Bloomberg — Una multitud de líderes empresariales argentinos que acudieron esta semana a un balneario intentaron dejar atrás la agitación política y del mercado que atenaza al país para poder reflexionar sobre el futuro. Sus esfuerzos fueron casi imposibles de sostener.
“Lo que ha ocurrido en la última semana es ruido a corto plazo; nuestro foco no debería estar ahí”, dijo Fabián Kon, director ejecutivo del grupo bancario Grupo Financiero Galicia, que ayudó a organizar la reunión anual. “Todavía queda mucho por hacer para construir la Argentina que queremos ver. Pero cuando se charla al margen, no se puede escapar a la extrema volatilidad”.
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La conferencia en la ciudad de Mar del Plata, a la que asistieron unos 1.000 ejecutivos, fue sobre todo un torbellino de discusiones teóricas sobre cómo hacer que las empresas argentinas sean más competitivas a largo plazo.
Una metáfora futbolística -“Argentina sale al campo”- fue el tema de la semana, con la exestrella de la selección nacional Javier Zanetti inaugurando la cumbre en el hotel Sheraton local. Habló de lo que hace falta para ganar y de su nueva vida en la sala de juntas del Inter de Milán.
Fuera del escenario, sin embargo, no se podía ocultar el elefante en la habitación: unas elecciones nacionales de mitad de mandato a pocos días vista que son fundamentales para el presidente Javier Milei y para las propias empresas, ya que sus reformas libertarias se consideran un trampolín hacia el crecimiento.
Fuera de la sala principal, la conversación derivó entre las elecciones nacionales y la volatilidad de los mercados financieros que, incluso para los estándares argentinos, ha sido drástica desde la aplastante derrota de Milei en una votación local el mes pasado. La promesa del presidente estadounidense Donald Trump de intervenir con miles de millones de dólares para ayudar a Milei no hace más que acentuar la errática negociación.
“Se nota que estamos a solo 10 días de la votación; hay un verdadero estado de suspenso”, dijo Ignacio Celorrio, vicepresidente de Lithium Argentina. “Pero no debemos temer el momento y las circunstancias de unas elecciones. Argentina tiene una gran oportunidad de desarrollar su potencial cuando hay consenso para priorizar las inversiones a largo plazo.”
La ley “RIGI”, firmada por Milei, pretende hacer precisamente eso con un conjunto especial de impuestos y normas monetarias y aduaneras, garantizados durante 30 años para proteger de la volatilidad política y económica. Las industrias del litio y la minería están posicionadas para figurar entre las principales beneficiarias.
Roberto Murchison, director general de la empresa portuaria Grupo Murchison, afirmó que desenterrar los vastos recursos metalíferos de Argentina es una oportunidad para desarrollar infraestructuras logísticas a lo largo de la vía navegable del comercio del río Paraná.
“Hay que ponerse las gafas de lejos cuando se hacen negocios y no mirar demasiado los altibajos que tenemos delante”, dijo Murchison. Añadió que el amplio arco de las elecciones argentinas de los últimos años marca una clara tendencia de voto a favor de una economía más abierta, lo que favorece a las empresas de todo el espectro.
Pero algunos argentinos parecen estar cansados de la dolorosa transición de Milei hacia mercados más libres. Su derrota en la provincia de Buenos Aires, donde vive aproximadamente un tercio del país, desató tanto pánico que el Secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, ha intentado acudir al rescate.

Y mientras los ejecutivos se dirigían a las canchas de padel y a los viñedos para descansar, a pocas manzanas del Sheraton, en el extenso paseo marítimo de Mar del Plata, había señales de la lucha diaria.
“Trabajo en estas playas de punta a punta y es duro ahí fuera”, dijo Lorena Buono, que tiene un puesto de venta de vestidos. Recordó tiempos mejores cuando, bajo el anterior gobierno de izquierdas, había subvenciones al turismo. “Octubre suele ser un buen mes, pero aquí no hay nadie”.
Marta González, profesora de educación física, dijo que es una pena que no existan lazos más estrechos entre la cumbre anual y la ciudad que la acoge. “Es un poco abstracto”, dijo. “Parece un puñado de hombres de negocios decidiendo cómo dirigir el país, mientras que la gente corriente no tiene nada que decir”.
Mariano Wechsler, director general de Teamcubation, que forma a codificadores de software, dijo que reconocía “una especie de fricción” en la situación actual. “El problema es que este periodo de transición duele”, dijo Wechsler. “La gente tiene necesidades a corto plazo, mientras que nosotros somos capaces de pensar y actuar a largo plazo”.
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Con todo, “siempre” es el momento adecuado para defender los intereses empresariales, dijo Santiago Mignone, presidente de Idea, el grupo de presión empresarial que organizó la conferencia, y socio senior de PwC Argentina. “Va a haber mucha volatilidad en el camino, pero nuestra agenda no cambia”.
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