Buenos Aires — En octubre de 2021 la empresa australiana Fortescue anunció una inversión de US$8.000 millones para el desarrollo del hidrógeno verde en la provincia de Río Negro, Argentina. En abril de 2022, la empresa MMEX Resources anunció una inversión de US$500 millones para la construcción de un parque eólico y una planta de electrólisis en Tierra del Fuego. Pero poco se avanzó.
El hidrógeno verde es un combustible limpio que puede ser clave en la transición energética. Sin embargo, han habido escasos avances en ambas inversiones y en otros desarrollos en el país. Y eso se explica en parte por un mercado que no ha madurado pero también por las condiciones de seguridad jurídica y macroeconómicas de Argentina, en donde el desarrollo del hidrógeno verde ha mostrado un ritmo menor al de otros países de la región.
En Chile, por caso, los proyectos relacionados con el hidrógeno verde totalizaron inversiones por US$25.617 millones en 2024. En Brasil, la propia Fortescue aceleró el proyecto Pecém, en Ceará, que tendrá una capacidad de 168.000 toneladas de hidrógeno verde por año. En Uruguay, se construirá una planta de hidrógeno verde en Fray Bentos: el proyecto Kahirós demandará una inversión de US$38 millones. Y en México, la startup Tulúm del Grupo Techint, invertirá US$25 millones para construir una planta de hidrógeno turquesa, que se produce con un derivado del gas natural.
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Pese a estos avances en la región, que exceptúan a la Argentina, el contexto global ha cambiado en los últimos años y el mercado del hidrógeno ha demorado su progreso. Los precios siguen caros y se han pausado distintas inversiones.
Según información de BloombergNEF, las cancelaciones de proyectos de hidrógeno verde se dispararon en 2024. El año pasado se cancelaron 35 inversiones destinadas a la construcción de plantas de hidrógeno verde, que se alimentan con energía renovable para producir la electrólisis, el método por el cual se separa el agua del hidrógeno y el oxígeno. En lo que va del año, ya se cancelaron 4 proyectos. En 2022 las suspensiones fueron 7, y 6 en 2023.
La inversión de Fortescue
En octubre del 2021, una de las principales noticias económicas en Argentina llegó desde Glasgow, Escocia. En el marco de la cumbre climática COP 26, la empresa Fortescue anunciaba, junto al por entonces presidente Alberto Fernández, una inversión de US$8.000 millones para el desarrollo del hidrógeno verde en la provincia de Río Negro.
De la mano de la leyenda del rugby local Agustín Pichot, representante en Sudamérica de la empresa, era el primer anuncio de esas dimensiones para el hidrógeno en el país, en una cifra que pocas veces se había escuchado.
No obstante, ese desarrollo no avanzó al ritmo deseado, pese a que en Brasil han logrado un mayor progreso. Y eso se debe, entre otras cosas, a un parque renovable más completo que en Argentina y a mejores condiciones jurídicas y económicas.
El paso más concreto que dio la empresa en este proyecto fue la adquisición de los derechos para la construcción de un parque eólico en Cerro Policía, Río Negro, que podría anunciarse en 2026 y que podría enmarcarse en el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI). Es decir, los desembolsos podrían superar los US$200 millones.
Por fuera de este sector, Fortescue invierte en la exploración de cobre y otros minerales en la provincia de San Juan.
En el caso de MMEX Resources y Tierra del Fuego, el proyecto tampoco mostró avances concretos. Pero la compañía sí avanzó en 2024 con un Memorándum de Entendimiento (MOU) con la provincia de Santa Cruz para instalar una refinería.
¿Por qué no crece el hidrógeno verde en Argentina?
Para Juan Cruz Azzarri, socio del estudio de abogados MHR, son dos los principales factores. En primer lugar, “el mercado de quiénes serían los compradores de hidrógeno verde no es claro”. Según el abogado, “aún no se sabe quienes serán los off-takers de ese mercado a largo plazo con claridad y esto no termina de permitir a los proyectos firmar contratos de venta que aseguren el flujo de fondos necesario para repagar los proyectos a construir”.
Y en segundo término, “si bien ha dictado el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones que es muy positivo, es necesario que dicho régimen al menos para el hidrógeno verde tenga plazos más largos para la adhesión y algunas flexibilidades para el desarrollo de los proyectos”.
Ezequiel Cufré, consultor en industria energética, “el desarrollo tecnológico viene más lento y los acuerdos para que la transición energética suceda en los plazos que se habían fijado, al menos para el 2030, ya se ve que no se van a cumplir, tanto por la falta de la innovación tecnológica o de los desarrollos tecnológicos por venir, como por la demanda de esa energía renovable y los vectores energéticos”.
Ese es el factor global. Respecto a la Argentina, Cufré señaló que al país “necesariamente le falta dar señales claras para el sector de renovables, como un marco legal definido”. Pero no es solo una cuestión de seguridad jurídica, sino también económica: “A los inversores les preocupa poder sacar dólares, que se libere el cepo. Hay muchos compromisos, pero todavía no se dieron, y eso es un gran freno a estas inversiones, particularmente para nuestro país”.
Para Juan Carlos Villalonga, ex diputado nacional y actual integrante de Plataforma H2A, aquellos anuncios de 2021 “fueron un tanto apresurados”, debido a que el sector “requiere un tiempo de maduración y desarrollo y el tiempo que necesita para que el mercado global del hidrógeno madure, se consolide”.
“Hay que hacer las cosas bien, y muy bien, para ser competitivos. Argentina tiene que transformarse en un lugar competitiv en el que se pueda producir hidrógeno a cantidad con un costo similar a los de Brasil, Chile, Australia y Marruecos”, aseguró Villalonga, estimando que el mercado global de hidrógeno será más competitivo en la década de 2030 y 2040.
Para que eso suceda, “tiene que ocurrir una serie de cuestiones que ayuden a que Argentina pueda ser competitiva, condiciones políticas y económicas”. “Se pide un marco regulatorio que acompañe a esta industria desde ahora al período que esto se pueda desarrollar”, agregó.
Agenda del Gobierno y proyectos legislativos
En 2023, por impulso de por entonces ministro de Economía, Sergio Massa, y presión de las empresas, se presentó en la Cámara de Diputados un proyecto con incentivos para la industria del hidrógeno, que no prosperó.
El actual RIGI, para los actores de esta emergente industria, no es suficiente para el desarrollo del sector. Y eso se debe a que el RIGI está en vigencia para la inscripción de proyectos por dos años (desde septiembre del 2024). Y una vez aprobado el proyecto, las empresas cuentan con dos años para invertir el 40% del monto anunciado.
Es por eso que el actual Gobierno analiza alternativas y la posibilidad de impulsar un proyecto propio. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, recibió la semana pasada a diplomáticos de la Unión Europea y los integrantes de la Plataforma H2A.
Según pudo averiguar Bloomberg Línea, la diputada de La Libertad Avanza, Lorena Villaverde, tiene en carpeta presentar un proyecto en este sentido. En la norma que diseña la legisladora de Río Negro, y presidenta de la comisión de Energía, se incluirían otras variantes del hidrógeno, como el azul, cuya fuente para separar el hidrógeno es el gas, para aprovechar los recursos de Vaca Muerta; o el rosa, que surge de la energía nuclear.
“Es sumamente importante que el Gobierno ponga la cuestión en agenda y le dé prioridad”, dijo Azzarri, de MHR. “Falta un paquete como el RIGI pero con una trayectoria de largo plazo. Un proyecto puede demorar entre 8 y 10 años en desarrollarse”, agregó Villalonga.