Bloomberg — El presidente chino, Xi Jinping, y el brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, acordaron aunar esfuerzos entre sus planes de infraestructuras durante unas conversaciones en Brasilia.
“Estableceremos sinergias entre las estrategias de desarrollo de Brasil, como la Nueva Industria Brasil (NIB), el Programa de Aceleración del Crecimiento, el Programa de Rutas de Integración Sudamericana y el Plan de Transformación Ecológica, y la Iniciativa Franja y Ruta”, dijo Lula tras recibir a Xi en visita de Estado, justo después de una cumbre del Grupo de los 20 en Río de Janeiro.
Aunque Brasil no se une formalmente a la iniciativa china de la Franja y la Ruta, Xi utilizó las mismas palabras para describir la asociación: el objetivo, dijo a los periodistas en el palacio residencial de Lula, es “establecer sinergias” entre el pacto de inversión firmado por Pekín y la estrategia de crecimiento de Brasil.
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El abrazo de Brasil a Pekín subraya un continuo alejamiento de EE.UU. en su intento de ascender en la cadena de valor y desarrollarse económicamente. Lula pretende transformar su economía, basada en las materias primas, con inversiones chinas, con la esperanza de aprovechar la iniciativa de infraestructuras Belt and Road, firmada por Xi, sin unirse formalmente a ella.
Los lazos más estrechos entre las dos naciones BRICS han desatado preocupaciones en la administración Biden, que advirtió a Brasil contra un compromiso más profundo con China. La representante de Comercio de EEUU, Katherine Tai, advirtió el mes pasado a Brasil que considerara los riesgos de unirse al BRI.
Dados los llamamientos del presidente electo Donald Trump a imponer aranceles de hasta el 60% a las importaciones chinas, su administración amenaza con ser aún más agresiva a la hora de enfrentarse a los aliados dispuestos a romper filas frente a Pekín.
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