Bloomberg Línea — Luego de que el CEO de Telefónica (TEF), Marc Murtra, confirmara que la multinacional española saldría de Chile, Venezuela y México, es decir, los mercados latinoamericanos donde todavía tiene presencia, hay quienes se están preguntando cuándo y por qué surgió la idea de desinvertir en la región.
Telefónica anunció en noviembre de 2019 que se desprendería de la mayor parte de su negocio en Latam para concentrarse en cuatro mercados específicos: Alemania, España, Reino Unido y Brasil. Sin embargo, el proceso avanzó con celeridad solo hasta este año.
En ese entonces, el otrora director ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, expuso que el cambio de estrategia estaba asociado a incertidumbres macroeconómicas, regulatorias y geopolíticas en la región, además de la presión competitiva.
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“La forma tradicional de crecer ya no sirve”, sostuvo en una carta donde informó sobre la desinversión. “Tenemos que buscar otras opciones”.
En el documento de hace casi seis años también se lee: “Nuestras operaciones en Hispanoamérica eran hasta hace unos años el motor de crecimiento de la compañía. Sin embargo, las condiciones particulares en estos mercados han impactado en la evolución de nuestros negocios, mermando su contribución en los últimos años por distintos motivos”.
Erick Rincón, director del Tic-Tank de la Universidad del Rosario, en Bogotá, sostuvo que en Latinoamérica la inestabilidad política, la inseguridad jurídica y la volatilidad cambiaria han complicado las operaciones de Telefónica, lo que ha llevado a una pérdida progresiva de competitividad frente a otros actores como América Móvil (AMX), del millonario mexicano Carlos Slim.
Por otra parte, un analista del sector y presidente de Digital Policy & Law, Jorge Fernando Negrete, dijo que el problema para Telefónica es que la región ya no le genera los ingresos esperados y sus operaciones allí le están causando más pérdidas que ganancias, por tanto, la decisión de vender activos no estratégicos.
¿Una decisión que tomó más de lo imaginado?
El 4 de noviembre de 2025, Marc Murtra ratificó que la salida de Latinoamérica, salvo en Brasil, obedece a la estrategia de 2019. La novedad radicó en que dijo abiertamente que desinvertiría en México, Chile y Venezuela, como ya lo hizo en Argentina, Colombia, Ecuador, Uruguay y Perú.
“Nuestra salida responde a una estrategia que se tomó en 2019 y que el Plan Transform & Grow refrenda ahora”, dijo Murtra. “Telefónica Hispam está todavía en México, Chile y Venezuela, y nos vamos a ir de todo Hispam”.

El CEO de la gigante española criticó de manera velada y sin nombrar a sus antecesores, José María Álvarez-Pallete y César Alierta, por no haber pisado el acelerador en la estrategia para concentrar las operaciones en Europa y Brasil.
“Telefónica ha tenido aversión a tomar decisiones difíciles (…), nos ha faltado flexibilidad financiera y, vinculado a ello, hemos pecado de cortoplacismo y lentitud. Me toca hacer la labor del médico, realizar una diagnosis para actuar sobre ella”, agregó.
Con la fase final de su reestructuración, Telefónica apunta a un crecimiento anual compuesto del 1,5 al 2,5% de los ingresos entre 2025 y 2028, acelerándose hasta entre 2,5 y 3,5% entre 2028 y 2030.
La desinversión de Telefónica en la región
Telefónica acordó en febrero de este año la venta de sus operaciones con Telecom Argentina por US$1.245 millones, si bien el Gobierno de Javier Milei prometió bloquear la transacción argumentando preocupaciones ante la posibilidad de un monopolio.
Telefónica también informó, solo que en marzo, que vendería el 65% de sus operaciones que posee en Movistar Colombia a Millicom por alrededor de US$400 millones, aunque el proceso no ha terminado.
En Perú, el negocio de Telefónica fue vendido en abril en alrededor de US$1 millón a la argentina Integra Tec International Inc, que posee experiencia en las industrias de telecomunicaciones, servicios públicos, medios, energía, química y recursos naturales.
En Ecuador y Uruguay, las filiales de Telefónica fueron vendidas a Millicom Spain el pasado octubre, por US$380 millones y US$440 millones, respectivamente.
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