Bloomberg — Políticos colombianos están visitando a China debido al deterioro de las relaciones con Washington bajo el mandato de Donald Trump.
Pekín está llevando a políticos de la nación andina a viajes con todos los gastos pagos antes de las elecciones presidenciales del próximo año. Hay visitas exclusivas a fábricas, sesiones fotográficas en lujosas salas con vistas a la imponente expansión de la infraestructura china y guías con un español casi perfecto que muestran los últimos avances tecnológicos.
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Al menos tres candidatos presidenciales colombianos, cuatro senadores y un ministro han participado este año en estos viajes, según personas con conocimiento directo de la situación. Otros funcionarios actuales y antiguos, empresarios y ejecutivos de los medios de comunicación también estuvieron entre los visitantes, según estas personas. Los colombianos eligen un nuevo Congreso en marzo y la nueva presidencia en mayo. El presidente Gustavo Petro no puede postularse de nuevo.
Anteriormente este año, el aspirante a la presidencia Juan Manuel Galán fue invitado a conocer las oportunidades de expansión comercial y a aprender cómo Colombia podría beneficiarse de los avances de China en materia de energía, tecnología e infraestructura.
“Realmente son muy organizados”, dijo sobre sus guías turísticos, muchos de los cuales eran antiguos diplomáticos. “Es impresionante cómo conocen la historia de Colombia, la idiosincrasia, los modismos”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China ha perfeccionado esta estrategia a lo largo de años de intentar crear alianzas y fortalecer su esfera de influencia en todo el mundo. De hecho, Galán visitó China por primera vez en un viaje de este tipo hace 16 años y Pekín había puesto en marcha una iniciativa similar durante las últimas elecciones de Colombia en 2022. Pero esta vez, la hospitalidad orquestada llega en un momento en que la larga alianza de Colombia con Estados Unidos se está deteriorando rápidamente.
El presidente Donald Trump ha atacado directamente a Petro, calificando al líder colombiano de “rufián” que no está haciendo lo suficiente para frenar la producción récord de cocaína de su país, e imponiendo sanciones al líder colombiano y a miembros de su círculo cercano. Este año, EE.UU. descertificó a Colombia como socio en la lucha contra las drogas, y redujo fuertemente el apoyo financiero.
Pero la creciente influencia de China en Colombia “no es porque Petro y Trump se odien”, afirmó Veneta Andonova, profesora de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes de Colombia. “Es porque la chequera de EE.UU. no está dispuesta a escribir cheques, y China sí”.
En una rueda de prensa la semana pasada, le preguntaron sobre estos viajes al enviado de China en Colombia.“Estamos trabajando para lograr mayores avances de esta relación beneficiosa para Colombia y para China con quien sea que ocupe la Casa de Nariño el próximo 7 de agosto”, dijo el embajador Zhu Jingyang a los reporteros.
Durante el período legislativo 2023-2024 en Colombia, 28 miembros de la Cámara de Representantes de Colombia viajaron a China, en comparación con los 24 que visitaron EE.UU. durante el mismo período, según una investigación realizada por el profesor colombiano David Castrillón para el sitio web Diplomacia Abierta. Y eso fue antes de que Trump asumiera como presidente y empezara a chocar con Petro.
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Esta iniciativa forma parte de un plan anunciado por el presidente Xi Jinping en mayo durante una cumbre entre China y Latinoamérica celebrada en Pekín. El gobierno comunista se comprometió a invitar a 300 políticos de la región a visitar el país asiático cada año durante los próximos tres años, así como a ofrecerles más oportunidades académicas y de formación.
Henry Wang Huiyao, fundador del grupo de investigación Center for China and Globalization en Pekín, describió estas visitas como algo normal. “Es una forma de ayudar a la gente a comprender mejor lo que está sucediendo en China y de ayudarnos a comprender a los países que envían a sus ciudadanos aquí”, dijo. Añadió que “esto no tiene nada que ver con EE.UU.”, sino más bien con el fortalecimiento de los lazos comerciales y culturales existentes.
China ha aumentado sus inversiones en Colombia y sus vecinos latinoamericanos durante las últimas dos décadas. Durante años, lo hizo ofreciendo préstamos soberanos masivos, a menudo para proyectos de infraestructura y respaldados por recursos naturales. Esta estrategia tenía como objetivo asegurar el suministro de materias primas cruciales y ampliar su alcance geopolítico. Venezuela fue el principal ejemplo, ya que recibió casi la mitad de toda la financiación del banco de desarrollo chino para la región desde 2005.
“Ese momento, en muchos sentidos, ha pasado”, afirmó Margaret Myers, directora del programa de Asia y América Latina del Diálogo Interamericano. “Ha sido sustituido por un enfoque mucho más intensivo en proyectos más pequeños en sectores muy específicos, a menudo relacionados con la innovación, muchos de los cuales se alinean con los objetivos que se han establecido a nivel nacional, pero también a nivel local”.
Petro, que se posesionó como el primer líder de izquierda de Colombia en 2022, ha tratado de fortalecer esos lazos. Durante una visita de Estado en mayo, se sumó a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de Pekín en un intento por impulsar el comercio y la inversión china en la nación andina.
El comercio bilateral entre China y Colombia aumentó un 13% en 2024 con respecto al año anterior, hasta los US$20.800 millones, según la autoridad aduanera china. El déficit comercial de Colombia con el gigante asiático se amplió a US$12.400 millones el año pasado, desde US$6.000 millones cinco años antes.
