Buenos Aires — El anuncio del acuerdo entre Argentina y Estados Unidos para “profundizar la cooperación bilateral en comercio e inversión” generó una fuerte expectativa en el sector privado argentino, aunque aún subyacen interrogantes sobre su impacto real ante la ausencia de los detalles del entendimiento.
Por lo pronto, el acuerdo marco no hizo referencia al gravamen del 50% que EE.UU. actualmente aplica al ingreso de aluminio extranjero, siendo uno de los principales productos exportados desde Argentina a ese país.
La noticia fue comunicada desde la Casa Blanca y luego replicada por la administración de Javier Milei. De acuerdo con lo informado, busca impulsar el crecimiento a largo plazo, ampliar oportunidades y establecer un marco “transparente y basado en normas” para el comercio y la innovación.
Las claves del acuerdo
Para el economista Miguel Kiguel, el núcleo del acuerdo es institucional más que comercial. Según su visión, lo anunciado contribuye a reforzar la seguridad jurídica, especialmente en temas como propiedad intelectual y patentes, que han sido históricamente puntos sensibles para Estados Unidos en su relación con Argentina.
“El acuerdo hace más fuertes estos temas y los vuelve menos vulnerables a los lobbies locales”, analizó Kiguel.
“Obviamente, también mejora el hecho de que Argentina probablemente va a tener más acceso en carnes y en algunos otros productos, pero lo más importante es la parte institucional y la seguridad jurídica de este acuerdo. Se debe tener en cuenta que estos acuerdos no violan los acuerdos de Mercosur porque en realidad no toca el tema tarifario”, explicó.
Gilberto Aranda, analista internacional, destacó en declaraciones a Bloomberg Línea que el anuncio funcionó como un “premio a la fidelidad” argentina hacia la agenda estadounidense, pero advirtió que el impacto real dependerá de conocer los detalles concretos. En su visión, el acuerdo fue comunicado en términos genéricos y la clave estará en saber qué productos o sectores tendrán mejoras tangibles.
Nicolás Saldías, de the economist intelligence unit, resaltó que el acuerdo comercial “parece favorecer más a Estados Unidos porque Argentina abre su mercado a productos estadounidenses en mayor medida que a la inversa”.
“Algunos sectores argentinos se verían beneficiados por el acuerdo, como el farmacéutico, el ganadero y la minería como el litio y uranio. Sin embargo, más allá del intercambio comercial, el acuerdo refleja un acercamiento en regulaciones y estándares que facilitará la inversión de empresas estadounidenses en Argentina. Una mayor coordinación regulatoria entre ambos países ayudaría a que Argentina resulte más atractiva para los inversionistas norteamericanos”, pronosticó.
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De acuerdo con su punto de vista, “otro factor a tener en cuenta es que las reformas que Argentina se compromete a implementar en el acuerdo son, en gran medida, las reformas que Milei ya busca impulsar”. “Esto le da un impulso adicional a avanzar con las reformas pro-mercado en el Congreso”, subrayó.
La reacción empresarial
La Sociedad Rural Argentina destacó el anuncio y afirmó: “Hace tiempo venimos apoyando toda iniciativa que represente una mayor presencia de los productos locales en el mundo”.
“Aguardamos los detalles finales del acuerdo para determinar qué impacto tendrá el mismo en la cadena agroindustrial”, manifestó la entidad en un comunicado.
Por su parte, AmCham Argentina evaluó que el acuerdo constituye “una señal contundente de confianza mutua y de la visión estratégica compartida hacia una mayor apertura e integración con las economías occidentales”.
“En un contexto global cada vez más fragmentado, competitivo e incierto, este paso demuestra que nuestro país tiene las condiciones necesarias para volver a ocupar un rol protagónico en el comercio internacional”, remarcó.
“El acuerdo anunciado abre la puerta a la consolidación de un canal bilateral de incentivos que permitirá dinamizar el comercio exterior, facilitar el intercambio y fortalecer el acceso a un mercado clave como el de los Estados Unidos. La potencial eliminación de barreras arancelarias y paraarancelarias mejorará la competitividad del sector exportador argentino, impulsando su internacionalización y posicionando al país como un destino atractivo para nuevas inversiones, especialmente en sectores estratégicos”, expresó.
Ante la consulta de Bloomberg Línea, desde la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) opinaron que “el acuerdo anunciado por los gobiernos de ambos países, con opinión cautelosa hasta que se conozcan los detalles del mismo, podría impactar positivamente en el país, el permitir disminuir el costo de ciertos productos importados, abarataría parte de los productos finales”.
“Al mismo tiempo, permitiría reducir costos burocráticos al eliminar la necesidad de establecer controles sobre determinados productos que ya están autorizados en EEUU (la ANMAT dejará de exigir revisiones completas para fármacos ya aprobados por la FDA, lo que acelerará plazos y abrirá el mercado local a más medicamentos importados; el acuerdo también obliga a revisar criterios de patentabilidad y resolver demoras en otorgamiento de patentes)”, puntualizaron.
La entidad estimó que “también permitiría la introducción de algunos productos en EEUU, liberaría su entrada en el caso de la carne y aseguraría, además, el respeto por la propiedad intelectual”.
“A partir de lo que se conoce, se entiende que favorecería el ingreso de empresas en distintos sectores sobre todo en minería y oil and gas”, proyectó.
Además, apuntó: “Lo que sí puede leerse a primera vista, es que es otra forma más de respaldar el proyecto político-económico del gobierno argentino de parte del gobierno de Estados Unidos (Ecuador, Guatemala y El Salvador lograron acuerdos similares comerciales que Argentina)”.
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Este medio también consultó a la Unión Industrial Argentina (UIA), pero no recibió respuesta inmediata, mientras que la productora de aluminio argentina Aluar declinó hacer comentarios sobre una potencial exención para la Argentina para el ingreso del metal a Estados Unidos.
Un acuerdo bajo tensión geopolítica
El entendimiento se da en un momento en que Estados Unidos y China mantienen una disputa comercial profunda. Un informe reciente de la consultora PxQ señaló que el país mantiene un déficit comercial persistente con China, mientras que con Estados Unidos logró revertir la balanza en los últimos dos años.
En las importaciones, se observa una tendencia clara: China gana terreno como proveedor de bienes industriales y tecnológicos, al desplazar gradualmente a Estados Unidos en varios segmentos. Esto sugiere que Washington busca recuperar espacio en la región, y particularmente en Argentina, donde la industria y la infraestructura presentan oportunidades estratégicas.
La geopolítica también juega en las exportaciones. China absorbe más del 40% de la carne y el cuero bovino argentino, frente al 9,3% que llega a Estados Unidos. Ese desbalance abre la posibilidad de que el acuerdo mejore el acceso de la carne argentina al mercado estadounidense, especialmente luego de declaraciones recientes de Trump sobre la voluntad de expandir importaciones.
A eso se suman los servicios basados en conocimiento, cuyo flujo hacia Estados Unidos crece desde 2021 y podría acelerar bajo un marco más claro y estable.
En materia de inversión extranjera directa, Estados Unidos ya es el actor más relevante: su stock se concentra en minería, energía y manufactura, mientras que China focaliza en intermediación financiera y construcción. El acuerdo podría consolidar esa tendencia, con incentivos a la llegada de capital en sectores alineados a la transición energética y las cadenas de valor estratégicas.
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