Buenos Aires — Ricardo Arriazu identifica dos cisnes negros para la Argentina de Javier Milei. El primero, internacional, surge de la combinación entre la expectativa decreciente de una guerra comercial con la posible explosión de una “burbuja de activos” financieros. El segundo es la política local y la recurrente desconfianza que aún genera entre inversores un país que “defaulteó nueve veces, una de ellas cantando el himno”.
En un evento organizado el jueves por Grupo IEB banca privada, el reconocido economista argentino compartió una presentación titulada Dos cisnes negros: internacional y local. En ella, recorrió la actualidad económica del país y explicó por qué está en contra de las bandas cambiarias, dijo que no le queda claro que se pueda dolarizar, y graficó el motivo por el que el mercado desconfía de la capacidad de pago de un país con una de las deudas más bajas del mundo.
Además, el titular del titular del Estudio Ricardo Arriazu y Asociados planteó: “Argentina es el segundo país del mundo que más devaluaciones ha acumulado, después del Congo. ¿Mejoramos algo? Devaluar no cambia nada”.
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Dos cisnes negros
Para Arriazu, hoy la economía argentina se encuentra ante dos posibles cisnes negros. Respecto del primero, externo, apenas mencionó que responde a la perspectiva de una combinación de una guerra comercial con la explosión de una burbuja de activos, aunque “esa posibilidad ha bajado muchísimo”, marcó.
Ahondó, en cambio, en el segundo. “El segundo cisne negro es la política. La base de la economía es la confianza y Argentina está llena de incertidumbre, más allá de que hay equilibrios macro”, dijo.

A juicio del economista, hoy la realidad económica del país exige analizar dos escenarios. Uno, hasta las elecciones y el otro de las elecciones para adelante.
Hacia adelante, cree que todo se reduce a dos alternativas: si el Gobierno consigue o no el tercio en al menos una de las cámaras que le permita que no le levanten los vetos. “Si no lo consigue será la Argentina de siempre. Es probable que Milei no aguante y se convierta en lo que en Estados Unidos llaman ‘lame duck’”. Es decir un pato rengo, expresión que refiere a una figura política con influencia limitada o en declive que se encuentra en el último tramo de su mandato, ya sea porque ha perdido las elecciones o no puede ser reelegido.
En cambio, sostuvo que si el Gobierno de Milei consigue ese tercio para blindar los vetos, podría introducir modificaciones al esquema cambiario o monetario. “Algunos piden flotación, liberar el tipo de cambio. Otros piden dolarización. Yo soy dolarizador desde la década de 1980. Pero nunca se pudo y no me queda claro que se pueda”, dijo.
Para conseguir ese tercio, Arriazu marca que el oficialismo tiene mejores posibilidades en la Cámara de Diputados más allá de que remarca que “hoy nadie sabe lo que va a pasar”.
En ese sentido, el economista recordó que “en la elección en PBA, que terminó en una paliza para el Gobierno, hubo dos millones de electores menos, todos de Juntos por el Cambio”. Por eso recordó que “la gran pregunta es qué van a hacer estos votantes en estas elecciones”.
En medio de esta incertidumbre y el poco éxito que han mostrado las encuestadoras locales para predecir los resultados de las elecciones en los últimos años, Arriazu destacó que el Índice de Confianza en el Gobierno que elabora la Universidad Di Tella se ha mostrado como el mejor predictor. “Esto le da esperanza al Gobierno. Porque la confianza en el interior versus la confianza en el Gran Buenos Aires (GBA) siempre mostró al GBA peor que el interior”.
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Durante su presentación, Arriazu consideró que el Gobierno “tiene razón” en plantear como objetivo prioritario que no se le vaya el tipo de cambio hasta las elecciones. “Si eso pasa van a perder la elección. Por eso van a hacer lo imposible para que no ocurra”, analizó.
Arriazu, en contra de las bandas y de volver a devaluar
“Yo era un flotador. Pero Argentina es un país bimonetario, en el que el peso se usa para pequeñas transacciones, como pagar sueldos e impuestos, mientras que todo lo demás se piensa en dólares. Y una economía bimonetaria funciona distinto. Las universidades no enseñan esto”, apunta Arriazu.
