Bogotá — La caída de la inversión ha sido una de las razones del débil comportamiento de la economía colombiana en los últimos años. Tatiana Uribe Benninghoff, head de Corporate and Investment Banking en Itaú Colombia, habló con Bloomberg Línea sobre el inicio de 2025 y las principales preocupaciones de los inversionistas al momento de invertir en el país.
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“El 2025 inicia con un poco más de fuerza que el 2024″, dice Uribe Benninghoff. “Dentro de los indicadores que sugieren un mayor crecimiento, hay uno muy importante: la demanda de energía, que ya empieza a demostrar que, efectivamente, veremos un crecimiento en términos relativos superior al del año pasado”.
Obstáculos para la inversión
Si bien el panorama es más positivo que en 2024, Uribe señala que hay factores macroeconómicos que representan “vientos en contra” para la consolidación del repunte de la inversión en el país.
“La inflación será un freno que llevará al Banco de la República a no disminuir las tasas de interés tan rápido como estimábamos hace unos seis meses. Desde el punto de vista fiscal, la discusión sobre el déficit es otro factor que podría limitar la inversión pública”, explica la ejecutiva.
Además, destaca que esto es relevante porque, en un escenario de tasas de interés no tan bajas, no hay una aceleración del crédito ni de su demanda, lo cual es un catalizador del crecimiento.
También señala que “el gobierno no cuenta con un amplio acceso a recursos para impulsar la inversión”.
Pese a las dificultades que podrían surgir en el camino, enfatiza que “al compararnos con mercados de la región, todavía existe un apetito inversionista por proyectos estructurales y con visión de largo plazo”.
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¿A dónde llega la inversión?
Colombia es un país con grandes necesidades en materia de infraestructura. Sin embargo, a diferencia de años anteriores, los proyectos que actualmente atraen a los inversionistas no son carreteros o viales, sino de otra índole.
“Nos buscan permanentemente para proyectos portuarios, así como para la construcción de regasificadoras y otros desarrollos específicos que están generando interés entre los inversionistas internacionales”, dice Uribe.
Temores impositivos
Uno de los factores que lleva a los inversionistas a pensarlo dos veces antes de entrar en Colombia es la estabilidad en las reglas del juego, especialmente en materia fiscal.
“El temor o la prevención están asociados a las constantes modificaciones mediante reformas tributarias, que generan incertidumbre sobre los impuestos que deberán pagarse”, explica.
A pesar del panorama de tasas de interés y los retos fiscales, insiste en que “el apetito existe”, ya que los inversionistas han enfrentado ciclos económicos complejos en otros mercados.
“Lo que realmente necesitamos es más proyectos para atraer mayor inversión de capital extranjero”, asegura.
Expectativa por las reformas
Uribe indica que hay interés en proyectos de diversos sectores. Sin embargo, en muchos casos persisten incertidumbres sobre el plan reformista del Gobierno de Gustavo Petro, por lo que se espera la resolución de estos trámites legislativos para determinar si son opciones atractivas para los inversionistas extranjeros.
“Hay transacciones relacionadas con el sector salud. Existe bastante necesidad y muchos activos están en el mercado, pero, debido a las discusiones en el Congreso sobre la Reforma a la Salud, las reglas del juego no están claras”, explica.
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Según Uribe, el interés por proyectos es evidente, pero la valoración de activos se ha convertido en un reto a la hora de cerrar acuerdos. “Definir un precio para estos activos se está volviendo complicado y dificulta las negociaciones”.
El origen de las inversiones
Durante muchos años, la mayor parte de la inversión extranjera en Colombia provino de Estados Unidos. Sin embargo, recientemente han surgido nuevos actores en la ecuación.
“Hay mucho apetito inversor desde Brasil, algo que antes no era tan evidente. A mi juicio, esto se debe a que, en términos relativos, están viendo oportunidades fuera de su propio mercado, que ya es enorme”, comenta Uribe.
También señala que hay inversionistas del Medio Oriente con un interés creciente. “Algunos ya han invertido en grandes compañías en Colombia”.
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Además, destaca el interés de inversionistas asiáticos, que se ha mantenido por al menos una década.
“Los chinos, en particular, buscan activos estratégicos y proyectos de infraestructura. Ya los vemos involucrados en el Metro de Bogotá, pero su interés claramente va más allá de este proyecto”, concluye Uribe Benninghoff.
