Elecciones Chile 2025: qué está en juego para la economía, el empleo y la desigualdad

Los retos que tendrá el futuro presidente son amplios. Expertos hacen un balance de los aciertos y desaciertos del Gobierno de Gabriel Boric, a puertas de terminar su mandato.

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Foto de archivo de una persona votando durante la elección primaria presidencial en Santiago.
Por María Fernanda Almeida
16 de noviembre, 2025 | 07:00 AM

Bloomberg Línea — Los chilenos inician el domingo el proceso para elegir al sucesor de Gabriel Boric y se enfrentan al dilema de escoger entre un mandatario que mantenga la línea progresista que eligió al presidente saliente, el más joven del país, que trajo promesas de cambio parcialmente cumplidas pero que no le bastaron para mantener su popularidad, o hacer un giro hacia políticas más conservadoras.

En medio de una creciente polarización y radicalización de la campaña, los electores chilenos parecen inclinarse a escoger entre el ultraderechista José Antonio Kast y la oficialista Jeannette Jara, quienes probablemente pasarían a una segunda ronda electoral, pues ni ellos, ni el resto de los seis aspirantes presidenciales parece tener la mayoría del 50% + 1 de los votos necesarios para alzarse con la victoria el domingo.

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Pero cualquiera que sea el ganador de la primera vuelta, o los precandidatos que pasen a una segunda ronda electoral, Chile enfrenta retos importantes respecto al crecimiento económico, la productividad, el empleo, la desigualdad y el gasto fiscal, dijeron tres expertos consultados por Bloomberg Línea.

Crecimiento económico

En el segundo trimestre de 2025, la actividad económica en el país creció un 3,1% debido principalmente al desempeño de sectores como servicios personales, comercio, minería e industria manufacturera, según el Banco Central de Chile.

Juan Ortiz, economista sénior del Observatorio del Contexto Económico (OCEC) de la Universidad Diego Portales, asegura que el próximo gobierno tiene retos complejos en esta materia.

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“Por una parte, lograr impulsar un mayor crecimiento efectivo y tendencial donde, si bien la formación bruta de capital fijo (inversión) ha logrado un repunte, esta se concentra principalmente en los sectores de minería y energía”, comentó Ortiz.

“Es decir, el resto de inversión se encuentra virtualmente estancada. Por lo cual, reducir la carga impositiva y aminorar los costos de transacción por medio de agilizar los permisos para el desarrollo de proyectos serán elementos cruciales en 2026”.

René Fernández, economista de la Universidad de Santiago, le suma una complejidad. Sostiene que el crecimiento en Chile no se refleja en el empleo y existe el riesgo de que la tasa de desempleo actual, del 8%, se mantenga por un periodo más prolongado.

“Hay un problema estructural, pero una de las respuestas es que, si estoy creciendo, no es necesario que contrate a más personas que pueden ser suplidas por mayor eficiencia, sobre todo en un mundo que está inclinándose ciegamente hacia la inteligencia artificial”, dice.

Andrea Sato, socióloga e investigadora de la Fundación Sol, coincide con esta postura y agrega que el crecimiento en Chile solo se refleja en un segmento de la población y no en la clase trabajadora. Esto genera desigualdad.

Chile

Un reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) destaca a Chile como uno de los países más desiguales, con el 10% más rico ganando 27 veces más que el 10% más pobre.

El economista Ortiz plantea algunas salidas: “Generar políticas para reducir la desigualdad conlleva necesariamente impulsar el rol del Estado, tanto a nivel de la carga tributaria como de las transferencias monetarias a la población. Si bien un alza de la carga tributaria tendría incidencia en una menor desigualdad, en la práctica, las mejores políticas son a partir del impacto del gasto público en transferencias monetarias o impuesto negativo al ingreso”.

Mientras que Sato cree que la política tributaria debe ser diferenciada: “Es fundamental que el próximo gobierno, esperando que sea un gobierno progresista, ponga énfasis en una reforma tributaria que grave al gran capital y no a las familias a través del IVA”.

Fernández discrepa con la experta, pues cree que se corre el riesgo de que las grandes empresas se trasladen a otros países donde los impuestos tributarios favorecen a inversionistas generando paraísos fiscales. “Es un tema de gran importancia que deberá ser evaluado por el próximo presidente”, dice.

Oportunidades en el ámbito laboral

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INE), la tasa de desempleo en Chile fue del 8,6%, y del 8,9% en la Región Metropolitana, entre junio y agosto de 2025, mientras que la tasa de empleo informal fue del 2,6%. La mayor incidencia ocurrió en servicios administrativos y de apoyo (13,7%) y la menor en comercio (-3,9%).

