Bloomberg Línea — A propósito de la creación de la marca Frisby en España, bajo la misma identidad que la empresa colombiana que lleva más de 48 años en el mercado nacional, la firma de abogados Baker McKenzie compartió cuatro lecciones de propiedad intelectual en los mercados internacionales.
El bufete resaltó que la protección de la propiedad intelectual es fundamental no solo para mantener la competitividad, sino también para fomentar relaciones éticas y responsables entre los actores del mercado.
1. Registrar marcas en los mercados relevantes
Registrar una marca únicamente en el país de origen deja la puerta abierta para que terceros se aprovechen de su reputación en otros territorios. En el caso de Frisby, la falta de registro previo en España permitió que otra empresa se apropiara del signo distintivo, generando confusión y un posible daño reputacional.
Las empresas deben anticiparse y registrar sus marcas en los países donde tienen presencia actual o potencial. Herramientas como el Protocolo de Madrid simplifican este proceso y fortalecen la protección internacional.
2. Establecer relaciones claras con socios y aliados comerciales
Cuando se expande un negocio, es común celebrar contratos de distribución, franquicia o colaboración. Estos deben incluir cláusulas específicas sobre el uso de la marca y otros activos intangibles.
Formalizar acuerdos bien estructurados con socios internacionales ayuda a prevenir conflictos sobre el uso de la propiedad intelectual y protege la integridad de la marca.
3. Monitorear el uso de la marca y responder oportunamente
La gestión de propiedad intelectual no se limita al registro: requiere monitoreo constante para detectar posibles usos indebidos y actuar con agilidad. Esto incluye vigilar registros de marcas similares, detectar infracciones en línea y asegurarse de que los derechos estén vigentes y actualizados.
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Establecer mecanismos de vigilancia y reacción temprana permite proteger la marca de manera efectiva y sostenida en el tiempo.
4. Promover una cultura de respeto mutuo entre competidores
El apoyo público de KFC a Frisby es un ejemplo de responsabilidad empresarial que trasciende la competencia, dice la firma de abogados. En lugar de aprovechar una vulnerabilidad legal de su competidor, KFC eligió reconocer su legado y mostrar respeto por su historia.
La protección de la propiedad intelectual también pasa por promover buenas prácticas empresariales. Una competencia ética y respetuosa fortalece al ecosistema y mejora la percepción pública de las marcas involucradas.
“La propiedad intelectual no solo protege los activos de una empresa: también refleja sus valores. Gestionarla con visión internacional y promover una competencia solidaria eleva el estándar de toda la industria”, señaló Yuliana Salamanca, Socia de Baker McKenzie Colombia.