Bloomberg — Cuando Javier Milei se sentaba a cenar con sus invitados en el piso 22 de Le Parc, un rascacielos de lujo en Buenos Aires, el dinero ya se había recaudado: fajos de billetes de cien dólares, por un total de unos US$20.000, metidos en un bolso que llevaba su hermana y gerenta comercial, Karina Milei.
Esto sucedía en 2023, cuando Milei, actual presidente de Argentina, era diputado y las cenas eran un ritual mensual, según tres personas con conocimiento directo. Milei exponía el plan económico radical que lo convirtió en una estrella política en ascenso mientras sus invitados, normalmente entre cinco y diez ejecutivos del mundo empresarial, cenaban bife de chorizo. El pago en efectivo era el costo de acceso. Por lo general, un miembro del grupo entregaba todo el dinero.
No se impusieron restricciones sobre cómo Milei podía gastar el dinero y no se mantuvo ningún registro oficial de los pagos, según las personas, que pidieron no ser identificadas por tratarse de asuntos políticamente delicados.
Milei ha sido sincero en ocasiones sobre las cenas, y tras lanzar su campaña presidencial dijo a Bloomberg News que las veía como una extensión del trabajo remunerado que había realizado durante mucho tiempo como consultor económico. “Mi tiempo vale. Yo no vivo de la política”, señaló en la entrevista de febrero de 2023. “Si vos querés hablar conmigo, te tenés que sentar, vos querés una charla conmigo, tenés que pagar”.
La legalidad de esta práctica es objeto de debate. Llevando registros adecuados, los funcionarios gubernamentales pueden recibir pagos por servicios que no están vinculados a su función y, por lo tanto, según esta definición, afirman expertos legales, las cenas de trabajo podrían considerarse un servicio de consultoría. Pero es ilegal recibir dinero sin documentación que muestre la fuente de los pagos y los servicios prestados. Si alguno de los ejecutivos tuvo tratos comerciales relacionados con los temas sobre los que votó Milei, podría abrir la puerta a acusaciones de soborno. No se han abierto investigaciones sobre las cenas y las autoridades no lo han acusado de ningún delito.
El informe del financiamiento de campaña de Milei para su candidatura presidencial solo enumera a tres personas que contribuyeron y no contiene referencias a las cenas.
Ni Milei ni su hermana respondieron a solicitudes de comentarios.
La óptica de todo esto es especialmente sombría en un momento en el que Milei está siendo investigado por haber utilizado una de sus cuentas de redes sociales para promover una estafa de criptomonedas que colapsó de manera estrepitosa el mes pasado. Mientras que su índice de aprobación se mantiene estable hasta ahora en el 47%, la corrupción política se ha convertido en la principal preocupación de los votantes, superando a la inflación y al desempleo, según LatAm Pulse, una encuesta de opinión pública realizada por AtlasIntel para Bloomberg News en marzo.
“El episodio de las criptomonedas creó, por primera vez, una grieta en la imagen de Milei como el purista ajeno, distinto de los políticos tradicionales tanto de izquierda como de derecha”, aseguró Yuri Sanches, jefe de análisis político de la empresa de sondeos AtlasIntel.
En Estados Unidos, las costosas cenas de campaña con donantes de alto nivel son un elemento básico de la recaudación de fondos, pero generan informes públicos que enumeran cuánto donaron los asistentes a la campaña o al partido del anfitrión. Y los miembros del Congreso tienen prohibido aceptar obsequios en efectivo para uso personal.
Las cenas de Milei recaudaron alrededor de US$10.000 cada una en 2021 y 2022, antes de aumentar a US$20.000 o más en 2023, según las fuentes. Dos de los organizadores más destacados de los eventos fueron Darío Wasserman, un ejecutivo inmobiliario que actualmente se desempeña como director del estatal Banco Nación, y Nicolás Posse, que en ese momento era ejecutivo del holding argentino Corporación América y luego ocupó brevemente el cargo de jefe de gabinete de Milei, según dos personas con conocimiento directo.
Wasserman organizó algunas cenas en su apartamento de Le Parc, una torre residencial en el barrio de Palermo. Posse reunía a empresarios en casas particulares, según las fuentes. Posse no respondió a mensajes solicitando comentarios.
