Brasil presentará la financiación forestal como una solución rápida para el clima en la COP30

El próximo mes de noviembre, los negociadores se reunirán en la ciudad amazónica de Belém, cuando se cumplen diez años del histórico Acuerdo de París, en el que los países se comprometieron a limitar el calentamiento global.

Durante la COP29 los países desarrollados acordaron que porpocionarían anualmente US$300.000 millones a los países en desarrollo para su adaptación y transición.
Por John Ainger
10 de marzo, 2025 | 10:54 PM

Bloomberg — Brasil impulsará un aumento de la financiación para frenar la deforestación cuando se celebren las negociaciones de la ONU sobre el clima a final de año, con el argumento de que los sumideros naturales de carbono sirven de amortiguador en la débil lucha por frenar el calentamiento global.

“Los bosques nos pueden hacer ganar tiempo en la acción climática, en nuestro rápido estrechamiento de la ventana de oportunidad”, escribió André Correa do Lago, presidente designado de la cumbre, conocida como COP30, en una carta abierta que ha sido publicada este lunes. “Para aprovechar un potencial tan extraordinario se requiere un mayor respaldo e inversión a escala internacional”.

PUBLICIDAD
Deforestación en Brasil

El próximo mes de noviembre, los negociadores se reunirán en la ciudad amazónica de Belém, cuando se cumplen diez años del histórico Acuerdo de París, en el que los países se comprometieron a limitar el calentamiento global a, idealmente, 1,5°C, y muy por debajo de 2°C, por encima de los niveles preindustriales.

Lea más: Brasil enfrentará desafíos en la COP30 en medio de la amenaza climática por aranceles

El futuro de la diplomacia climática mundial se ha puesto en entredicho por la decisión del presidente de EE.UU., Donald Trump, de abandonar el pacto por segunda ocasión.

Mientras esboza sus planes para la presidencia de la COP30, Brasil se dispone no solo a contrarrestar la deforestación, sino a incrementar la financiación para la lucha contra el cambio climático y a dar voz a los pueblos indígenas, en un esfuerzo por mostrar que el multilateralismo todavía puede funcionar en medio de la retirada estadounidense.

Do Lago reconoció la “tristeza e indignación” que sienten aquellos que temen un retroceso en la acción climática y pidió a los líderes mundiales que cumplan sus compromisos para mantener el aumento de las temperaturas globales en un nivel idealmente de 1,5°C, y muy por debajo de 2°C, por encima de los niveles preindustriales.

Se espera que los países presenten sus planes actualizados sobre cómo alcanzar ese objetivo antes de la cumbre, después de que la mayoría de las naciones incumplieran el plazo de febrero establecido en el acuerdo de París.

El calentamiento de la Tierra ya superó los 1,5°C anuales por primera vez el año pasado, y las temperaturas seguirán aumentando a menos que se tomen medidas drásticas para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero.

PUBLICIDAD

Lea más: Brasil y la UE trabajan en objetivos climáticos más ambiciosos de cara a la COP30

Los bosques, que absorben miles de millones de toneladas de dióxido de carbono cada año, se consideran esenciales en la lucha contra el cambio climático.

La COP30 “tendrá lugar en el epicentro de la crisis climática, y será la primera que se celebre en la Amazonia”, declaró do Lago, señalando que este ecosistema vital corre el riesgo de alcanzar un punto de inflexión irreversible.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, hizo de la lucha contra la destrucción de la Amazonia una prioridad cuando asumió el cargo a principios de 2023. El país redujo la tasa de deforestación en un 50% en ese año y logró nuevos avances en 2024, según declaró el año pasado Marina Silva, ministra de Medio Ambiente del país, citando datos del gobierno.

Aún así, la deforestación ha ido en aumento en todo el mundo a medida que se talan árboles para la agricultura y la minería o se queman debido a la intensificación de los incendios forestales.

“Al asumir la realidad y contrarrestar la fatalidad, el cinismo y la negación, la COP30 debe ser el momento de la esperanza y las posibilidades a través de la acción, nunca de la parálisis y la fragmentación”, afirmó do Lago.

El año pasado, los negociadores del clima acordaron que los países desarrollados proporcionarían a las naciones en desarrollo US$300.000 millones anuales hasta 2035 para ayudarles en la transición y la adaptación al cambio climático.

Sin embargo, la credibilidad de esa promesa ya está siendo cuestionada con la salida de Trump del Acuerdo de París y el recorte de la ayuda internacional. En Europa, los países están optando por aumentar masivamente el gasto para reforzar la defensa, a expensas de los programas de desarrollo internacional.

Uno de los retos clave será demostrar que aún hay dinero disponible para los planes climáticos de los países en desarrollo.

PUBLICIDAD

Junto con el anfitrión de la COP29, Azerbaiyán, Brasil elaborará un informe en el que esbozará cómo hacer realidad otro compromiso adquirido el año pasado de movilizar US$1,3 billones en financiación climática de fuentes privadas para las naciones pobres, según la carta.

Lea más en Bloomberg.com