Bloomberg Línea — Luego del colapso del modelo económico adoptado por el Movimiento al Socialismo (MAS), que fracasó en las urnas tras 20 años en el poder, el nuevo gobierno debería enfocarse en la estabilidad de la economía, la transparencia y productividad, dijo el analista Fernando Romero.
Romero, expresidente del Colegio de Economistas de Tarija, manifestó que la nueva administración de Rodrigo Paz (centro-derecha), ganador de las elecciones a la Presidencia del domingo, debe asegurar que las reformas necesarias se implementen con responsabilidad social, protegiendo el empleo y reduciendo la pobreza.
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“El nuevo gobierno debe aplicar un programa integral de estabilización económica que combine disciplina fiscal, reformas estructurales e incentivos productivos”, detalló el economista boliviano en un análisis compartido con Bloomberg Línea.
Detalló que en el corto plazo, se requiere liquidez externa controlada para evitar el colapso del abastecimiento y una depreciación brusca, acompañada de una reorientación del gasto público.
Ya en el mediano plazo sugiere que deben implementarse políticas de reactivación productiva, incentivos a exportaciones y diversificación económica.
Y a largo plazo, según Romero, el plan del Gobierno de Paz debería ir orientado a instaurar una nueva arquitectura fiscal y monetaria que garantice la sostenibilidad macroeconómica, reducción del déficit, y menor dependencia del gas y los subsidios.
Una respuesta combinada a los males

Fernando Romero propone en su análisis una respuesta combinada a la crisis de Bolivia que incluya financiamiento internacional y ajuste del gasto público.
Mientras el financiamiento internacional proporcionaría liquidez inmediata para importaciones y deuda, el ajuste del gasto público podría contribuir a mejorar la sostenibilidad fiscal, pero “genera impacto social negativo a corto plazo”.
Una combinación de ambos “permite equilibrio entre liquidez y disciplina, con menor costo social”, según el economista.
En un reciente informe, la consultora Oxford Economics advirtió que es poco probable que la postura política “moderada” del presidente electo de Bolivia evite el incumplimiento de pagos del país.
“Con base en su perfil moderado y sus propuestas de campaña, no se espera que esto reduzca de manera significativa el riesgo de impago”, dijo la economista para América Latina de Oxford Economics, Debora Reyna.
La consultora le asigna una probabilidad de impago cercana al 45% en el escenario base a Bolivia y de casi el 100% en el escenario adverso.
Énfasis en los primeros seis meses

En todo caso, según Romero, para evitar mayores choques económicos, la nueva administración deberá buscar resolver en los próximos 6 meses problemas como el desabastecimiento de carburantes, la escasez de divisas y la elevada inflación.
En la cuestión del desabastecimiento de carburantes, en el inmediato (0–30 días) propone priorizar la importación de emergencia y la transparencia de inventarios para garantizar suministro a sectores críticos.
A largo plazo (1–3 años), sugiere una nueva ley de hidrocarburos, fomento de biocombustibles e inversión en producción interna para reducir la dependencia de importaciones.
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En cuanto a la escasez de dólares, a corto plazo dice que es importante enfocarse en restablecer la confianza financiera, aprobar créditos externos y liberar exportaciones con incentivos para sectores claves.
En el mediano plazo, se plantea una política monetaria sostenible, ajuste del gasto público y fomento de exportaciones no tradicionales. A largo plazo, Romero dice que la prioridad es diversificar la matriz productiva y exportadora, industrializar la economía y crear un fondo soberano para estabilizar divisas.
Ya para controlar la inflación en el corto plazo, cree que la medida clave es garantizar liquidez en dólares y abastecimiento regular de productos básicos, controlando la especulación y el contrabando.
En el mediano plazo, señala que se puede implementar una política monetaria coordinada, reducir emisión excesiva, reformar el tipo de cambio y aumentar productividad interna.
A largo plazo, se podría priorizar un sistema cambiario sólido, estabilidad de precios y una economía diversificada e industrializada con administración fiscal equilibrada, según Romero.
Una economía altamente presionada

La nueva administración de Rodrigo Paz se enfrentará una combinación de bajo crecimiento económico, la inflación más alta en casi 40 años, escasez de divisas y de múltiples bienes esenciales.
Según dijo Romero, esta crisis estructural tiene como un origen principal un gasto público elevado y sostenido por más de una década.
Esto, según el economista, “ha dado lugar a 11 años consecutivos de déficit fiscal, una actual recesión económica (estanflación), incremento de la informalidad, desempleo y pobreza”.
Bolivia acumula ya cuatro trimestres consecutivos de contracción del PIB en términos interanuales, confirmando un proceso recesivo prolongado que comenzó en la segunda mitad de 2024.
El país presentó contracciones de la economía del 1,97% en el primer trimestre de este año y del 2,79% en el segundo.
De acuerdo a las proyecciones del Banco Mundial, la economía boliviana se contraerá este año un -0,5% desde el 0,7% del año pasado.
Entre tanto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta que la economía boliviana crezca este año apenas un 0,6%, mientras que para 2026 no publicó proyecciones.
En el Instituto Internacional de Finanzas (IIF) proyectan apenas un 0,4% de crecimiento en 2025 y una contracción de 0,5% en 2026 para Bolivia.
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