Pese a las numerosas demandas de los inversores, el presidente argentino Javier Milei y sus asesores se muestran reacios a cumplir las exigencias del mercado de acelerar la acumulación de reservas, dejar flotar el peso y relajar los controles cambiarios.
La aplastante victoria del gobierno en las elecciones legislativas el mes pasado le dio a Milei una oportunidad para avanzar hacia un nuevo esquema cambiario, según inversores locales. Esto podría incluir compras de reservas, mayor flexibilidad y un tipo de cambio más débil que ayude a equilibrar las cuentas externas del país.
Pero el ministro de Economía, Luis Caputo, el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, y otros funcionarios se resisten a los cambios tras la intervención del gobierno en el peso antes de los comicios. Entre las razones están la escasa liquidez del mercado de divisas, la volatilidad de la demanda de dinero y el temor a un resurgimiento de la inflación.
“No voy a salir a comprar dólares como un delirante y provocar un salto del tipo de cambio”, dijo Milei la semana pasada en una entrevista con una plataforma de streaming local. “A medida que veamos expandirse la economía, vamos a comprar dólares y a emitir. Pero vamos a relojear la tasa de inflación todos los días”.

Los inversores sostienen que un peso excesivamente controlado frena la economía. La actividad se desaceleró antes de las elecciones legislativas, pero comenzó a repuntar en las últimas semanas. Economistas y analistas advierten sobre los riesgos de mantener un tipo de cambio fuerte en un momento en que las reservas del Banco Central son escasas.
“Hay un nivel de tipo de cambio que no deberíamos cruzar —y estamos bastante cerca de ese nivel”, dijo Alberto Ades, director de NWI Management LP. “Si ves gente que se va a Miami y vuelve con las valijas llenas, y la construcción —que siempre fue el motor de la recuperación posdevaluación en Argentina— todavía no repunta, eso te dice que el tipo de cambio está mal”, añadió.
El Fondo Monetario Internacional también ha pedido al gobierno que compre dólares. “Hemos enfatizado la necesidad de acelerar la acumulación de reservas para ayudar a manejar mejor la volatilidad y reforzar aún más la confianza del mercado”, señaló la semana pasada la portavoz del FMI Julie Kozack.
Las reservas netas del Banco Central —el total menos los pasivos— eran negativas en US$12.400 millones al 7 de noviembre, unos US$9.000 millones por debajo de la meta con el FMI para fin de año, según estimaciones de la corredora local Max Capital. El gobierno enfrenta además un vencimiento de bonos globales por US$4.500 millones en enero, que podría cubrir con financiamiento privado tras la caída del riesgo país después de las elecciones de octubre. Desde entonces, el ingreso de divisas ha aumentado, ya que varias empresas recurrieron a financiamiento externo.
Caputo y Bausili han dado varios motivos para no liberar el tipo de cambio. Uno de ellos: “No podemos dejar flotar la moneda cuando nuestra alternativa política sigue siendo el comunismo”, señaló el ministro la semana pasada. El partido de Milei sufrió un duro revés en las elecciones de la Provincia de Buenos Aires en septiembre, donde el peronismo local se impuso debilitando al gobierno antes de las legislativas nacionales.
Las preocupaciones sobre el exceso de pesos también pesan. “Hoy el gobierno no está comprando dólares porque hay un exceso de pesos y el objetivo es levantar el cepo cambiario. Si levantás el cepo ahora, podrías desencadenar una corrida contra el peso y recalentar la inflación”, explicó Ramiro Castiñeira, miembro del consejo asesor del gobierno.
Para evitarlo, es necesario que aumente la demanda de pesos, reduciendo el exceso monetario, agregó Castiñeira. Ese sobrestock equivale actualmente a alrededor de 1,5% del PIB, frente a cerca de 10% en noviembre de 2023, antes de la llegada de Milei al poder, estima.
Algunos en el mercado creen que el gobierno podría cambiar de rumbo en las próximas semanas y comenzar a comprar reservas, dado que en diciembre los argentinos suelen necesitar más pesos por los gastos de fin de año. De hecho, los depósitos en dólares del Tesoro en el Banco Central aumentaron en US$117 millones la semana pasada, según cifras publicadas en el sitio web de la entidad, lo que refleja un ritmo de acumulación de reservas incipiente pero aún lento.
“En diciembre, la demanda de dinero siempre aumenta por cuestiones estacionales”, dijo Daniel Chodos, socio de Dhalmore Capital en Buenos Aires, quien agregó que eso podría llevar al gobierno a aumentar las reservas. Otros factores, como la liquidación de exportaciones agrícolas o el desarme de posiciones tras emisiones de bonos en el exterior, también influirán, señaló Fabio Saraniti, socio de Win Securities.
Las autoridades afirman que esto sucederá, pero en sus propios términos. “Vamos a acumular reservas, y más de lo que cualquiera pueda estar pensando”, dijo Caputo el jueves pasado, añadiendo que las compras seguirán el aumento de la demanda de pesos. “La acumulación de reservas será consecuencia del éxito del programa, no su motor. El objetivo no puede ser la acumulación de reservas a cualquier costo, de manera que pueda poner en riesgo la estabilidad económica”, sostuvo Bausili el miércoles en un simposio económico.
Aun así, el gobierno no dispone de mucho tiempo, advirtió Juan Manuel Pazos, economista de la corredora One618. Si la administración mantiene el esquema actual, “el fantasma de la elección de 2027 pesará sobre las decisiones de política, limitando la capacidad del gobierno para cambiar de rumbo hacia un régimen coherente en ese momento”, dijo.
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