Bloomberg Línea — El tercer flujo migratorio en Latinoamérica y el Caribe de los últimos 10 años tiene como protagonista a los países centroamericanos. La razón: están acogiendo a los viajeros que se movilizaban de sur a norte para llegar a Estados Unidos y a quienes se están devolviendo desde México hacia el sur sin tener claro su destino, a raíz de las políticas de Donald Trump.
“El denominado tapón del Darién ya no solo es del Darién, sino que es de México y Centroamérica. Un tapón, literalmente”, dijo Juan Navarrete, promotor de derechos humanos desde hace tres décadas y abogado de Amnistía Internacional, para explicar las particularidades del flujo migratorio originado el pasado 20 de enero a Bloomberg Línea.
¿Por qué un tapón? Por dos razones, según el experto. La primera guarda relación con las restricciones migratorias en Panamá, que están llevando a quienes se dirigen hacia el sur del continente a oscilar en México, Guatemala, Honduras y Costa Rica.
La segunda tiene que ver con la imposibilidad de algunos migrantes de regresar a sus países de origen, entre ellos, los ciudadanos venezolanos que tienen sus pasaportes vencidos y no pueden renovarlos debido a la falta de consulados.
“En el caso de los venezolanos, la mayoría de estos países, a excepción de México, no tiene consulados, y los cónsules son los que, por mandato del derecho internacional, de la Convención de Viena, deben proteger a sus connacionales en los países extranjeros. Entonces no hay cómo tramitar, ordenar y gestionar esa migración. Yo creo que el impacto se va a sentir ahí, entre México y Centroamérica”, sustentó Navarrete.
También hay quienes están considerando solicitar asilo en Centroamérica y permanecen a su suerte al ser trasladados mediante vuelos desde Estados Unidos hacia países como Panamá. Otros más siguen a merced de coyotes, pagando viajes de regreso en lancha a Colombia para evitar una nueva travesía por El Darién.
Leer más: Los migrantes revierten la ruta y los coyotes les cobran US$550 por alejarles de EE.UU.
Un reporte suministrado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) a Bloomberg Línea, con corte al pasado 28 de febrero, le da la razón a Navarrete. Una de sus gráficas evidencia que el flujo migratorio hacia el sur del continente por rutas irregulares a través de Guatemala, país que limita con México, incrementó en las últimas semanas, desde que Donald Trump regresó a la Casa Blanca. Pasó del 10 al 65%.

“En Centroamérica, la OIM continúa registrando flujos crecientes de norte a sur, con un 65% de migrantes registrados en rutas irregulares en la última semana viajando hacia el sur en Guatemala, reportando intención de llegar a Colombia y Venezuela, o buscar asilo en alguno de los países de tránsito de Centroamérica”, especificó el documento.
El primer momento migratorio de la región comenzó en 2015, cuando estalló la crisis humanitaria y económica en Venezuela, razón que llevó a casi ocho millones de ciudadanos a abandonar el país, según la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), la mayoría hacia Colombia y el sur del continente: Ecuador, Perú, Brasil, Uruguay, Argentina y Chile.

Y segundo flujo migratorio empezó en 2020, en plena pandemia, y tuvo como principal característica que fue hacia el norte. Los viajeros encontraron en El Darién —una selva entre Colombia y Panamá que hasta hace años parecía intransitable— un corredor hacia Estados Unidos.
“En marzo de 2020, solo Necoclí, Colombia, llegó a tener hasta 50.000 personas de un solo golpe. Claro, la mayoría en ese momento eran venezolanos (70%), pero además había migrantes de otros países sudamericanos, al igual que africanos y asiáticos”, comentó Navarrete.
Migrantes venezolanos, entre los más afectados
Un informe del Instituto Nacional de Migración de Panamá reflejó que el número de viajeros de atravesando la selva del Darién para intentar llegar a Estados Unidos se redujo en 99%, al pasar de 37.000 en febrero del año pasado a 408 en el mismo periodo de 2025.
Respecto al “flujo inverso”, es decir, “a todo extranjero que, proviniendo de Panamá, manifestó su intención de regresar a su país de origen”, Migración Colombia registró 475 casos, de los cuales 474 de migrantes venezolanos y 83 menores de edad no acompañados, con corte al 15 de febrero.
Los ciudadanos venezolanos, como mencionó Juan Navarrete y evidenció Migración Colombia, figuran entre los más afectados con las medidas migratorias de la nueva administración estadounidense.
Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, ahondó en esta problemática en diálogo con Bloomberg Línea.
“Los migrantes venezolanos hacen parte del discurso de algunos presidentes, incluyendo el presidente Petro, pero en la práctica, para poder ingresar a Colombia, se les está exigiendo un tiquete de regreso a su país”, comentó.
En Ecuador sucede algo similar: el presidente Daniel Noboa, que criticó a Nicolás Maduro por amenazar con no recibir sus connacionales deportados desde Estados Unidos, derogó un decreto que otorgaba amnistía migratoria a los ciudadanos venezolanos y ordenaba al Ministerio del Interior regularizarlos.
Leer más: Daniel Noboa deroga decreto que otorgaba amnistía migratoria a venezolanos en Ecuador
“En Costa Rica se les está pidiendo los migrantes venezolanos que se están movilizando de norte a sur un tiquete de avión si quieren volver a su país de origen”, agregó Rodríguez. ”Y muy seguramente no tenían planeado comprar un tiquete para llegar a Venezuela, sino que lo planeaban hacer por tierra”.