A partir de ello, hoy dice que está “completamente en contra de las bandas”. Y ejemplifica: “Entre noviembre de 2023 y abril de 2025 la inflación bajó, compraron US$25.000 millones en el mercado, el riesgo país bajó a 600 puntos y la actividad económica crecía. Pero desde entonces, el riesgo país volvió a niveles de 1.200 (NdR: la presentación se realizó el jueves por la mañana, antes de que el apoyo del Tesoro de EE.UU. hiciera desplomar el índice que mide JPMorgan), la actividad económica viene cayendo y no compraron un dólar”, enumeró.
“Que alguien me explique donde está la ventaja de las bandas”, expresó entonces.

Para el economista, los errores del Gobierno “comenzaron en febrero, pero siguieron”. En junio, con el cobro del aguinaldo y el turismo el dólar comúnmente sube. “Y no se les ocurrió otra cosa mejor que comprar US$1.500 millones y de cambiar el esquema monetario en julio. Quedaron entonces ARS$10 billones libres en el mercado que desplomaron tasa de interés. ¿Qué pasa cuando el dólar está subiendo y la tasa de interés bajando?”, preguntó al auditorio.
Entre esos errores del Gobierno, Arriazu también señaló la baja de retenciones dispuesta por el Gobierno. “Es un préstamos carísimo, me liquidan hoy pero al mes siguiente no me liquidan”, sintetizó.
“Después quisieron cambiar la estrategia política. De castigar a los amigos a tratar de conversar. Pero el precio de tratar de conversar subió”, explicó. “¿Se dan cuenta la cantidad de errores en el corto plazo? ¿Y cómo reacciona? Hacen un acuerdo con Estados Unidos”, agregó.
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Durante su exposición, realizada en el marco de un encuentro organizado por Grupo IEB banca privada en el hotel Four Seasons de la Ciudad de Buenos Aires, Arriazu arremetió también contra quienes sugieren la necesidad de una nueva devaluación para mejorar las cuentas externas. “Argentina es el segundo país del mundo que más devaluaciones ha acumulado después de El Congo. ¿Mejoramos algo?”, planteó.
Para el economista, “devaluar no cambia nada”. Para graficarlo, dijo que equivale a una persona de un metro y medio pidiendo que cambien el sistema métrico para medir tres metros sin considerar que al hacerlo, el que medía dos ahora mide cuatro. “Lo que debería haber pedido son hormonas de crecimiento”, comparó. “La gente quiere que devalúen creyendo que eso genera una mejora al país, cuando no genera ninguna”, reiteró.
Argentina, el “estafador serial”
Por otra parte, Arriazu recordó que entre las “muchas dudas” que persisten dentro del mercado están los interrogantes respecto de si Argentina puede afrontar una corrida cambiaria y pagar su deuda. Respecto de le la primera de esas incógnitas, consideró que “si quieren pueden ganarla” y que “si el resultado electoral es bueno, con la ayuda de Estados Unidos la corrida se financia sola”.
De la sostenibilidad de la deuda, planteó que el país “tiene una de las deudas más bajas del mundo y aun así todos le piden ‘show me the money’”. El motivo por el que eso ocurre, dijo, es que “Argentina defaulteo nueve veces su deuda, y una de ellas cantando el himno nacional”.
“Somos estafadores seriales y eso tiene un costo fenomenal. La incertidumbre tiene costos”, marcó. A modo de ejemplo, marcó que “el riesgo país argentino es promedio tres veces el de Latinoamérica y 10 veces el de Uruguay”, más allá de que la Argentina tiene “números macro mucho mejores”. Eso, añadió, es consecuencia de que “nadie confía que vayamos a pagar”.
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“¿Puede el Gobierno pagar la deuda? Un 49% de la deuda la tiene el propio sector público. La deuda de mercado es 19% del PBI, una de las más bajas del mundo. Pero como somos estafadores seriales, un dólar que debamos es demasiado. Por eso la importancia del acuerdo con Estados Unidos”, apuntó.
A ojos del economista, “si Argentina pasa esta (etapa) y no comete errores conceptuales, podemos empezar a pensar en la Argentina del futuro”. Es que según proyecta, aprovechando la energía y el agro, el país puede crecer al 5,5%. Pero acto seguido puso paños fríos al recordar que “Argentina es el país de las oportunidades perdidas”.
Por ello, pidió que “debería venir ahora la etapa de las reformas estructurales” y advirtió que “si no se hacen, volvemos a lo mismo en dos o tres años”.