El último de los Chicago Boys de Milton Friedman tiene una advertencia para Javier Milei

El modelo de mercado defendido por Rolf Lüders —descrito como neoliberalismo — requiere un apoyo estatal que choca con el libertarismo de “recortar el Estado” de Milei.

Javier Milei sostiene una motosierra durante un mitin en Buenos Aires en 2023.
Por Philip Sanders - Patricia Garip
01 de noviembre, 2025 | 03:00 PM

Bloomberg — Javier Milei subió al escenario en Santiago, levantó los brazos y saludó con una reverencia a un economista sentado en primera fila: Rolf Lüders, uno de los últimos de los originales Chicago Boys.

Eso fue en 2019, cuatro años antes de que Milei ganara las elecciones presidenciales en Argentina y comenzara a aplicar su terapia de shock de estilo anarcocapitalista en uno de los países más golpeados por las crisis en América Latina. Cuando los dos hombres se reunieron previamente ese día, recordó Lüders, Milei acogió con entusiasmo el relato en primera persona de cómo un grupo de economistas formados en la Universidad de Chicago transformó a Chile en un modelo de libre mercado hace medio siglo.

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Lüders, de 90 años, tenía una advertencia para Milei, una que suele olvidarse en esta era de política diseñada para las redes sociales, votantes inquietos e inversionistas internacionales de dinero rápido que pueden hacer o deshacer la economía de un país.

“Los cambios económicos estructurales son complejos”, recordó en una entrevista a fines del mes pasado. “Yo creo que la gente en general no valora lo que costó hacer el cambio acá. Se trató de un proceso que tomó años, no exento inicialmente de grandes costos”.

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Aplicadas durante la dictadura militar de Augusto Pinochet, las reformas drásticas incluyeron recortes masivos del gasto y la eliminación de los controles de precios tras la turbulenta gestión del socialista de Salvador Allende, derrocado en el golpe de Estado de 1973.

Las políticas de mercado sumieron a Chile en recesiones dolorosas en 1975 y nuevamente en 1982. Esta última fue causada en parte por los efectos de la lucha agresiva contra la inflación del presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker —también guiado por las teorías de Milton Friedman, de la Universidad de Chicago—, que ayudó a llevar a América Latina a una depresión tan profunda que los años 80 pasaron a conocerse como la Década Perdida.

Solo después de esas recesiones, el experimento económico chileno abrió paso a décadas de prosperidad, permitiendo que su ingreso per cápita superara al de Argentina, Brasil y México.

Con el regreso de la democracia en 1990, sucesivos gobiernos de centroizquierda profundizaron el enfoque inspirado en Chicago, añadiendo regulaciones y programas sociales para darle un “rostro humano”. Las tasas de pobreza se desplomaron, creando una clase media robusta.

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Ahora, Milei —recién salido de una victoria legislativa que le devolvió impulso político— intenta hacer algo similar en Argentina, donde capas de burocracia y gobiernos derrochadores sembraron una inflación descontrolada y décadas de crisis.

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Pero el modelo de mercado defendido por Lüders —a menudo descrito como neoliberalismo o, como él prefiere llamarlo, economía social de mercado— requiere un nivel de apoyo estatal que choca con el libertarismo de “recortar el Estado” que encarna Milei con su motosierra simbólica.

“La diferencia es enorme”, dijo Lüders a Bloomberg en una entrevista en su apartamento en Santiago. “Son dos mundos distintos”.

Los libertarios, añadió, quieren un mercado libre sin Estado: “En la práctica, eso no es factible”.

Uno de los primeros chilenos en estudiar en la Universidad de Chicago en la década de 1950 fue Lüders, quien invitó a Friedman a Chile en 1975, menos de dos años después de que Pinochet tomara el poder. También fue él quien organizó el encuentro entre el profesor y el general.

Después de que Friedman propusiera un “tratamiento de shock” para Chile, Lüders recordó que Pinochet “le pidió que enviara sus recomendaciones por escrito.”

En su famosa carta al general, Friedman “se refiere —con aprobación— a la economía que se estaba implementando en Chile como una economía social de mercado”, dijo Lüders.

Las recomendaciones de Friedman sobre recortes profundos del gasto público y reducción de los aranceles fueron seguidas casi al pie de la letra un mes después, años antes de que Margaret Thatcher en el Reino Unido o Ronald Reagan en Estados Unidos marcaran sus propios giros neoliberales.

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Pero lo que ocurrió después pudo haber influido en la actitud de Lüders hacia los libertarios modernos. Tras una recesión inicial, las reformas de libre mercado de Chile provocaron un auge crediticio que terminó en un colapso devastador seis años después.

En 1982, Pinochet encomendó a Lüders que recompusiera la economía. Se hizo cargo de los bancos comerciales, endureció las regulaciones e intentó crear lo que Pinochet quería: una economía social de mercado similar a la de Alemania.

El resultado fue una versión más cautelosa y administrada por el Estado del neoliberalismo que emergió de la crisis, generando cuatro décadas de crecimiento que convirtieron a Chile en la economía estrella de la región. Friedman solía llamarlo “el milagro de Chile.”

Aunque la economía ha mostrado un rendimiento débil en la última década, el legado fundamental ha perdurado. Incluso el presidente millennial de izquierda Gabriel Boric —admirador de Allende y quien prometió convertir a Chile en la “tumba del neoliberalismo”— lo ha mantenido ampliamente intacto.

Pérdida de apoyo

Milei apenas comienza la larga transformación económica que Chile vivió hace cinco décadas. El presidente de melena desordenada ha recortado drásticamente el gasto público y reducido la inflación anual de casi 300% a aproximadamente una décima parte de esa cifra.

Pero también ha habido intervenciones estatales que resultan anatema para los libertarios. El tipo de cambio del peso está controlado para mantenerlo dentro de una banda estrecha con el dólar, la moneda aún preferida por los argentinos afectados por las devaluaciones. Los aranceles siguen siendo altos.

Cuando surgieron temores de que la agenda de Milei se descarrilara tras las elecciones del 26 de octubre —lo que llevó a inversionistas y residentes a deshacerse del peso—, Argentina recurrió al gobierno de Trump, que intervino en los mercados de Buenos Aires para apuntalar la moneda.

Sin embargo, mientras Milei busca consolidar el apoyo de sus aliados, enfrenta desafíos políticos que no existían para la dictadura que impulsó la transformación al otro lado de los Andes, la cual generó un consenso duradero a favor del libre mercado.

“Yo no creo que estemos en situación de gran polarización en materia económica”, dijo Lüders.

José Antonio Kast, Evelyn Matthei y Jeannette Jara.

En opinión de Lüders, el debate económico en Chile está en gran parte resuelto, lo que se refleja en la amplia coincidencia entre las agendas de los tres principales contendientes en las elecciones presidenciales del 16 de noviembre: la candidata comunista del bloque de centroizquierda, Jeannette Jara; la candidata de centroderecha, Evelyn Matthei; y el ultraconservador, José Antonio Kast.

“Son, en el fondo, muy parecidos”, dijo sobre sus programas económicos.

Lüders dijo que se inclina por Kast, quien promueve recortes agresivos del gasto, porque sigue creyendo que Chile se beneficiaría de reducir el tamaño del Estado.

“Yo, por lo menos, soy optimista con respecto al futuro económico de Chile”, afirmó. “Se está valorando transversalmente el crecimiento económico y porque el país tiene los equipos técnicos necesarios para proponer las medidas conducentes a ello”.

“Ya nadie quiera expropiar o fijar el precio al verdulero que está ahí en la esquina”, añadió. “La batalla en favor de una economía social de mercado está ganada”.

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