin de garantizar la oferta de alimentos a precios bajos en el mercado interno, algo que desincentiva el interés de invertir y producir más”, apuntó Rodríguez.
Falta de políticas para promover las exportaciones
“Las exportaciones del país han venido cayendo y no son suficientes para financiar con dólares las importaciones y el servicio de la deuda externa, lo cual es una consecuencia de la falta de políticas proactivas a favor de la exportación”, señaló el gerente del IBCE
Al contrario, apuntó, desde 2006 se han dado políticas para “bolivianizar” la economía (privilegiar el uso del boliviano) desincentivando de diversas formas la tenencia de dólares por parte del público.
De otra parte, desde fines del 2011 el tipo de cambio oficial se mantiene inalterado, al utilizarlo como un instrumento antiinflacionario, lo que, según Rodríguez, “incentivó la importación legal y el contrabando, provocando la salida de divisas al exterior”.
Con una moneda sobrevalorada -el ‘boliviano fuerte’ que se pretendió-, el resultado es que Bolivia adquirió una gran propensión a importar y el comercio internacional de bienes y servicios se tornó deficitario.
Gary Rodríguez, gerente general de IBCE.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), Bolivia registró un déficit comercial de US$496 millones a julio de 2025, pero empeoró el mes siguiente.
Sin considerar las reexportaciones y efectos personales, el déficit hasta agosto se profundizó hasta US$610 millones, dado que las exportaciones sumaron US$5.783 millones y las importaciones US$6.393 millones.
El déficit es el resultado de la caída de las exportaciones por US$172 millones, pese a que las importaciones cayeron mucho más (-US$310 millones).
Al ser la caída de las exportaciones menor que el de la de las importaciones, el déficit se amplió.
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Incentivar acuerdos comerciales

El IBCE aboga por que Bolivia suscriba acuerdos de libre comercio de “última generación” con países que tienen tres cualidades que el mercado local no puede brindar.
Estas cualidades que se deberían priorizar son ofrecer exposición a un enorme mercado, una alta capacidad de pago y buenas posibilidades de complementación (inversión, tecnología y know how administrativo).
“Nada mejor le puede pasar a una pequeña economía como la boliviana que hacer un gran acuerdo con tales características con megamercados como los de EE.UU., la Unión Europea, China y otros”, según Rodríguez.
Según explicó, “lamentablemente con Brasil no le va bien a Bolivia”, pese a que tiene un acuerdo de libre comercio desde el año 1997. Este acuerdo “le ha devengado un espantoso déficit comercial crónico por el proteccionismo de ese país, y las altas compras que Bolivia realiza de miles de productos brasileños, sin poner obstáculos”.
Bolivia, enclavada en el centro de Sudamérica, tiene un alto costo de realización para su oferta exportable.
Por lo anterior, el IBCE dice que toda medida que apunte a disminuir costos de producción, financieros, de logística y transporte, por una parte, así como también, dar acceso arancelario preferencial a los mercados externos, puede mejorar las posibilidades de competencia de los bolivianos.
El país por ahora se ha visto castigado por el “costo de mediterraneidad” que afecta negativamente su competitividad frente a otros.
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