El “fenómeno Bukele” en Latinoamérica, ¿por qué algunos políticos quieren seguir sus pasos?

Expertos ahondan en la popularidad del salvadoreño Nayib Bukele en Latinoamérica. Candidatos presidenciales de Colombia y Chile lo toman como ejemplo. El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, parece seguir su pasos.

El “fenómeno Bukele” en Latinoamérica, ¿por qué en la región quieren seguis sus pasos?
08 de octubre, 2025 | 07:00 AM

Bloomberg Línea — Nayib Bukele es el jefe de Estado con mayor aprobación en América Latina (87%, según CID Gallup), en gran medida porque El Salvador, que una década atrás era el país más peligroso de la región, ahora es el más seguro.

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El éxito de su denominada “guerra contra las pandillas” ha sido suficiente para que políticos latinoamericanos, de Colombia a Chile, busquen seguir su ejemplo, pero también para que un sector de la ciudadanía reclame líderes como él.

Dicha guerra ha implicado casos de detenciones ilegales, tortura, desaparición forzosa y violencia sexual, según la Corte Interamericana de Derechos Humanos, producto de un régimen de excepción que ha sido prorrogado por Bukele desde marzo de 2022, sin mayores contrapesos de los otros dos poderes del Estado.

“Bukele es un tipo que te clava una puñalada con una sonrisa”, dice el estratega político Ángel Beccassino. “A mí, a veces me hace recordar una milonga de Edmundo Rivero, que dice: con toda la educación, amablemente, le fajó 34 puñaladas”.

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Beccassino fue el estratega tras la reelección del mandatario colombiano Juan Manuel Santos en 2014, la campaña presidencial de Gustavo Petro en 2018 y el fenómeno electoral Rodolfo Hernández en 2022, también en Colombia.

Además, asesoró a Lucho Garzón, el primer alcalde izquierdista de Bogotá, la capital colombiana (2004), y a Daniel Quintero para la de Medellín (2020).

Ahora trabaja con el político colombiano Roy Barreras —un excongresista que mudó de la derecha a la izquierda y fue clave en la última campaña de Petro— en su aspiración presidencial de cara a las elecciones de 2026.

En conversación con Bloomberg Línea analiza el “fenómeno Bukele”: “Bukele es un tipo que tiene talento, un tipo que viene de la publicidad y utiliza recursos publicitarios, como Donald Trump, que es una campaña publicitaria permanente”, dice. “Súmale que tiene encanto: es un presidente de mano dura, pero amable y de modales suaves”.

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Becassino plantea que el mandatario salvadoreño aprovechó el “miedo al delincuente” en la región y casi que lo convirtió en “odio al delincuente”. De ahí la recepción que tuvo en un país azotado por pandillas como la Mara Salvatrucha y Barrio 18.

“Bukele, con sus cárceles y el exhibicionismo de los chicos de las maras, rapados y corriendo en cuclillas, casi castigados al extremo, generó en Latinoamérica -donde el miedo al delincuente está exacerbado- la idealización de un presidente como él”, dice el estratega político. “El miedo siempre ha sido un factor de manipulación”.

Para Becassino, el presidente Daniel Noboa en Ecuador “es una caricatura de Bukele”, y el senador Jotape Hernández en Colombia, “un bravucón”, es también una asociación al mandatario salvadoreño.

El Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), el 1 de marzo de 2023. Su tamaño equivale a siete veces el Estadio Cuscatlán, con capacidad para 44.836 hinchas, en San Salvador.

Aires de “bukelización” en Colombia

En Colombia, la precandidata Vicky Dávila, exdirectora de revista Semana, asegura que no va a “ser como Bukele” o como el argentino Javier Milei, con quienes a menudo es relacionada, pero admitió que si gana “tomará cosas probadas en otros países” y las “colombianizará”.

“Hay que trabajar con países aliados con los que hay una identidad de Gobierno o por la seguridad. Yo lo he dicho, si nos reciben allá unos [delincuentes], se los mandamos”, dijo Dávila en su cuenta en TikTok, aparentemente haciendo alusión a la megacárcel del CECOT en El Salvador.

Otro aspirante a la Presidencia colombiana, Abelardo de la Espriella, otrora abogado defensor de Alex Saab, actual ministro de Industria de Venezuela y a quien EE.UU. señaló en el pasado como testaferro de Nicolás Maduro, también ha dejado entrever que quiere colombianizar políticas de Bukele.

“En Colombia no hay cárceles: hay hoteles del crimen. El CECOT implementado por el presidente Bukele es una gran idea”, dijo de la Espriella en una publicación en X. “Delincuente que no se someta, será dado de baja; y si se somete, deberá ir a una cárcel para pagar, como corresponde, su deuda con la justicia”.

Para Beccassino, el precandidato presidencial que en su personalidad podría “tener cositas” de Bukele no es de la derecha, sino de la centroizquierda: Daniel Quintero.

“Quintero podría llegar a tener una figura tipo Bukele, porque juega en ese filo entre la amabilidad y el golpe fuerte”, dice Beccassino sobre Quintero, que ha hecho parte de los dos partidos de mayor tradición en Colombia, el Conservador y el Liberal, pero también de los progresistas Alianza Verde e Independientes.

¿Chile también sigue los pasos de Bukele?

Algunos aspirantes a la Presidencia de Chile también han manifestado su interés en replicar, o por lo menos tomar como referencia, las políticas de seguridad en El Salvador.

