Bloomberg Línea — Aunque su nombre no aparece en las papeletas, el expresidente Evo Morales (2006-2019) sigue siendo una figura central en el panorama político boliviano.
Ver más: Elecciones Bolivia 2025: racismo y homofobia marcaron la campaña electoral
Su ausencia formal en las elecciones presidenciales de 2025 tiene varias razones de fondo, pero principalmente su inhabilitación por una decisión que el Tribunal Constitucional del país tomó en mayo, tras haber cumplido el número máximo de mandatos permitidos. Esta restricción fue definitiva para apartarlo de la contienda, aunque no de la escena política.
Meses antes, en febrero, el político de 65 años había renunciado al Movimiento al Socialismo (MAS), partido político que lideró por casi tres décadas. Las profundas divisiones con el actual presidente Luis Arce, su exaliado, estallaron en 2023 tras desacuerdos internos y una lucha por el control del instituto político, sellando así su distanciamiento.
Otra señal de su no participación directa es que no ha respaldado a ningún candidato en esta elección. Morales se desmarcó de los dos principales contendientes, Jorge “Tuto” Quiroga y Rodrigo Paz, a quienes tildó de “chitacos” (serviles) por acudir a los organismos con sede en EE.UU. en busca de ayuda financiera para superar la crisis en el país.
En lugar de apoyar a algún bloque, llamó al voto nulo en la primera vuelta del 17 de agosto, logrando un récord del 19,87% en votos nulos y el 2,50% en blancos, con cifras aún mayores en bastiones rurales, según conteos del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
“En gran medida ese crecimiento de blancos más nulos, es voto que seguramente habría ido a parar a Evo Morales”, dijo Alfredo Serrano Manc, economista y director del CELAG, en X.
Lejos de retirarse, el líder político ya prepara su retorno. Está impulsando la formación de un nuevo partido llamado “Estamos Volviendo Obedeciendo al Pueblo” (EVO Pueblo), con el que planea participar en las elecciones subnacionales de abril de 2026.
Su estrategia es reconstruir capital político desde lo local, como lo hizo en sus inicios, y posicionarse nuevamente a nivel nacional.
Otro factor que explica su discreta posición en estas elecciones es su situación legal. Evo Morales enfrenta una investigación por presunta trata de personas, y aunque niega los cargos, su entorno reconoce el riesgo de una posible detención.
Los dos candidatos presidenciales han manifestado públicamente que, si llegan al poder, cumplirán la orden de aprehensión contra Morales para que responda ante la Justicia.
“Sin ser candidato y proscrito de esta segunda vuelta, todos hablan de nosotros. Unos prometen aprehensiones o exilios, otros amenazan con violencia sobre los territorios dignos de la Bolivia profunda”, dijo Morales en una publicación en redes sociales el 2 de septiembre.