Bloomberg — La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner comenzó su primer día completo de arresto domiciliario preguntándose qué podrá hacer realmente en su casa de la capital de Argentina durante los próximos seis años.
Con una multitud de seguidores congregados frente a su apartamento en Buenos Aires el miércoles, Kirchner solicitó aclaraciones a un juez antes de abrir las puertas acristaladas.
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“¿Puedo salir o no al balcón de mi casa? Parece joda, pero no”, escribió la dirigente de izquierda, de 72 años, en una publicación en X, adjuntando una carta de sus abogados al tribunal en la que preguntaban si podía hablar con el público desde su balcón, desde donde saludó a la multitud el martes antes de que se le concediera el arresto domiciliario.
¿Puedo salir o no al balcón de mi casa? Parece joda, pero no…
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) June 18, 2025
Por eso le preguntamos al Tribunal que aclare, por favor, qué comportamiento se encuentra prohibido.
Te comparto el pedido de aclaratoria presentado por mis abogados.https://t.co/Rspne9knga
Al optar por no enviarla a prisión después de su condena por corrupción los jueces indicaron que Kirchner “debe abstenerse de adoptar comportamientos que alteren la paz en el vecindario y/o la convivencia pacífica de sus residentes”.
Esa directiva marca una nueva realidad para la expresidenta, figura dominante de la política argentina durante casi dos décadas, conocida por sus extensos discursos ante multitudes entusiastas. Más allá de su libertad, Kirchner también arriesga su influencia dentro del movimiento peronista, que ha liderado por años, especialmente si se ve impedida de dirigirse directamente a sus bases.
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El peronismo enfrentará su primera prueba sin Kirchner en septiembre, en su bastión tradicional de la provincia de Buenos Aires, donde competirá en unas elecciones locales frente a candidatos del nuevo partido libertario del presidente Javier Milei.
Un mes después, los argentinos votarán en unas decisivas elecciones de mitad de mandato que podrían fortalecer a Milei en el Congreso, tras haber frenado la inflación y devuelto el crecimiento económico tras dos años de recesión.
Varios grupos de manifestantes dispersos por el centro de Buenos Aires tenían previsto confluir el miércoles por la tarde en la Plaza de Mayo, frente al palacio presidencial. El tráfico fue bloqueado en distintos puntos y la policía instaló barricadas metálicas para mantener a los manifestantes alejados de la Casa Rosada, sede del poder ejecutivo argentino.
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