Bloomberg — La candidata presidencial de centroderecha de Chile, Evelyn Matthei, fue aclamada como una estrella de rock en la principal conferencia de inversores del país celebrada este mes. Sin embargo, las encuestas muestran que ese entusiasmo no trasciende mucho más allá de la clase ejecutiva, que busca devolver al país a una senda moderada y favorable al crecimiento.
La favorita de los inversores ha caído al tercer lugar antes de la primera vuelta de las elecciones del 16 de noviembre, por detrás de dos rivales en los extremos políticos: la comunista Jeannette Jara, por un lado, y el ultraconservador José Antonio Kast, por el otro.
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Siguiendo una pauta que se ha observado en todo el mundo, el centro político se está vaciando y el discurso polarizado ha aislado a los votantes moderados.
La candidatura “sensata” —como ella misma la describe— de Matthei promete impulsar el crecimiento económico y frenar la migración clandestina, al tiempo que unifica el país. “Competencia, responsabilidad, liderazgo, valentía y, sobre todo, acuerdos”, dijo a los altos ejecutivos presentes en el evento para inversores.
En el resto de Chile, su tarea es recuperar el apoyo que ha ido a parar a Kast y reforzar su discurso ante los votantes de clase trabajadora y las mujeres si quiere tener alguna posibilidad de llegar a la segunda vuelta de diciembre.
Es un momento crucial para una política experimentada que habría sido impensable cuando estaba en la cresta de la ola hace varios meses. Matthei, de 71 años, goza de un gran reconocimiento, un índice de rechazo inferior al de sus adversarios y el respaldo de los economistas más influyentes de Chile. Sin embargo, dada la distancia que tiene que recuperar antes de mediados de noviembre, no solo necesita ampliar su red de apoyo, sino que también necesita que sus oponentes cometan errores.
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Los votantes indecisos en estas elecciones son escasos —aproximadamente un tercio de los de 2021—, por lo que cualquier avance tardío tendría que provenir de la base de Kast, según Kenneth Bunker, analista político y profesor de la Universidad San Sebastián.
“Si es que Evelyn Matthei quiere subir, no tiene que ir a buscar a indecisos que normalmente están en el centro. Tiene que ir hacia la derecha”, dijo Bunker. “El país está mucho más a la derecha de lo que está normalmente”.

Las encuestas del fin de semana pasado de Panel Ciudadano, Cadem y Criteria muestran a Matthei por debajo de Kast entre 7 y 9 puntos porcentuales en la primera vuelta. Las tres, a su vez, muestran a Kast justo por detrás de Jara. En la probable segunda vuelta, tanto Kast como Matthei derrotarían fácilmente a Jara, según las mismas encuestas.
Esto dista mucho de lo que ocurría en el primer trimestre de este año, cuando las encuestas mostraban a Matthei superando a todos sus rivales, con un apoyo que era el doble del de Kast.
Para impulsar el apoyo en la recta final, tendrá que esforzarse más por atraer a la derecha y, en general, a los votantes relativamente apáticos que votarán por primera vez este año debido a las nuevas normas de voto obligatorio, según Cristóbal Huneeus, director de ciencia de datos de la empresa de análisis de datos Unholster.
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Las encuestas muestran que los menos comprometidos políticamente se inclinan en gran medida por Kast, lo que consolida las expectativas de que superará la primera vuelta y ganará la segunda vuelta del 14 de diciembre.
Sin embargo, incluso en caso de derrota, es probable que la coalición de Matthei mantenga un bloque considerable en el Congreso, suficiente para frenar o dirigir la agenda del próximo gobierno.
Probada en batalla
El extenso currículum de Matthei incluye experiencia como senadora, alcaldesa y ministra de Trabajo, así como una fallida candidatura presidencial en 2013. A medida que se calentaba la carrera de este año, se presentó a sí misma como una líder consumada y probada en batalla, capaz de volver a encarrilar a Chile tras los continuos errores del presidente saliente, Gabriel Boric, un líder de izquierda que asumió el poder con solo 36 años.
Su campaña tropezó desde el principio. Hija de un general que sirvió en la dictadura militar de Augusto Pinochet entre 1973 y 1990, Matthei desató la indignación en abril al afirmar que el golpe de Estado que dio paso al régimen de derecha fue “necesario”. Siguió adelante reforzando la experiencia económica de su equipo con funcionarios que habían servido bajo el mandato del multimillonario expresidente Sebastián Piñera, lo que dejó al descubierto sus innegables vínculos con la clase dirigente chilena.
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Para el analista político Gonzalo Müller, director del Centro de Políticas Públicas de la Universidad del Desarrollo, Matthei ha dado con el tono adecuado de unidad y moderación, evitando la polarización y destacando frente a los extremos de Kast y Jara.
De cara al futuro, con una tasa de desempleo nacional muy por encima de los niveles previos a la pandemia, Matthei puede ganarse a más trabajadores convenciéndolos de que su equipo económico generará puestos de trabajo, afirmó Müller. También puede marcar un contraste más marcado con Kast, quien anteriormente pidió el cierre del Ministerio de la Mujer y se opuso vehementemente al aborto, diciéndoles a las votantes femeninas que está más en sintonía con ellas, añadió.

En cualquier caso, Matthei se ve acosada por las incesantes dudas sobre si su candidatura sigue teniendo futuro.
En un acto celebrado el 18 de octubre en la región centro-sur del Maule, Matthei prometió honestidad y justicia social.
“Aquí hay demasiadas inequidades, hay demasiadas injusticias”, afirmó, señalando lo que describió como funcionarios públicos muy bien pagados, pero incompetentes. “Esto es lo que queremos cambiar. Y por eso es que nosotros queremos pasar a segunda vuelta y, con la ayuda de ustedes, lo vamos a hacer”.
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