Lula se reúne con Milei, pero reserva cálido abrazo para Cristina Fernández de Kirchner

Tras participar de la cumbre del Mercosur, el presidente de Brasil visitó a CFK, presa en su domicilio en el barrio porteño de Constitución

Lula
Por Manuela Tobías
03 de julio, 2025 | 06:33 PM

Bloomberg — Las profundas divisiones que afectan a la política latinoamericana quedaron expuestas en un par de abrazos.

El primero fue un apretón rígido e incómodo entre el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el argentino Javier Milei ocurrido al término de la cumbre de líderes del Mercosur, la unión aduanera sudamericana de la que ambos forman parte, celebrada el jueves en Buenos Aires.

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Nada comparable con el segundo: un abrazo nostálgico y afectuoso entre Lula y la archienemiga de Milei, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, aproximadamente una hora después.

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Durante los últimos dos años, estos líderes ideológicamente opuestos (Milei y Lula), han sostenido una feroz batalla por influir en el rumbo político y económico del continente, lo que los ha llevado a acercarse a los mayores rivales del otro.

Milei, el libertario de la motosierra, se ha alineado con Donald Trump y los nacionalistas europeos, y no perdió oportunidad de aparecer junto al expresidente brasileño Jair Bolsonaro durante una visita a Brasil en julio del año pasado.

Casi un año después, fue el turno de Lula. En lugar de reunirse con Milei, el veterano de izquierda —que regresó al poder tras una condena de prisión— recibió autorización judicial para visitar a Kirchner, su antigua aliada, hoy bajo arresto domiciliario tras ser condenada por corrupción.

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Milei

Por ahora, no hay un claro ganador en esta guerra de titanes. Ambos mantienen un índice de aprobación en torno al 45%, según LatAm Pulse, una encuesta realizada por AtlasIntel para Bloomberg News.

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Ambos lideran economías que crecen, aunque no sin problemas. Y aún no está claro qué estrategia será más eficaz frente a la guerra comercial de Trump. Milei ha elegido claramente a Trump, mientras que Lula ha apostado por Pekín.

Pero los vientos actuales parecen soplar a favor de Milei.

Pese a un revés legal esta semana por una sentencia en Estados Unidos relacionada con la petrolera estatal, el argentino acumula una racha ganadora. La inflación desacelera, la economía se recupera y se perfila como favorito en las elecciones de mitad de mandato en octubre, que actuarán como referéndum sobre su receta de “terapia de choque” para los males de Argentina.

Mientras tanto, los inversores se inclinan cada vez más por un giro regional hacia la derecha, en las próximas elecciones de Chile, Bolivia y Colombia.

Lula, en cambio, lleva meses estancado. Su viejo estilo político ya no satisface las demandas de los brasileños, y los mercados empiezan a apostar por su caída en 2026.

La visita a Kirchner fue su más reciente homenaje nostálgico a un pasado que parece quedar atrás.

En el apogeo de su poder, durante el auge de las materias primas de principios de siglo, él y Kirchner eran gigantes imbatibles, símbolos de la izquierda global. Hoy, Kirchner permanece recluida en su apartamento de Buenos Aires, inhabilitada de por vida para ocupar cargos públicos, como una figura declinante del peronismo derrocado.

Se presenta como víctima de una persecución judicial politizada, un argumento similar al que Lula esgrimió antes de que se anularan las condenas por corrupción que lo llevaron a prisión. Ella calificó la visita del presidente brasileño como un gran gesto de solidaridad.

Pero la escena careció de la fuerza de otros tiempos. Afuera, la multitud era pequeña y no llegaba a ocupar una manzana entera. Había casi tantos periodistas como simpatizantes. La comitiva presidencial llegó y partió casi sin hacer ruido.

“Si te dijera que vendí tres camisetas y dos gorras, estaría exagerando”, confesó Micaela Mastrangelo, quien vendía productos con la imagen de Kirchner en las inmediaciones.

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