Quienes no tienen pasaporte o dinero para un avión, pero tampoco quieren volver a cruzar El Darién para retornar, están tomando lanchas desde Costa Rica y Panamá hasta el Golfo de Urabá en Colombia, comentó Gracy Pelecani, profesora de la Clínica Jurídica para Migrantes de la Universidad de los Andes a Bloomberg Línea.
“La población migrante siempre se mueve y cuando hay cierres de frontera, empieza a moverse por mar y no por tierra, y estas son las rutas más peligrosas. La clínica ha acompañado y ha estado muy pendiente de algunas lanchas que han desaparecido”.
Lo dicho por Pelacani es confirmado por ciudadanos venezolanos mediante grupos en WhatsApp donde brindan información acerca de estos recorridos y se envían mensajes de aliento en medio de las dificultades.
“Es una tranquilidad que no tiene precio llegar a Necoclí”, escribió uno de ellos, a propósito de la travesía en lancha para regresar a Colombia. “Ni aunque me pagaran $5.000 semanales, me quedaba un día más en México”, comentó otro. Ambos testimonios fueron recopilados por la BBC.
Pero hay una agravante: conforme cambian las dinámicas de migración, también lo hace la “oferta de servicios” de las estructuras que trafican con viajeros irregulares.
“Grupos armados como el Clan del Golfo, que dominan el tráfico de personas en el tapón del Darién, no van a decir: ‘Qué pena, se nos se terminó el negocio’. Al igual que una empresa, van a buscar alternativas para ofrecer los servicios para los cuales hay una demanda. Una pregunta interesante es qué va a pasar con las organizaciones que trafican personas y personas migrantes en particular, qué tipo de servicios van a ofrecer ahora que migración es de regreso”, expuso Pelacani.

Ahora bien, la realidad de los venezolanos que quieren regresar a su país contrasta con la de quienes, pese al limbo migratorio en el que se encuentran sus connacionales, quieren salir en busca de oportunidades.
“Todavía hay una proyección de salida importante, sobre todo de los jóvenes, de la población entre los 18 y los 25 años”, sostuvo Ronal Rodríguez.
Y existen dos razones para querer irse de Venezuela: la falta de acceso al sistema educativo y de acceso al sistema de salud. Los jóvenes están saliendo para cubrir los gastos médicos de sus padres y abuelos, aunque cada vez son más costosos y están siendo pagados en dólares.
El traslado de migrantes de EE.UU. a Panamá
Además de los migrantes que están regresando al sur ante la imposibilidad de ingresar a Estados Unidos, hay otros que ya en territorio norteamericano están siendo deportados por la administración de Trump a sus países de origen o trasladados a segundos países, como Panamá, para que se encarguen de repatriarlos, con el apoyo de la OIM.
“A solicitud de los funcionarios locales, la OIM está prestando un apoyo esencial a las personas recientemente removidas de los Estados Unidos. La OIM colabora con los funcionarios locales para prestar asistencia a los afectados, apoyando el retorno voluntario de quienes así lo solicitan e identificando alternativas seguras para los demás”, detalló un vocero de esta organización a Bloomberg Línea.
Pero, ¿por qué Estados Unidos no los deporta directamente a sus lugares de origen? Porque son países “abiertamente autoritarios, dictatoriales, como China, Afganistán, Venezuela, Nicaragua, Cuba, por ejemplo”, explicó Juan Navarrete.
En ese sentido, es probable que algunos países se nieguen a recibir sus ciudadanos deportados, como amenazó Nicolás Maduro en la última semana en el caso venezolano, razón por la que Estados Unidos se lava las manos trasladándolos a destinos como Panamá, pero también que algunos migrantes desistan voluntariamente de regresar a sus lugares de origen, debido los riesgos que corren.

