Buenos Aires — El Indec confirmó que modificará la metodología con la que mide la inflación desde 2026. Con la publicación del Índice de precios al consumidor (IPC) de septiembre, que arrojó un aumento de 2,1% para el noveno mes del año, el instituto nacional estadístico informó que la implementación de la nueva metodología de cálculo, con base en la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares 2017-2018, se comenzará a difundir con los resultados de las variaciones de enero de 2026.
En los últimos meses, distintos sectores venían demandando que el Indec actualizara la composición de la canasta de medición. El motivo respondía a la necesidad de que el instituto estadístico refleje mejor los hábitos de consumo de los hogares argentinos registrados por la última Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares.
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La última actualización se había realizado en 2016, aunque con datos de la encuesta de hogares de 2004. Producto de ello, algunos bienes en desuso en el país, como los periódicos o los teléfonos fijos, siguen siendo componentes clave del IPC. Con la nueva metodología, en cambio, se incorporarán por primera vez rubros como servicios digitales.
Según explicó el Indec, la fecha establecida responde a la recomendación efectuada por el equipo técnico de la Dirección Nacional de Estadísticas de Precios.
Entre los beneficios que aportará la implementación del nuevo IPC desde el primer mes del año calendario, el Indec señaló que ayudará a la interpretación y el análisis, tanto para para las comparaciones interanuales –que estarán empalmadas con el IPC vigente– como para la variación anual acumulada, que permiten una lectura continua de la evolución de precios durante el año.
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También argumentó que al implementarse en enero, se garantiza la coherencia clasificatoria internacional a lo largo del año calendario, con la adopción del COICOP 2018, vigente desde 2023, que introduce una canasta ampliada a 13 divisiones y mejoras en su estructura interna.
Además, indicó que permitirá contar con precios medios coherentes y consistentes para las operaciones estadísticas que lo requieran, al tiempo que asegurará la consistencia para las cuentas nacionales, al evitar ajustes posteriores del índice cuando se lo utiliza como deflactor anual para el año calendario.
“En síntesis, constituye la opción más robusta en términos de comparabilidad, claridad interpretativa y comunicacional durante el primer año de implementación”, explicó.