Bloomberg — La necesidad de Lucas Silva Ferreira de un nuevo aire acondicionado (a/c) para refrescar su casa en Río de Janeiro en febrero, cuando el calor es sofocante, le llevó a decidirse por un modelo chino en vez de los tradicionales LG o Whirlpool.
El precio de la nueva unidad de Hisense Home Appliances Group Co. que adquirió Ferreira fue de R$2.300 ( US$400), frente a los R$4.100 de un a/c comparable del fabricante surcoreano LG Electronics Inc. El modelo que escogió ofrecía una buena eficiencia energética y más tecnología.
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“Teniendo en cuenta el producto que yo buscaba, esta era la mejor relación calidad-precio, y funciona estupendamente”, afirmó este mes el hombre de 30 años. “Las marcas tradicionales eran mucho más costosas”.
A los consumidores de Brasil les atraen cada vez más los productos de China que llegan a los comercios minoristas.
Además, el futuro económico de estos dos países está entrelazándose aún más, y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha visitado Pekín esta semana para entrevistarse con altos cargos, entre ellos el presidente chino, Xi Jinping. Este lunes, el presidente Lula aseguró que la relación comercial entre ambas naciones tiene un potencial infinito.
En las semanas posteriores a la elección de Donald Trump como presidente, las empresas chinas inundaron las tiendas brasileñas con electrodomésticos y productos electrónicos.
Marcas que antes vendían televisores y teléfonos móviles empezaron a ampliar su surtido de productos. Hisense, TCL Electronics Holdings Ltd. y Midea Group Co. añadieron artículos como lavavajillas, lavadoras y frigoríficos.
Hisense, TCL y Midea no respondieron a las solicitudes de comentarios.
Sus movimientos muestran otra forma en que la guerra comercial de Trump está remodelando el panorama minorista mundial. Las empresas chinas están tratando de ganar cuota de mercado en América Latina a medida que los fuertes aranceles en EE.UU. y las políticas de Trump hacen que los productos sean más difíciles de vender allí.
EE.UU. y China acordaron el lunes reducir temporalmente los aranceles sobre los productos del otro durante 90 días para ganar tiempo y trabajar hacia un acuerdo más amplio.
Por su parte, los minoristas de Brasil apuestan por los productos chinos para revitalizar una demanda que se ha visto afectada por las altas tasas de interés y la ralentización de la economía. Se prevé que unos precios más bajos y una mayor competencia sean buenos para la industria local.
Las marcas chinas representan ahora el 20% de todos los productos electrónicos vendidos en Brasil, frente al 16,5% en 2019, según NIQ, una empresa de investigación. Están compitiendo con marcas como LG, Samsung Electronics Co, Electrolux AB, Panasonic Holdings Corp. y Brastemp, una marca de Whirlpool Corp. (WHP) popular en Brasil.
“Las empresas chinas están aumentando su cuota de mercado y diversificando sus carteras de productos al mismo tiempo”, dijo Henrique Mascarenhas, director para América Latina de Tecnología y Durables de NIQ, en una entrevista. “Estamos entrando en un ciclo en el que Brasil es cada vez más un actor clave”.
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Brasil es un objetivo natural para la expansión, dado que los televisores han sido históricamente un fuerte éxito de ventas allí para las marcas chinas. Brasil vende unos 12 millones de televisores al año, lo que lo convierte en el mayor mercado de electrónica de consumo de la región, según NIQ.
La estrategia para impulsar las ventas en Brasil se centra en las tiendas físicas, más que en las ventas en línea, para superar el sentimiento de desconfianza que algunos compradores tienen hacia los productos chinos.
Las marcas están invirtiendo mucho en elaborados expositores en las tiendas para mostrar los nuevos productos. Mientras que la mayoría de los televisores se exponen uno al lado del otro en grandes estanterías bajo una iluminación fluorescente, algunas de las marcas chinas están creando salones simulados dentro de las tiendas, con cómodos sofás e iluminación regulable.
Los propietarios de las tiendas apoyan este cambio porque las empresas chinas pagan más por los expositores y la publicidad para que sus productos lleguen a más compradores. También ofrecen a las tiendas condiciones más favorables en términos de pago y precios.
El Grupo Casas Bahia SA, una de las mayores cadenas minoristas de Brasil, declaró a Bloomberg que, desde 2020, los fabricantes chinos han pasado a representar el 18% de su negocio, frente al 10% anterior. Con la llegada de nuevos proveedores y productos, el minorista espera que esta cifra supere el 20% a finales de año.
“Estas empresas chinas suelen ser más agresivas en términos y precios, ofreciendo un negocio más atractivo”, afirma Gustavo Senday, analista de comercio minorista de XP. “El resultado de esto son unos márgenes potencialmente mejores” para los minoristas brasileños, añadió.

Un lavavajillas de la marca Midea cuesta unos R$3.229 (US$573,45), alrededor de un 22% menos que modelos similares de Electrolux y Brastemp, según los sitios web de los minoristas. Una lavadora de TCL se vende por alrededor de un tercio menos que su equivalente de Brastemp.
La fabricación local está ayudando a las marcas chinas a mantener los costes bajos.
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Brasil cuenta con una zona libre de impuestos en la ciudad norteña de Manaos, donde se produce una parte importante de los equipos electrónicos del país. Esta zona económica especial permite a las empresas beneficiarse de importantes exenciones fiscales, lo que les proporciona una ventaja de precio sobre los productos importados.
Midea tiene múltiples fábricas en Brasil, incluida una en el estado de Minas Gerais que fabrica frigoríficos, lavadoras y otros electrodomésticos.
TCL también opera su propia unidad de fabricación en Brasil, lo que le permite disponer de una oferta de productos más amplia para competir con marcas más establecidas.
Hisense produce televisores y aparatos de aire acondicionado en Brasil en colaboración con fábricas de Manaos, según la prensa local.
Las empresas chinas también están ofreciendo más productos premium para aumentar sus ingresos. En el cuarto trimestre, Hisense experimentó un aumento de casi el 700% en las ventas de televisores con tecnología de pantalla avanzada en comparación con el año anterior, según la empresa de investigación Counterpoint.
TCL fabrica el televisor más grande disponible actualmente en Brasil, el X955 Max, con una pantalla de 115 pulgadas. Se vende por unos R$170.000 (US$30.220).
Los fabricantes de aparatos electrónicos y electrodomésticos aspiran a replicar el éxito que las empresas chinas han tenido en el sector automovilístico. Los vehículos eléctricos de BYD Co. y Great Wall Motor Co. son cada vez más populares en Brasil y han ayudado a generar confianza en los productos chinos, según Bruno Porto, socio de PwC.
Para destacar en el mercado brasileño, las empresas tendrán que ofrecer algo más que exhibiciones elaboradas y precios más bajos. Los compradores también quieren un buen servicio posventa, algo de lo que carecían muchas marcas chinas en el pasado.
Derli Watras, de 44 años, dijo que el televisor TCL que compró en enero de 2024 tenía una “buena relación calidad-precio”, pero que el servicio de atención al cliente era totalmente deficiente. El botón de encendido/apagado de su nuevo mando a distancia no funciona y no ha podido ponerse en contacto con TCL.
“No puedo contactar con ellos en absoluto”, dijo.
Con la ayuda de Giovanna Serafim y Beatriz Amat.
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