Prueba de lo que está ocurriendo fue la decisión tomada por el Gobierno panameño el 8 de marzo: otorgar un permiso humanitario de 30 días para permanecer en el país, con posibilidad de prórroga a 90 días, a 112 migrantes indocumentados trasladados desde Estados Unidos y que ahora permanecen a la deriva.
Los migrantes son originarios de Afganistán (9), Angola (1), Camerún (21), Eritrea (2), Etiopía (6), Irán (24), China (12), Nepal (10), Nigeria (5), Pakistán (2), Rusia (2), Sri Lanka (1), Somalia (2), Uzbekistán (6), Ghana (2) y Vietnam (7).
Respecto a los migrantes venezolanos, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, propuso a Colombia servir como puente para que luego puedan regresar a su país de origen. Y aunque es una opción, ahora mismo no es una prioridad para el Gobierno del presidente Gustavo Petro.
“Nosotros tenemos una prioridad y es retornar al país a todos nuestros connacionales, eso pasa también con conversaciones que hemos tenido con el Gobierno de Panamá y de Venezuela para ver cómo nos articulamos mejor, pero hoy la prioridad son los ciudadanos colombianos que quieren retornar”, comentó la canciller Laura Sarabia en conversación con la prensa.
Entonces, ¿por qué Panamá, Costa Rica y Guatemala están aceptando recibir migrantes de otras nacionalidades? Los expertos consultados coinciden en que seguramente Trump está usando este tema como carta de negociación en la región, aunque no hay certeza de qué es lo que se está negociando.
La pregunta, como explico Hannah Flamm, directora interina de políticas del Proyecto Internacional de Asistencia a Refugiados (IRAP, por sus siglas en inglés), una organización con sede en Nueva York, es hasta cuándo algunos países seguirán cooperando con Estados Unidos en estos traslados.
“No sé hasta dónde va a llegar la cooperación con Trump en un proceso que viola muchas leyes y los derechos los migrantes. Y como abogados defendiendo los derechos de los inmigrantes en Estados Unidos, queremos ver resistencia”, manifestó a Bloomberg Línea.
Navarrete coincidió en ello, agregando que las deportaciones masivas no solo pueden someter a condiciones de vulnerabilidad y de revictimización, sino que están prohibidas en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de Viena en 1951 y la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados en 1984.
¿Qué esperar de Trump las próximas semanas?
IRAP es una de las organizaciones que ha asistido jurídicamente a los inmigrantes en Estados Unidos, incluso ha demandado a la administración Trump por presuntamente violar el derecho al debido proceso, entre otros, al enviar ciudadanos venezolanos en condición irregular a la base naval de Guantánamo, en Cuba.
Leer más: Familiares de venezolanos en Guantánamo demandan a Gobierno de Trump y relatan su pesadilla
Y su vocera, Hannah Flamm, explicó a este medio que si bien es muy pronto para calcular el curso que tomarán las políticas antiinmigrantes de Trump, dentro de poco contará con más recursos para sacarlas adelante.
“Lo que Trump está haciendo ahorita es dar énfasis a su poder y a sus intenciones, pero lo está haciendo sin los recursos, sin los fondos del Gobierno estadounidense, que pronto tendrá. Va a haber un presupuesto del Congreso, en días o semanas, que va a cambiar el nivel de lo que Estados Unidos puede hacer”, comentó.

A su juicio, los vuelos con deportados a Guantánamo, Panama y Costa Rica, así como a México por vía terrestre, es una especie de “teatro” para transmitir que está cumpliendo sus promesas de campaña. Sin embargo, sus decisiones frente a este tema dependerá de cómo se pondere una disputa interna entre el partido político de Trump.
“Hay ciertas personas en esta administración que buscan deportar a toda la gente posible bajo una agenda racista, es lo único que les importa. Hay otros que buscan avanzar en el bienestar de las personas en los Estados Unidos que votaron por Trump. Y hay un conflicto entre esas agendas porque el impacto económico de la deportación masiva hace daño a los constituyentes de Trump, de los republicanos”.
Lo cierto, hasta el momento, es que Trump está “criminalizando” a los migrantes para argumentar las deportaciones masivas, además de los traslados a Guantánamo, aludiendo a antecedentes penales “casi que inventados” y conexiones con el Tren de Aragua que no han sido comprobadas, conforme con Flamm.
“Es ilegal trasladar a Guantánamo a inmigrantes de los Estados Unidos con o sin antecedentes criminales, con o sin antecedentes de terrorismo. No importa, no es legal, el gobierno está violando la ley, está derrumbando el Estado de derecho y está violando los derechos de estas personas con estos traslados. Eso es esencial entenderlo”.