José Antonio Kast, el precandidato de derecha que mayor intención de voto registra, aunque no la suficiente para imponerse a su oponente de izquierda, Jeannette Jara, según las más recientes encuestas Cadem, visitó el CECOT en El Salvador, en abril de 2024.

Otra aspirante de derecha, Evelyn Matthei, presentó el pasado julio al colombiano Andrés Guzmán Caballero como uno de sus asesores en materia de seguridad, un nombre que no pasó desapercibido en la opinión pública porque fue el comisionado presidencial para los derechos humanos de Bukele.

Franco Parisi también ha demostrado ser un admirador de las cárceles bukeleanas. “Los que pasa es que los buenos la estamos pasando mal y los malos la están pasando bien, con Parisi presidente los criminales tienen dos opciones, cárcel o bala”, dice en una entrevista durante su campaña.

“En Chile, hay una conciencia bastante transversal de que la seguridad es la primera preocupación de los ciudadanos, desde la candidatura del oficialismo hasta la derecha”, dice Rodrigo Pérez de Arce, analista chileno e investigador Doctoral en Derecho de la Universidad de Birmingham. “Pero al mismo tiempo la ciudadanía ha ido demandando a alguien parecido a Bukele”.

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Pérez de Arce dice que, recientemente, en unas protestas adelantadas en el norte del país, había pancartas en las que se leía: “Chile necesita de Bukele”. Y en redes sociales es común ver publicaciones de ciudadanos requiriendo un líder que tome decisiones como el salvadoreño.

Lo que está sucediendo se relaciona con tres aspectos, según el analista:

  • La capacidad de Bukele para mostrar eficacia en control del crimen, más allá de los cuestionamientos de los medios que sustentan dicha eficacia.
  • Un dominio hábil del lenguaje actual de la política.
  • El aumento en la tasa de homicidios en Chile, que es relativamente baja en comparación con el resto Latinoamérica.

“Bukele habla en un lenguaje que la gente no sólo entiende, sino que espera”, dice Pérez de Arce. “El candidato que uno en Chile asociaría con el Bukele es Johannes Kaiser, pero le falta una parte, la parte más ‘cool’”.

Bukele se describió como “el dictador más cool del mundo mundial" en su biografía en Twitter el 21 de noviembre de 2021.

El “fenómeno Bukele” en Latinoamérica, ¿por qué algunos quieren seguir sus pasos?

Recientemente, la directora de Human Rights Watch para las Américas, Juanita Goebertus, sostuvo que Bukele y el presidente Noboa en Ecuador —por no hablar de los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela— son muestra de “fenómenos de inmenso crecimiento del autoritarismo en la región”.

Al preguntarle a Pérez de Arce si en Chile hay preocupación por la posibilidad de que un candidato, una vez asuma la presidencia, concentre el poder que Bukele tiene en El Salvador, respondió que no.

“Aunque Chile padece problemas bastante serios en materia de seguridad, tiene un sistema institucional que todavía está a tiempo de responder desde las herramientas democráticas”, dice. “En El Salvador ni el partido Arena ni el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional logran ejercer ningún tipo de control sobre Bukele”.

Ecuador, ¿un caso para preocuparse?

El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, cuestionó en una entrevista con la revista The New Yorker a Bukele por referirse a sí mismo como “el dictador más guay del mundo” en “un país del tamaño de Guayas”, una provincia del país andino.

Sin embargo, algunas políticas y propuestas de Noboa en Ecuador se asemejan a las de Bukele en El Salvador.

Desde el 8 de enero de 2024, Noboa ha decretado un sinnúmero de estados de excepción argumentando la existencia de un conflicto armado interno (CANI), aun cuando la Corte Constitucional, en más de una ocasión, ha desestimado que exista.

Daniel Noboa, presidente de Ecuador

Noboa, como Bukele, ha propuesto reducir el número de parlamentarios de la Asamblea Nacional y destituir a los jueces de la Corte Constitucional, su principal contrapeso y a la que su Gobierno ha declarado “enemiga del pueblo” por poner freno a algunas de sus leyes.

¿Existe entonces la posibilidad de que Ecuador siga los pasos de El Salvador?

“No, al menos por ahora. No es tan fácil copiar este modelo, no es explícitamente el modelo a seguir para Noboa”, dice Arturo Moscoso, director de la Red de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de Ecuador. “Pero más allá de sus declaraciones, sí hay cierto parecido, cierta copia, podríamos hablar de una especie de bukelismo ecuatorianizado”.

Moscoso argumenta que, como el contrapeso de la Corte Constitucional a Noboa es tan fuerte, cualquier intento de Noboa de imponer en una línea dura o “violatoria de derechos humanos”, como la de El Salvador, le será mucho más complejo.

Pero la situación podría cambiar si los ecuatorianos aprueban una Asamblea Constituyente, a través de una consulta popular impulsada por Noboa y convocada para el 16 de noviembre.

“Si esa consulta gana, iremos a la elección de una Asamblea Constituyente. Los asambleístas harán una nueva Constitución en la que se podría reorganizar la estructura del Estado y eliminar la actual Corte Constitucional, por ejemplo”, dice Moscoso. “Pero la Constitución no necesariamente sería aprobada porque el Gobierno, ante la escalada de violencia que vivimos, está perdiendo credibilidad y popularidad”.

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