¿Son los Labubu una amenaza para los bolsos de lujo? Esto dicen los expertos

Los muñecos de Pop Mart detonaron la tendencia de los charms, pero el frenesí podría afectar la imagen de los bolsos de marcas de prestigio.

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Labubu
Por Isaac Garrido
24 de septiembre, 2025 | 07:00 AM

Los Labubu han marcado un nuevo episodio para la moda y, curiosamente, para el sector de lujo. Lo populares muñecos colgantes de la compañía china Pop Mart llevaban años en el mercado, pero bastó que figuras del k-pop los llevaran en sus bolsas para que los personajes de sonrisa pronunciada y colmillos afilados se convirtieran en una sensación. El resto es historia.

Hoy, estas figuras de peluche cuelgan de todo tipo de bolsos incluidos los codiciados Birkin de Hermès. Incluso se convirtieron en el centro de atención cuando la tenista Naomi Osaka llevó unas versiones personalizadas con cristales colgando de su maleta deportiva durante el pasado US Open.

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Desde la moda han llamado a esta tendencia una nueva versión del “efecto Jane Birkin”, la actriz que dio nombre a uno de los bolsos icónicos de Hermès y que destacaba por personalizar y dar un toque único a sus prendas como una expresión individual. Sin embargo, los expertos del mundo de la moda advierten que llevar un Labubu podría afectar la reputación de un bolso de lujo.

“Jane Birkin ponía una acumulación de cosas reales a su Birkin. En cambio, esto es de golpe, masivo y que cualquiera puede tenerlo”, dijo a la edición española de Vanity Fair Pilar Escolano, consultora y especialista en Visual Merchandising y Escaparatismo.

Erea Louro, autora del libro “Iconos de estilo: de Cleopatra a Zendaya”, es más contundente. “No todos los modelos (de bolso) tienen ese carisma ‘Birkin style’ que aguanta una ristra de colgantes”, señaló a la publicación. “Un charm puede ser el detalle perfecto o un exceso innecesario”, añadió.

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Sobre los efectos de los adornos en el valor del bolso, explicó que “en el mercado de reventa, definitivamente sí” sucede, pero en términos de estilo, depende del criterio de quien los elija.

Bolsa Speedy Bandoulière 25 de Louis Vuitton

El fenómeno de los colgantes y la personalización

Creados hace 10 años por el artista hongkonés Kasing Lung, los Labubu se habían mantenido con presencia en el mercado asiático en forma de diversos productos, en su mayoría juguetes coleccionables, hasta que el año pasado su popularidad estalló.

El fenómeno de ventas catapultó a Pop Mart a nivel global y apenas en julio Morgan Stanley calificó a la compañía como una de las marcas globales de más rápido crecimiento con un valor de mercado de unos US$43.000 millones, de acuerdo con Bloomberg.

En la moda, se convirtieron en un referente de la personalización, un elemento que en los últimos años se ha extendido más allá del lujo y que hoy se materializa en la comercialización de llaveros, colgantes, cadenas y todo tipo de accesorio que sirva para marcar la diferencia con un toque personal. “Nos gusta sentir que personalizamos, pero sin perder el marco de lo aspiracional”, señaló Louro.

Los colgantes y otro tipo de accesorios pequeños como llaveros y etiquetas identificadoras no son nuevas en el mundo del lujo. Louis Vuitton los vende desde hace años, Hermès vende por US$700 sus charms en forma de caballo desde hace años y en 2014 Fendi anotó un éxito cuando lanzó los Karlito, una serie de charms que replicaban la imagen de Karl Lagerfeld.

El lujo apuesta por pequeños artículos

Los Labubu han acercado esa idea al mercado masivo y todo tipo de marcas han aprovechado la tendencia. Coach, por ejemplo, lanzó una línea entera de cadenas, llaveros y colgantes que han detonado cuentas en redes dedicadas a la personalización. “Las marcas han entendido perfectamente que si el consumidor va a llenar el bolso de colgantes, mejor con los suyos”, compartió Louro a Vanity Fair.

El ascenso de ese tipo de artículos no es al azar, un estudio de Bain & Co. reveló que cada vez es más común que las marcas de lujo incorporen accesorios más pequeños y asequibles para atraer nuevos clientes. “Esta infantilización va de la mano de lo precario, de la falta de poder adquisitivo en el que uno se consuela con este tipo de compras dado que es a lo que puede llegar a tener acceso”, opinó Escolano.

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