Bloomberg — El máximo tribunal de Argentina marginó a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner de las elecciones, marcando probablemente el comienzo de una nueva era política en la segunda mayor economía de Sudamérica.
Apenas una semana después de que el archirrival del presidente Javier Milei anunciara su candidatura en unas elecciones clave de mitad de mandato, el Tribunal Supremo prohibió a la líder de la oposición ocupar cargos públicos de por vida, lo que supone una importante victoria política para Milei, que trabaja para convencer a los inversores de que Argentina está cambiando.
El fallo obliga al peronismo, la fuerza política dominante del país durante décadas, a reinventarse, al tiempo que deja a Milei sin su adversario más emblemático en una nación cada vez más polarizada.
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“Durante la última década y media, la política argentina se ha reorganizado bajo dos polos muy fuertes”, dijo Joaquín Bagues, director gerente de la correduría local Grit Capital Group. Kirchner y el expresidente pro-mercado Mauricio Macri “fueron el sol para sus respectivos partidos, y ahora estamos entrando en una nueva era”, dijo.
El máximo tribunal argentino confirmó la condena de Kirchner en 2022 por cargos de corrupción, confirmando una pena de seis años de prisión y la prohibición de por vida de ocupar cargos públicos, según documentos judiciales. Los tres jueces en ejercicio fallaron por unanimidad. Los dos escaños restantes del tribunal siguen vacantes tras los intentos fallidos de Milei de nombrar aliados.
Ahora con 72 años, Kirchner tiene cinco días para presentarse a la sentencia final. Puede optar al arresto domiciliario y es poco probable que cumpla condena en prisión.
Kirchner ha negado durante mucho tiempo haber actuado mal y ha denunciado la sentencia como motivada políticamente. Hablando frente a la sede de su partido, afirmó que la elite gobernante teme la capacidad del peronismo de ofrecer una alternativa una vez que el gobierno de Milei “se desmorone”. Anticipándose al veredicto, simpatizantes del partido y sindicatos bloquearon las principales autopistas de Buenos Aires, quemando neumáticos y tocando tambores.
“Pueden enviarme a la cárcel, pero la gente seguirá teniendo salarios de miseria o perderá sus empleos”, dijo Kirchner, convocando a sus bases a movilizarse.
Kirchner, una figura del peronismo desde hace mucho tiempo, había anunciado recientemente su candidatura a un escaño legislativo en la provincia de Buenos Aires en septiembre, un barómetro para las elecciones de mitad de mandato de octubre. Algunos expertos creían que la medida podría haberle concedido inmunidad o al menos retrasado los procedimientos judiciales, pero el fallo del tribunal eliminó esa posibilidad.
Por el contrario, muchos creen que su candidatura aceleró la decisión del tribunal antes de la fecha límite de julio para el registro de candidatos.
“Esta sentencia tiene un calendario electoral maravilloso”, dijo en alusión al momento elegido.
Vacío político
Sigue sin estar claro quién llenará el vacío que ella deja. Ninguno de sus aliados más cercanos, incluido su hijo, el legislador Máximo Kirchner, encuesta cerca de ella. Aunque dividida, Kirchner sigue siendo una de las figuras políticas más reconocidas de Argentina, con un 33% de aprobación, muy lejos del 50% de Milei, según una reciente encuesta de LatAm Pulse realizada por AtlasIntel para Bloomberg News.
“La gran incógnita ahora es cómo podrá Kirchner aferrarse al liderazgo del peronismo una vez que pierda la principal herramienta que siempre ha utilizado para ejercer el poder, que es presentarse a las elecciones y demostrar su apoyo en las urnas”, dijo Alejandro Catterberg, director de la encuestadora Poliarquía en Buenos Aires. “Ella ya no tiene esa posibilidad”.
La relación de Kirchner con el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, exministro de Economía y protegido desde hace mucho tiempo, se ha vuelto tensa. Él la desafió desvinculando las elecciones provinciales de las nacionales, un movimiento visto como un intento de impulsar sus propias perspectivas. En una entrevista televisiva la semana pasada, Kirchner criticó la decisión, exponiendo las fisuras dentro del movimiento. Ambos se reunieron por primera vez en meses tras el anuncio, según los medios locales.
Sin embargo, Kicillof, el exministro de Economía Sergio Massa e incluso el expresidente Alberto Fernández se apresuraron a apoyar públicamente a Kirchner, tanto en persona como en las redes sociales.
Mientras tanto, Milei celebró desde Israel, donde se encuentra en una gira internacional reuniéndose con líderes mundiales. “La república funciona”, escribió en X, añadiendo críticas a políticos y periodistas corruptos que habían sugerido previamente que había hecho un pacto secreto con Kirchner después de que fracasara en el Congreso un esfuerzo legislativo para impedirle ejercer el cargo.
Para muchos inversores, Kirchner ha representado durante mucho tiempo la fuerza política más desestabilizadora de Argentina. Como presidenta de 2007 a 2015, impuso controles de capital y de divisas, registró grandes déficits, manipuló datos, elevó los aranceles e incumplió deudas. Aunque su marido, Néstor Kirchner, había iniciado la marca populista del peronismo de la pareja, fue Cristina quien se convirtió en el rostro perdurable del movimiento.
Cuando Macri llegó al poder en 2015, el kirchnerismo parecía en declive. Pero regresó en 2019 como vicepresidenta de la mano de su sucesor, un mandato marcado por la profundización de los controles económicos y el empeoramiento de la confianza de los inversores. La victoria de Milei en 2023 sobre el ministro de Economía de Fernández marcó una ruptura decisiva.
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Kirchner sigue siendo una figura polarizadora. Sobrevivió a un intento de asesinato en 2022 y se enfrenta a varios otros casos de corrupción. En marzo, el gobierno estadounidense le prohibió la entrada al país a ella y a su familia inmediata debido a su condena.
“Ahora la pelota está en el tejado de Milei”, afirmó Mariel Fornoni, de la empresa de sondeos Management and Fit. “Si Milei consigue reactivar la economía y mantiene baja la inflación, el peronismo no tiene ninguna posibilidad. Pero si el gobierno tiene dificultades, podría haber una oportunidad de crecimiento para el peronismo.”
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