Buenos Aires — En Argentina, la estructura impositiva alcanza niveles de complejidad únicos en la región: un contribuyente de altos ingresos puede llegar a pagar hasta 49 tributos diferentes en un año entre impuestos, tasas y contribuciones distribuidos entre los tres niveles de gobierno, según el Vademécum tributario argentino de personas 2025 elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).
El informe, difundido a la espera de mayores definiciones respecto del proyecto de reforma fiscal que presentará el Gobierno de Javier Milei, indicó que, pese a la reciente eliminación del Impuesto PAIS, el sistema mantiene una fuerte superposición entre gravámenes nacionales, provinciales y municipales, lo que multiplica las obligaciones de cumplimiento y dificulta la trazabilidad del esfuerzo fiscal total.
“En Argentina hay tres niveles de gobierno que necesitan financiarse: nivel nacional, provincial y municipal. Más allá de la distinción de los tributos por niveles, algunos tienen el carácter de coparticipables, es decir que, parte de su recaudación se termina distribuyendo en un nivel jurisdiccional inferior”, puntualizó.
De acuerdo con el estudio, los impuestos nacionales concentran el 55% de las cargas tributarias, mientras que los provinciales representan el 15% y los municipales el 30% restante. El resultado es un entramado fiscal heterogéneo, con tributos que a menudo se aplican sobre los mismos consumos o actividades.
Hasta 49 impuestos por persona
El IARAF elaboró tres perfiles de contribuyentes para medir la cantidad de tributos a los que una persona está expuesta según su nivel de ingresos y consumo.
- Perfil 1: un trabajador sin propiedades ni vehículos, puede pagar al menos 21 tributos al año.
- Perfil 2: una persona los mismos consumos que el perfil anterior, pero con vivienda propia, vehículo y actividades culturales y compra dólares para atesoramiento alcanza 36 tributos.
- Perfil 3: un contribuyente con mayores ingresos, dos autos, viajes al exterior y consumos premium llega a 46 tributos, cifra que se eleva a 49 si incluye impuestos al tabaco.
El reporte tomó en cuenta gravámenes como el Impuesto al Valor Agregado (IVA), Impuesto a las Ganancias, Bienes Personales, Impuesto sobre los Débitos y Créditos Bancarios, y Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social, además de tributos provinciales como Ingresos Brutos, Impuesto Inmobiliario, Automotor y Sellos.
A ellos se suman múltiples tasas municipales, entre ellas alumbrado, barrido y limpieza, seguridad e higiene, e incluso cargos específicos vinculados a habilitaciones o servicios locales.
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“El único impuesto que afecta a todos los consumos definidos de los tres perfiles es el Impuesto al Valor Agregado (IVA). El segundo lugar es ocupado por el impuesto a los ingresos brutos (IIBB) y por la tasa por inspección, seguridad e higiene (TISH), con una igual incidencia de 90%, 93,75% y 95% para cada uno de los tres perfiles, respectivamente. Esta situación es la causa que explica que la recaudación de estos tres tributos equivale al 40% de la recaudación tributaria consolidada argentina”, analizó.
Alta concentración de la recaudación
El informe destaca que, pese a la existencia de casi 50 tributos potenciales, la recaudación está concentrada en pocos impuestos. Según el IARAF, diez tributos explican más del 94% de la recaudación total de los tres niveles de gobierno.
Entre los más relevantes figuran el IVA, los aportes y contribuciones a la seguridad social, Ganancias e Ingresos Brutos, que juntos representan más del 70% de los recursos tributarios del país.
Esto implica que decenas de impuestos de baja recaudación subsisten principalmente por motivos administrativos o regulatorios, sin un aporte significativo al financiamiento del Estado.
Implicancias para la política fiscal
El trabajo advirtió que la multiplicidad de tributos y la falta de coordinación entre jurisdicciones dificultan la evaluación real de la carga fiscal efectiva sobre los contribuyentes. Además, incrementan los costos de cumplimiento tanto para las empresas como para las personas físicas, en un contexto en el que la presión tributaria total se mantiene entre las más elevadas de América Latina.
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En ese sentido, el informe plantea que la discusión sobre la política fiscal argentina no debería centrarse únicamente en la magnitud de la recaudación, sino también en la simplificación del esquema y la eliminación de tributos redundantes o de bajo impacto.
“Según la teoría, uno de los principios deseables de un sistema impositivo es que sea sencillo y perceptible, es decir que sea fácil de entender por la mayoría de las personas. En Argentina, las leyes impositivas han tenido muchos cambios a lo largo de los últimos años, haciendo que el sistema tributario sea un entramado de difícil comprensión para muchas personas”, argumentó.
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