Al ser contactado por Bloomberg, Wasserman reconoció que había organizado las cenas, pero negó que él o cualquier otra persona hubiera pagado a Milei para que asistiera.
En Argentina, un país empobrecido por décadas de estancamiento económico e inflación galopante, US$20.000 es mucho dinero, y equivale a casi dos años de salario para el trabajador promedio.

Como diputado, Milei, por supuesto, recibía un sueldo, pero lo donaba todo. Cada mes, aparecía en YouTube y elegía al azar a un afortunado destinatario, de acuerdo con su promesa de no aceptar nunca dinero de los contribuyentes. La maniobra publicitaria aumentó su notoriedad y le dio fama de político inconformista obsesionado con erradicar el despilfarro gubernamental.
Milei aprovechó esa percepción hasta llegar a la presidencia, conmocionando a la clase política del país con una novedosa campaña que obtuvo un sorprendente apoyo de los jóvenes desesperados por el cambio. Prometió recortar el presupuesto, apuntalar la moneda, atraer inversión extranjera y reactivar el crecimiento económico.
Milei se ganó a los inversores durante su primer año en el cargo al reducir la burocracia y convertir un abultado déficit fiscal en superávit. La inflación anual se redujo desde cerca del 300% en su primer año en el cargo hasta el 67% en febrero. La economía ha comenzado a crecer tras años de recesión.
Sin embargo, la reputación de Milei sufrió un duro golpe el mes pasado, cuando se vio envuelto en el escándalo de las criptomonedas. Después de promocionar el token llamado Libra, su valor se disparó, superando brevemente los US$4.000 millones, antes de desplomarse y provocar pérdidas a la mayoría de los inversores. En medio de las críticas por estar involucrado en una estafa, Milei negó haber ganado dinero con Libra o tener conocimiento detallado del token, diciendo que estaba apoyando una iniciativa privada que parecía tener buenas intenciones.
Se abrió una investigación gubernamental y no está claro a dónde conducirá, si es que llega a algo, ni cuáles podrían ser las repercusiones para Milei a solo siete meses de las elecciones legislativas de Argentina. La oposición ha amenazado con iniciar acciones legales y prometió llevar a cabo un juicio político, aunque es poco probable que avance, ya que requiere el apoyo de dos tercios en el Congreso.
Para los críticos, el episodio es el tipo de cosa que puede suceder cuando un político busca constantemente monetizar su posición, como queda demostrado en las cenas caras que celebró y la estrecha participación de su hermana. Milei ha reconocido el papel financiero que su hermana, que actualmente es una de las principales asesoras de la administración, ha desempeñado en su carrera.
“Ella maneja mis números”, señaló Milei en una entrevista televisiva en 2022. “Y cuando gasto mucho tiempo a la política, me dice: ‘Los números no cierran. Andá a trabajar, da charlas, porque los números no cierran’”.

Como diputado, Milei ganaba dinero promocionando empresas en sus cuentas de redes sociales. Uno de esos acuerdos fue con Mauricio Novelli, el fundador de N&W Professional Traders, quien le pagó a Milei para que incluyera un enlace a la empresa en su biografía de Instagram, según fuentes familiarizadas con el asunto.
Esa relación acabó conduciendo a la debacle de Libra, cuando Novelli presentó a Milei a Hayden Davis, el empresario de monedas digitales que orquestó el fallido lanzamiento, en una conferencia tecnológica en Buenos Aires en octubre, según fuentes con conocimiento directo. Por la misma época, Novelli visitó a Karina Milei en la residencia presidencial a las afueras de Buenos Aires en múltiples ocasiones, según el registro de visitantes.
En el foro tecnológico, un folleto enviado a los VIP —que fue visto por Bloomberg— mostraba entradas para el backstage que incluían acceso prioritario a una fiesta de clausura por US$50.000. Los organizadores dijeron a los posibles compradores que Milei estaría presente, según personas familiarizadas con el asunto.
Davis se sentó en la primera fila cuando Milei intervino en la conferencia, y tres meses después Davis y Milei se hicieron un selfie en el palacio presidencial, presumiendo de las grandes cosas que estaban por venir.
En una declaración al New York Times el mes pasado, Novelli negó cualquier irregularidad. Contactado por Bloomberg, Novelli no respondió a una solicitud de comentarios.
--Con la colaboración de Bill Allison.
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