Atrás han quedado los días en que llevar una falsificación o una réplica era algo reprobable en el mundo de la moda. ‘Sex and the City’ arrojó varios ejemplos y en 2017 Gucci y otras marcas se mofaron de la piratería al lanzar artículos que recuperaban la estética apócrifa. Pero fue la generación Z la que abrazó los llamados dupes y dejó claro que los artículos que se inspiran en otros de firmas de lujo están de moda.
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Los millones de videos en TikTok dedicados a la cacería de versiones alternativas (pero más baratas) de bolsos, perfumes y zapatos son otra prueba. Ni hablar del Wirkin, una bolsa que se vendió en Wal-Mart por US$78 cuyo diseño se asemejaba al famoso Birkin de Hermès.
Pero, ¿qué es exactamente un dupe? El término es una contracción de la palabra en inglés duplicate, es decir, un duplicado o una versión de un artículo con muchos elementos de otros más reconocidos. “Son productos muy similares pero no está la marca del producto que imitan”, explicó Claudia Cárdenas, especialista en derecho corporativo.
A diferencia de las imitaciones, réplicas o piratería, los dupes no incorporan logotipos ni otros elementos protegidos por las leyes de propiedad intelectual y derechos de autor, precisó Cardenas, integrante del Fashion Group International México. “Cualquier infracción a esos diseños protegidos por la ley se considera una falsificación”, apuntó.
De hecho, muchas marcas que comercializan duplicados, los ofrecen como diseños propios, pero son los videos de TikTok los que se encargan de revelar los grandes parecidos con las marcas y las versiones alternativas.
La popularidad de los dupes es tal que un estudio de Y Pulse, dedicada a la investigación de comportamientos de generaciones jóvenes, reveló que los millennials y la generación Z prefieren comprar estos artículos en lugar de las versiones originales. Un 67% de personas entre los 18 años y 39 años reconoció haber adquirido al menos un dupe, de acuerdo con el estudio de 2023.
El vacío legal que rodea a un dupe
Cárdenas señaló que los dupes técnicamente no son artículos apócrifos, pero se encuentran en una “zona gris del derecho” debido a que no infringen el uso de una marca registrada y muchas firmas que los incorporan los comercializan como diseños propios. “Al no estar utilizando la marca o cuestión de propiedad intelectual entonces no está tipificado con una sanción en la ley”.
Pese a encontrarse en esa delgada línea, los dupes ya han sido objetos de demandas. Steve Madden, una firma de calzado y accesorios reconocida por comercializar a bajo costo artículos con gran parecido a los de marcas de lujo, ha recibido desde notificaciones hasta demandas de firmas como Stella McCartney, Aquazzura, Dr. Martens o Valentino por lanzar modelos muy parecidos a los originales.
En agosto de 2024, una corte en Dinamarca prohibió a la marca continuar la comercialización de un modelo de calzado que tenía gran similitud con uno de Ganni, la firma danesa de lujo progresivo que se ha convertido en una sensación mundial.
Aunque los dupe también sobresalen por sus reducidos precios en comparación con los artículos originales que los han inspirado, el fenómeno va más allá del poder adquisitivo. La investigación de y Pulse señaló que 60% de los encuestados compraría un dupe aún si contara con los recursos para adquirir una versión de lujo.