Peso del voto regional y pulso urbano: así se jugará el poder en Colombia en 2026

El país vivirá un doble pulso electoral: la renovación del Congreso y la definición de un nuevo presidente. Mientras las regiones consolidan su peso en las estructuras partidistas, Bogotá y las grandes ciudades serán el campo de batalla clave.

Esa huella regional —que se ha mantenido desde el plebiscito de 2016 hasta las presidenciales ganadas por Iván Duque y Gustavo Petro— vuelve a perfilarse como el factor decisivo en la distribución del poder político para los próximos años.
14 de octubre, 2025 | 05:00 AM

Bloomberg Línea — Colombia se prepara para un doble pulso electoral que pondrá a prueba el equilibrio entre el poder regional y el voto urbano. En 2026, el país no solo elegirá un nuevo presidente, sino que también renovará el Congreso, en un proceso que definirá qué tan fuertes siguen siendo las estructuras políticas locales frente al voto de opinión que domina en las grandes ciudades.

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“Históricamente, las regiones tienen un peso muy significativo”, advierte María Margarita Zuleta, analista política y exdirectora de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes.

Esa huella regional —que se ha mantenido desde el plebiscito de 2016 hasta las presidenciales ganadas por Iván Duque y luego por Gustavo Petro— vuelve a perfilarse como el factor decisivo en la distribución del poder político para los próximos años.

El calendario electoral y lo que está en juego

En 2026, los colombianos acudirán a las urnas en dos momentos cruciales: el 8 de marzo para elegir Congreso y el 31 de mayo para la primera vuelta presidencial, con una eventual segunda ronda el 21 de junio.

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Según confirmó la Registraduría Nacional, los colombianos en el exterior votarán entre el 2 y el 8 de marzo para el Legislativo, y del 25 al 31 de mayo para la presidencia.

Más allá de las fechas, los analistas coinciden en que el verdadero eje de la contienda será cómo se redistribuye el poder político entre las regiones y Bogotá, un pulso que determinará la conformación del Congreso y la orientación del próximo gobierno.

Estructuras locales que pesan más de lo que parece

En las regiones, el voto sigue moviéndose al ritmo de las maquinarias locales. Zuleta subraya que, mientras en las grandes ciudades predomina la opinión, en los territorios rurales el voto estructural sigue siendo el más fuerte.

“Quienes trabajan día a día en las regiones son los senadores y representantes, y ellos tienen un electorado consolidado: personas que históricamente han votado por ellos”, explica Zuleta.

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Esa conexión directa entre líderes locales y comunidades convierte a los comicios legislativos en un termómetro clave de poder antes de la elección presidencial.

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Las curules de paz: un cierre con riesgos y desafíos

Las elecciones de 2026 marcarán la última ocasión en que se elijan las 16 curules de paz, creadas para representar a las víctimas del conflicto armado. “El problema es que esas zonas están ubicadas en regiones con fuerte presencia de grupos armados ilegales y organizaciones criminales. Allí podrían darse dinámicas electorales complejas”, advierte Zuleta.

Departamentos como Cauca, Nariño, Meta o Norte de Santander presentan condiciones de seguridad precarias que podrían incidir tanto en la participación ciudadana como en la legitimidad de los resultados.

Termómetro electoral del Senado

Mientras las regiones sostienen el músculo político, Bogotá y las grandes capitales son el escenario donde se mide el voto de opinión.

“Bogotá es un fortín clave, al igual que Barranquilla, Cali, Medellín y Bucaramanga. Las grandes ciudades son determinantes en las elecciones al Senado”, explica Zuleta.

Por su circunscripción nacional, los candidatos al Senado deben conectar con un electorado urbano diverso, marcado por los jóvenes y las clases medias. “En el caso de Bogotá, los más fuertes serán aquellos que combinan voto de opinión con un trabajo electoral sólido”, agrega.

La “ley mordaza” nubla la intención de voto

El panorama urbano enfrenta un nuevo desafío: la “ley mordaza”, que limita la publicación de encuestas durante la campaña.

“Estamos un poco a ciegas: no sabemos cómo evoluciona la intención de voto en las ciudades. Y eso no ha sido positivo para la transparencia electoral ni para el acceso a información relevante”, señala Zuleta.

La falta de datos confiables podría amplificar la volatilidad del voto urbano, especialmente en Bogotá, donde los resultados suelen definirse por márgenes mínimos.

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La verdadera antesala de la presidencia

Para Carlos Arias, analista político y gerente de la firma Estrategia & Poder, el foco debe estar en el Congreso.

“El voto de los electores y los políticos regionales que muevan sus estructuras será fundamental para determinar cómo quedarán conformadas las listas y los cuadros de cada partido”, afirma.

Arias considera que centrar el debate únicamente en la elección presidencial es un error. “Seguir pensando que lo más importante en este momento son las elecciones presidenciales es un grave error”, enfatiza.

Epicentros del poder

El mapa del poder electoral sigue anclado en Antioquia, Valle del Cauca, Santander y la Costa Atlántica, regiones donde la densidad poblacional y la fuerza de las maquinarias locales son decisivas.

“Las regiones van a determinar si los partidos de oposición terminan llevándose las mayorías o si el Pacto Histórico, con Gustavo Petro haciendo campaña por sus candidatos, logra afianzar al aspirante del Frente Amplio”, sostiene Arias.

Allí, los liderazgos locales moldean alianzas nacionales y pueden inclinar la balanza tanto en las legislativas como en las presidenciales.

Entre el voto estructural y el voto de opinión

Bogotá emerge como el gran escenario simbólico y mediático, mientras las regiones continúan siendo el músculo real del poder político.

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Las elecciones de 2026 pondrán a prueba la madurez del sistema político colombiano: una contienda legislativa que se libra en los territorios y una presidencial que se definirá en las ciudades.

La falta de encuestas, la inseguridad en zonas rurales y el desgaste del gobierno actual configuran un escenario incierto. Pero algo es claro: las regiones y Bogotá volverán a decidir el rumbo político de Colombia.

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