Economista de Goldman Sachs advierte: el ajuste fiscal en Brasil no se puede posponer

Alberto Ramos, director de investigación económica para Latinoamérica del banco estadounidense, afirma que la política monetaria está cumpliendo con lo prometido, pero que la situación fiscal hace que su misión sea “casi imposible”.

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BCB
03 de octubre, 2025 | 06:38 PM

Bloomberg Línea — El Banco Central de Brasil frustró parte de las expectativas del mercado al adoptar un discurso más duro en la comunicación de su última reunión de política monetaria hace dos semanas, sin indicar margen para la reducción de las tasas de interés. En esa ocasión, mantuvo la tasa Selic en el 15% anual, el nivel más alto en casi dos décadas.

Son casi tres años con tasas de interés superiores al doble dígito, un remedio amargo que no se puede evitar, en opinión de Alberto Ramos, director de investigación económica para América Latina de Goldman Sachs.

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“La misión del Banco Central es casi imposible. [El Banco Central] tiene que mantener las tasas de interés a un nivel extraordinariamente alto, porque la autoridad fiscal no ha prestado la ayuda necesaria para desinflar la economía”, afirmó Ramos en una entrevista con Bloomberg Línea.

Crítico con la política fiscal adoptada por el actual gobierno brasileño, Ramos afirmó que, en su opinión, la situación ha mejorado desde principios de año. Desde entonces, han disminuido los signos de dominio fiscal, una situación en la que los mecanismos de política monetaria del Banco Central perderían eficacia.

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Aunque “menos potente” debido a la trayectoria ascendente de la deuda pública, la política monetaria está “cumpliendo con lo prometido”. Entre los indicios, se encuentran la inflexión en el ciclo crediticio, la desaceleración de la economía y la apreciación de la tasa de cambio.

“Hay pruebas de que la política monetaria está generando estos efectos en la economía, hasta tal punto que el Banco Central está satisfecho con el nivel actual de las tasas de interés: no es necesario aumentarlos más. Por otro lado, hay que ser paciente [a la espera de un recorte]”, afirmó.

El economista defendió que el Banco Central de Brasil ha sido “muy coherente y acertado” tanto en la toma de decisiones como en las comunicaciones posteriores. “No es necesario reinventar la rueda: así es como se desinfla la economía”.

Los activos podrían subir aún más

En lo que respecta al tipo de cambio, la dinámica de apreciación de la moneda se ha basado no solo en el diferencial de tasas de interés, sino también en una tendencia global a la devaluación del dólar, lo que contribuye a reducir la presión inflacionista sobre Brasil.

El dólar ya acumula una caída cercana al 15% frente al real en lo que va de año y el movimiento podría cobrar aún más fuerza con el avance del ciclo de recortes de tasas de interés de la Reserva Federal (Fed, el banco central estadounidense). La Fed realizó un recorte en la reunión de septiembre y Goldman prevé otros dos más este año.

La turbulencia en la política estadounidense también ha hecho que los inversores globales miren hacia otros mercados además de Estados Unidos. En Brasil, el índice de acciones brasileñas Ibovespa ya acumula una subida de cerca del 22% en lo que va de año, impulsado por el flujo externo.

Ramos defendió, sin embargo, la idea de que las ganancias son «modestas» y que el panorama podría ser aún mejor para los activos brasileños si las cuentas estuvieran en orden.

“Lamentablemente, Brasil no ha hecho los deberes desde el punto de vista fiscal para capitalizar de forma contundente en este escenario, que podría ser extraordinariamente favorable”.

El interés cauteloso de los extranjeros por Brasil responde a una serie de incertidumbres más allá de las fiscales, según el economista.

Entre los factores, Ramos señala que las tasas de interés siguen siendo altas y, a diferencia de otras economías, el ciclo de recortes no ha comenzado. Goldman Sachs espera que los recortes comiencen en 2026, con una tasa en diciembre del 12,25% anual.

Para sumarse a las preocupaciones, la economía se está desacelerando y el país se prepara para afrontar, el próximo año, unas elecciones presidenciales muy polarizadas.

“No es un ambiente de carnaval, ya que todavía hay muchas preocupaciones en el radar. Pero todo depende del precio”, concluyó.

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Elecciones de 2026

Para 2026, uno de los temores es que el gobierno Lula aumente el ritmo del gasto para intentar asegurar la reelección.

“Cualquier gobierno quiere ser reelegido y el instrumento fiscal es importante en esta estrategia. El problema es que la economía no necesita eso, sino menos gasto”, dijo Ramos.

El economista no prevé una “avalancha” de gastos el próximo año, pero cree que el gobierno explorará todas las alternativas disponibles, dentro y fuera del marco fiscal.

Entre las posibilidades fuera del presupuesto se encuentran, por ejemplo, el estímulo a la concesión de créditos por parte de los bancos públicos y el incentivo al gasto de los estados y municipios, mediante mecanismos que faciliten el endeudamiento con la Unión.

“El gobierno claramente quiere mantener la economía en auge y el mercado laboral resiliente para las elecciones. Pero no creo que haya un gasto desmesurado porque la reacción del mercado sería muy negativa. Sería contraproducente”, afirmó.

El economista citó a Argentina como ejemplo de país que logró llevar a cabo un ajuste fiscal de gran magnitud. Sin embargo, tras dos años de recortes, el presidente argentino Javier Milei perdió apoyo político en vísperas de las elecciones legislativas en el país a finales de octubre, lo que ha provocado el deterioro de las expectativas de los inversores.

“El mercado está estresado porque cree que Milei no tendrá capacidad para completar su agenda y que puede quedar políticamente vulnerable. Es un choque político, no macroeconómico: no es la misma preocupación que existe con respecto a la situación fiscal en Brasil”.

Por aquí, sea cual sea el gobierno elegido en 2026, Ramos prevé un camino arduo por delante, con una agenda fiscal “extremadamente complicada”. Y que, si no es aceptada por la próxima administración, puede poner a Brasil en una situación turbulenta. “No se puede posponer el ajuste fiscal para siempre”.

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