“Rehabilitación y alta médica”: el diagnóstico desde el BCRA para la Argentina de Milei

Vladimir Werning, vicepresidente del Banco Central, anticipa “el alta médica” para la Argentina durante la segunda mitad del gobierno de Milei.

BCRA
30 de septiembre, 2025 | 03:24 PM

Buenos Aires — El equipo económico del Gobierno argentino ve un futuro prometedor para el país durante la segunda mitad del mandato de Javier Milei. Tras las elecciones legislativas de medio término, anticipan que Argentina iniciará una etapa de “rehabilitación y alta médica” luego de dejar atrás la “enfermedad crónica” que viene sufriendo en las últimas décadas: el llamado “impuesto inflacionario“.

Una presentación del vicepresidente del Banco Central (BCRA), Vladimir Werning, brindada el jueves, 25 de septiembre en el Congreso Internacional de Salud ALAMI, traza un paralelismo entre la situación económica del país y la de un paciente con una enfermedad crónica, que debió someterse a una “terapia intensiva” y que podría ingresar próximamente en etapa de rehabilitación para seguir los pasos de Polonia. “La estabilidad económica nos da la posibilidad de estar más sanos”, se titula.

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Inflación: una enfermedad crónica

En primer término, Werning señaló que Argentina viene de transitar “un siglo de impuesto inflacionario”. “Desde 1945 (con excepción de 1990s) el Estado Argentino ha recurrido al impuesto inflacionario para financiarse de manera desmedida y crónica”, advierte. La alta inflación, dice, genera incertidumbre en las decisiones, reduce el horizonte de planeamiento y la capitalización empresaria, promueve ineficiencias y distorsiona la asignación de recursos.

“Socialmente, tiene un impacto regresivo. La inflación nos enferma, nos debilita, nos hace sufrir discapacidades y puede convertirse en una patología terminal (hiperinflación)”, graficó.

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Producto de la persistencia de esa alta inflación, expresa Werning, el ahorrista argentino debió enfrentarse a tasas de interés negativas en términos reales, con excepción de lo ocurrido en la década de 1990. Ese retorno “sistemáticamente negativo”, sumado a pérdidas incurridas por los sucesivos defaults de deuda pública, “desalienta el ahorro interno del país, promueve la dolarización de portafolios/salida de capitales, y desmonetiza la economía”, marcó.

A su vez, agregó que “el bajo ahorro interno limita la inversión privada”, contribuyendo a la vulnerabilidad de balanza de pagos (dependencia de financiamiento externo), y reduce la productividad.

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Para Werning, la “excesiva emisión monetaria” que se ha visto en el país en las últimas décadas se origina en el agotamiento de fuentes tradicionales de financiamiento del gasto público. “El exceso de gasto ha impulsado un exceso de impuestos, deuda y emisión”, expresó. Todo ello, sumó, ha sido perjudicial para la competitividad (vía más impuestos), la inversión privada (vía mayor deuda) o el ahorro privado (vía mayor inflación).

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Un BCRA en terapia intensiva

A ojos del equipo económico del Gobierno, el deterioro patrimonial del Banco Central heredado superaba el que alcanzó antes de que se desatara la hiperinflación de 1989. Ese estallido hiperinflacionario, señaló Werning, podría haberse repetido en 2023, después de que el Tesoro se financiara durante los 20 años anteriores por más de 60 puntos de PIB, “apropiándose de recursos del BCRA”. Entre dichos recursos, reflejó Werning en su presentación, se contabilizó tanto la emisión monetaria como la pérdida de reservas.

Sin embargo, expresó que “la contención que brindó el cepo cambiario” lo postergó.

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Fuente: Presentación del vicepresidente del BCRA en ALAMI

Pero entre los costos de la imposición del cepo cambiario, el vicepresidente del BCRA enumeró el fomento de la brecha cambiaria, la pérdida de reservas, la acumulación de incumplimiento de pagos comerciales, la desmonetización de la economía y los cuellos de botella en la cadena productiva. “La respuesta rápida de la nueva administración (ajuste fiscal, monetario y cambiario) desactivó el riesgo hiperinflacionario en 2024”, señaló.

Para Werning, durante el primer año de gestión el Gobierno de Milei se debió realizar una “intervención quirúrgica” que incluyó “cirugía del déficit fiscal (presente y futuros) y extirpación de los excedentes monetarios (déficits fiscales acumulados del pasado)”. Así, recordó que se apuntó a sanear las instituciones monetarias para “recuperar y preservar la estabilidad”.

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“Para Argentina ese saneamiento puede parecer una ‘terapia innovadora’. Para la mayor parte del resto del mundo ese saneamiento es tan común como una ‘receta de la abuela’”, expresó en la presentación. “Recuperar la estabilidad económica nos da la posibilidad de estar más sanos”, agregó.

“El paciente se estabiliza”

Según la visión de Werning, Argentina es ahora “un paciente estabilizado”. Es que según indica, “el termómetro marca una baja fuerte de la fiebre (inflación observada) y los estudios indican una reducción de la inflamación (expectativa inflacionaria)”.

El funcionario del equipo económico incluso relativizó la reciente dispara de tasas de interés, proceso al que calificó de “transitorio” producto del riesgo electoral. “Una cicatriz no perjudica el proceso de recuperación: el crowding in del crédito al sector privado refleja un equilibrio macro sano”, señaló.

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En ese contexto, consideró que “las leyes del Congreso aprobando gastos sin recursos y la incertidumbre electoral generaron inestabilidad cambiaria (dólar), monetaria (tasas de interés), y crediticia (riesgo país) temporaria”.

De acuerdo a la visión de Werning, el reciente respaldo financiero del Tesoro estadounidense y el futuro acceso al mercado externo del Tesoro argentino permitirán “afianzar la estabilidad propia de una economía que vuelva a operar en condiciones normales”.

Una vez que todo eso ocurra, expresó, llegará en 2026 y 2027 la etapa de “rehabilitación y alta médica”. Así, indicó que el país habrá evitado el camino tomado por Venezuela y seguir los pasos de Polonia.

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