Para los precandidatos con mayor opción para ganar la presidencia, promover el empleo ha sido una de las banderas de campaña. Por ejemplo, José Antonio Kast, candidato por el Partido Republicano, plantea incentivos tributarios para las empresas que contraten trabajadores con riesgo de informalidad; mientras que la candidata de la centroizquierda, Jeannette Jara, reitera que impulsará la reducción de la jornada laboral a 40 horas, aumentará el salario vital y la sala cuna universal para que más mujeres puedan acceder al trabajo.

La socióloga Sato asegura que más allá de las propuestas que tengan los candidatos, quien gane la Presidencia debe comprender la nueva estructura del empleo en Chile, en Latinoamérica y a escala global, donde el campo laboral se ha transformado y se ha vuelto más precario porque no hay contratos formales, ni seguridad social.

Fomentar los puestos de trabajo que se perdieron durante la pandemia, un pendiente en la economía chilena. Fotógrafo: Galit Rodan/Bloomberg

“Desde el peor momento de la pandemia hasta hoy en día, todavía faltan por recuperarse al menos 200.000 empleos. Es importante preguntarnos si es que esos empleos se van a recuperar o no”, menciona.

Sato insiste en que hay factores multisectoriales para mejorar el empleo, como presionar al empresariado para que mejore las condiciones de la empleabilidad con mayor formalidad, y apostar por trabajos alineados a un cambio en la matriz productiva con el desarrollo de la ciencia y la tecnología.

Gasto fiscal

El pasado 30 de septiembre, el presidente Boric presentó el Proyecto de Ley de Presupuesto de la Nación del año 2026, que ingresó al Congreso para su discusión. El gasto fiscal subió un 1,7%. Según el presidente chileno, sería consistente con el cumplimiento de la meta fiscal a la que se comprometieron al inicio de su Gobierno del 1,1% de déficit fiscal.

Uno de los mayores gastos para 2026 se ha destinado al área de la salud, con un incremento del 5,5% respecto al presupuesto anterior (US$947 millones). Las pensiones jubilares también registran un aumento del 8,9%, destinado principalmente a la Pensión Garantizada Universal (PGU), que subirá el próximo año a CLP$250.000 (US$260) para mayores de 75 años. En las áreas de la vivienda y la seguridad pública también hay incrementos, aunque más leves.

El especialista René Fernández considera que en los últimos años ha habido una economía responsable.

“Hay muchos países que consideramos desarrollados, que tienen niveles de endeudamiento mucho más complejos como Estados Unidos, que normalmente va aumentando su deuda periodo tras periodo o España que está pagando sus pensiones con deuda”.

René Fernández.

Además, cree que la propuesta de algunos candidatos de recortar el gasto público, como lo ha anunciado el ultraderechista José Antonio Kast, con un recorte de US$6.000 millones, podría afectar los derechos sociales. “Son cifras exageradas, probablemente se produciría un colapso en la economía si es que tratamos de reducir a tal nivel nuestro presupuesto”.

El economista Ortiz piensa que el alza del 1,7% del gasto fiscal del actual Gobierno es moderada, pero insiste en que aún existe incertidumbre sobre la proyección de ingresos fiscales para 2026.

En ese sentido, lo más importante es lograr un repunte del crecimiento económico apostando por el empleo asalariado formal en el sector privado, implementando medidas para ampliar la ocupación laboral e impulsando la inversión pública, según él.

Ver más: Estas son las medidas que implementará Chile por las elecciones de este domingo

El legado de Boric

La investigadora Sato tiene dos posturas. Por un lado, considera que el gobierno de Boric logró mejoras en la calidad de vida para la clase trabajadora con el aumento del salario mínimo, que en enero de 2026 subirá a CLP$539.000 (US$582), y la reducción de la jornada laboral a 40 horas. Sin embargo, asegura que no logró cambios estructurales respecto al modelo neoliberal que caracteriza la economía chilena y que, a su criterio, incrementa la desigualdad, uno de los principales problemas del país.

“Lo que ha pasado con Gabriel Boric es que es un Gobierno de continuidad, que ha mantenido la estructura de un modelo neoliberal y que no ha tomado las oportunidades para una transformación radical, por ejemplo, hacia un modelo de matriz productiva”, dice Sato. Esto, asegura, no ha permitido construir una autonomía económica para Chile, que sigue dependiendo de una matriz primaria exportadora frente a las grandes potencias.

Ver más: Elecciones Chile 2025: ¿cuáles son las propuestas de política exterior de los candidatos?

Aunque René Fernández, economista de la Universidad de Santiago, coincide con Sato en que el Gobierno actual tiene aciertos, a los que suma la reforma previsional para aumentar las pensiones jubilares, además cree que el contexto económico mundial no favoreció la gestión de Boric.

“Los últimos años ha habido estallidos sociales, guerras comerciales, efectos pospandemia”, dice. “Han sido años complejos y en el fondo afectan estructuralmente a la situación de empleo, que sumada a la migración causa un fuerte impacto”.

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