Buenos Aires — En Argentina se identifican al menos 18 proyectos de cobre que pueden acumular, para su desarrollo, inversiones superiores a los US$15.000 millones, según informes de la Secretaría de Minería y de la Cámara Argentina de Empresas Mineras. Son apuestas a largo plazo, pero las dificultades que presenta el país en términos de macroeconomía y seguridad jurídica plantean interrogantes respecto de que se pueda desarrollar ese potencial.
Esto ocurre en un contexto de crecimiento de la demanda de cobre en el mundo. Un informe de IDEA estima que el 70% del cobre necesario a 2040 aún no está producido (IEA). El metal rojo es clave en la transición energética por su alta conductividad eléctrica y térmica.
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Tras el cierre de la mina La Alumbrera en 2018, las exportaciones de cobre en Argentina se redujeron drásticamente y apenas superan los US$3 millones anuales, con un solo proyecto (en Jujuy) en producción. Una realidad opuesta a la de Chile, país con el que comparte la Cordillera de los Andes, y que exporta por más de US$50.000 millones al año, cifra superior al complejo agroexportador argentino.
De avanzar la construcción de los proyectos más avanzados, el cobre podría ser el principal mineral metalífero de exportación en Argentina, superando los US$10.000 millones anuales para 2035.
Luis Lucero, secretario de Minería, pronosticó que la próxima producción a gran escala comenzará en 2029. Se refirió a Josemaría, una de las dos minas de Vicuña, la empresa conformada por Lundin Mining y BHP, la mayor minera del mundo.
El avance de esta inversión se aceleró con la llegada del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), promovida por el presidente Javier Milei para el desarrollo de sectores estratégicos como la energía y minería. Vicuña presentó estimaciones de producción prometedoras y prepara para este año su inscripción al régimen. En el Gobierno argentino creen que será la más importante. Según una persona de la empresa que pidió no ser identificada, los beneficios que establece el RIGI casi que duplican la rentabilidad proyectada por la compañía.
Los tiempos que dispone el RIGI, vigente por dos años con posibilidad de extenderse por uno más, y la exigencia de invertir el 40% de lo comprometido en los primeros dos años, es uno de los factores que impide un ingreso mayor de este tipo de iniciativas.
Según un importante empresario del sector, que pidió no ser identificado, los proyectos con más posibilidad de ingresar al RIGI y avanzar con el desarrollo en el corto plazo son seis: Vicuña (Josemaría + Filo del Sol, del joint venture entre Lundin Mining y BHP, provincia de San Juan), Los Azules (McEwen Mining, San Juan), Taca Taca (First Quantum, Salta), Pachón (Glencore, San Juan), Mara (Glencore, Catamarca) y San Jorge (Solway Investment + Aterra Capital, Mendoza).

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La mirada de un inversor extranjero
Michael Mending es el vicepresidente y gerente general de McEwen Copper, que desarrolla en Argentina el único proyecto de cobre que se ha anotado al RIGI: Los Azules, en la provincia de San Juan.
“La confianza no se genera solo a través de una ley, y no es algo que viene rápido. Han habido muchas desilusiones que han vivido los inversores en décadas y hay que recuperar esa confianza. Y eso toma su tiempo”, explicó Mending. La inscripción al RIGI ha sido por US$227 millones para llevar a cabo la exploración.
“Creo que el Gobierno está en el camino indicado. Y en San Juan ya estamos viendo hace mucho tiempo que los gobiernos toman a la minería como una política de Estado. Vemos también una gran aceptación que la minería puede ser un motor importante para la Argentina también a nivel nacional”, agregó el empresario.
Análisis jurídico
Para Nicanor Berola, consejero del estudio jurídico PAGBAM, el RIGI ha ayudado a captar inversiones mineras. Pero agrega que sería importante “rever cierta normativa nacional que permita alentar aún más las inversiones de cobre, destacamos entre algunas”. Entre esas normativas, menciona las retenciones, las regalías y las Ley de Glaciares.
Respecto a por qué aún no se ve un boom de inversiones, Berola agregó: “Los proyectos de Cobre requieren de inversiones de capital, por lo general, superiores a los proyectos de litio e involucran tiempos de exploración y explotación muy largos, por lo que es natural que la decisión para su inversión se tome con mayor tiempo”.
En la comparación con Chile, para Berola, los motivo por los cuales el país vecino sí pudo desarrollar el potencial minero radica principalmente en “la estabilidad económica, libre disponibilidad de divisas y sobre todo que tienen una cultura minera”.
“Son un país minero, Chile ha logrado desarrollar una red de proveedores que se encuentra a la altura de sus proyectos mineros, ha desarrollado la infraestructura necesaria para su explotación y ha desarrollado una ‘cultura minera’ por el cual la gran mayoría del pueblo chileno entiende que es un sector fundamental del progreso de su país”, dijo.
El empresario argentino
Manuel Benítez, presidente de la Cámara de Proveedores Mineros y VP de Asuntos Públicos de Abrasilver, sostiene que “Argentina está en el mejor momento, porque ha madurado bastante la consolidación de lo que significa la seguridad jurídica para la inversión extranjero en cualquier lugar del mundo, y la verdad es que hoy el plexo normativo de la Argentina enriquecido por el RIGI ha generado una palpable seguridad jurídica para las inversiones”.
Sobre los tiempos del RIGI, afirmó: “A pesar de ser un plazo corto, en dos o tres años puede generar un avance positivo, y así lo están entendiendo las compañías que están trabajando aceleradamente a tambor batiente para poder cumplir con lo que la ley manifiesta”.