Según datos oficiales, Colombia importa principalmente de China maquinaria y equipos de transporte, productos electrónicos y de telecomunicaciones, vehículos y autopartes, productos de hierro y acero y plásticos. China, por su parte, compra principalmente energía y productos minerales a Colombia, incluidos combustibles y metales. China es actualmente el mayor socio comercial de Colombia después de EE.UU.
Las empresas chinas se afianzaron por primera vez en el sector de las infraestructuras de Colombia en octubre de 2019, cuando el consorcio APCA Transmimetro, liderado por la empresa estatal China Harbour Engineering Company Ltd. (CHEC) y Xi’an Metro Co. Ltd., se adjudicó el contrato de US$4.500 millones para construir la primera línea de metro de Bogotá. Se trata del mayor contrato de infraestructura chino en Colombia hasta la fecha. Se espera que el proyecto esté terminado alrededor de 2028.
Por separado, CHEC también tiene una participación mayoritaria en la Autopista al Mar 2, una concesión vial de aproximadamente US$1.100 millones y 254 kilómetros que conecta Medellín con el golfo de Urabá, en la costa caribeña de Colombia. El proyecto, que forma parte del programa de autopistas de cuarta generación (4G) del gobierno, fue adjudicado inicialmente a un consorcio local y adquirido por CHEC en 2021, convirtiéndose en la primera gran concesión vial colombiana bajo control chino.
La ciudad de Bogotá también se asoció con Sinovac Biotech, un laboratorio biofarmacéutico chino, para crear Bogotá Bio, una empresa destinada a promover la investigación y crear vacunas contra el covid-19, la hepatitis A, la poliomielitis y la varicela. Sinovac afirmó que espera invertir US$100 millones en el proyecto.
Ahora, la administración de Petro está en proceso de licitar un contrato de servicios de nube pública para gestionar y almacenar la información de casi 200 organismos y entidades públicas. La licitación está valorada en 1,3 billones de pesos (US$341 millones) y grandes empresas como Amazon.com Inc., Microsoft Corp., Google de Alphabet, IBM Corp. y Oracle Corp. han manifestado su interés en participar en el proceso.
Sin embargo, ha habido una creciente preocupación por la seguridad y la protección de los datos, tanto en EE.UU. como en Colombia, ante la posibilidad de que proveedores chinos como Huawei y Alibaba también se sumen a la licitación.
“A Colombia le conviene abrir la licitación con base en la plena competencia y en base en las innovaciones”, dijo el embajador Zhu Jingyang sobre la licitación de servicios en la nube. “Hay desconocedores del asunto que vienen implantando una narrativa falsa de que las empresas chinas representan un riesgo para la seguridad y que empresas norteamericanas representan seguridad de los datos. No es así”.
Con base en la tendencia, las empresas chinas podrían tener muchas posibilidades. Cuando el vecino Brasil eligió a Jair Bolsonaro como presidente en 2019, el líder de derecha, consciente de la necesidad de alinearse con Trump, describió a China como una potencia económica depredadora.
Ese año, Pekín recibió a varias delegaciones del Congreso brasileño, cuyos miembros regresaron a Brasilia optimistas sobre el estrechamiento de los lazos y en gran medida indiferentes a las advertencias de EE.UU. sobre la ciberseguridad. Y, a pesar de la presión de EE.UU., Brasil procedió a incluir al proveedor chino Huawei Technologies Co. Ltd. en el despliegue de su red 5G tras la licitación. Aunque Huawei no la “ganó” formalmente, sus equipos se han implantado ampliamente en las redes móviles brasileñas.
Luego, cuando el gobierno de Brasil se enfrentaba a una grave escasez de suministros médicos durante la pandemia de covid-19, los ministros de Bolsonaro negociaron con China la adquisición de vacunas.
El impulso de China y las empresas chinas para ampliar las inversiones en América Latina también ha ido acompañado de una campaña diplomática. D desde 2017, cinco países han cambiado sus relaciones diplomáticas de Taiwán a China y muchos forman parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
Una guardia de honor sostiene las banderas de China y Brasil antes de la ceremonia de bienvenida durante la visita del presidente Luiz Inácio Lula da Silva a Pekín, en mayo.
La estrategia de China ha sido puesta a prueba en múltiples ocasiones en Perú, donde China sigue teniendo una influencia significativa. En Chile, legisladores de todo el espectro político han aceptado invitaciones financiadas por China para visitar el país asiático en viajes enmarcados como esfuerzos para profundizar los lazos políticos, económicos y culturales. China ve a Chile como un ejemplo de lo que podría ser su relación a largo plazo con Colombia, dijo el embajador Zhu Jingyang. En agosto, un grupo de cinco legisladores ecuatorianos de izquierda realizó el viaje tras recibir una invitación de la embajada de China.
La experiencia colombiana está muy adaptada a los intereses de cada asistente, dijo Galán. Desde el momento en que aterrizan, los participantes son llevados a un intenso recorrido por varias ciudades, que a menudo incluye Pekín, Shanghái y Shenzhen, con actividades programadas una tras otra, dijo. Si bien el interés principal es mostrar la evolución tecnológica y económica de China, los anfitriones buscan activamente comprender las perspectivas políticas y personales de los visitantes, según Galán.
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Algunos destinatarios ignoran las invitaciones o regresan sin haber cambiado de opinión. Pero otros, como el candidato presidencial Roy Barreras, vuelven llenos de entusiasmo por el gigante asiático.
“¿Es China un peligro o una oportunidad?”, preguntó Barreras a sus seguidores en un vídeo en Instagram. “El peligro es aislarse”.
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