Bloomberg Línea — La población migrante venezolana registra un dinamismo laboral significativamente mayor al promedio nacional, con una tasa de ocupación que alcanza el 66,4%, superando en casi 10 puntos porcentuales el 57% correspondiente a la población colombiana, según el más reciente estudio de la ANDI y la Fundación Santo Domingo.
“La inclusión laboral no se resuelve únicamente con más oferta de empleo. Se requiere comprender y atender los retos de la movilidad humana”, dijo Catalina Martínez Guzmán, directora ejecutiva de la Fundación ANDI, “y, sobre todo, aprovechar la oportunidad que significa para construir entornos laborales equitativos y culturalmente diversos”.
El estudio indica que más de 2,8 millones de personas venezolanas residen actualmente en Colombia y que el 68% se encuentra en edad productiva, representando un capital humano con alto potencial para dinamizar el empleo formal, fortalecer la competitividad empresarial y ampliar el bono demográfico nacional.
A pesar de los avances, se advierte que aún persisten barreras estructurales, como la informalidad laboral, que supera el 75%, la falta de reconocimiento de competencias profesionales, los procesos lentos de regularización migratoria y la persistencia de estereotipos que dificultan la inclusión plena.
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La tasa global de participación de esa población migrante se sitúa en 73,8%, contrastando con el 63,5% del total nacional.
El comportamiento del desempleo durante 2024 muestra una trayectoria particular, dice el documento. Al inicio del año, la tasa de desempleo de la población venezolana se ubicaba en 11,1 %, un punto porcentual por encima del promedio nacional de 10,1%.
Sin embargo, hacia el cierre del año este indicador mostró una reducción hasta alcanzar el 10,1 %, quedando ligeramente por debajo del 10,2 % registrado para la población general.
“La migración, más que un reto, representa una oportunidad para fortalecer el capital humano, dinamizar la economía y construir sociedades más prósperas”, comentó Daniel Gonzales, director de Inversión Social de la Fundación Santo Domingo.
A lo que agregó que el desafío es impulsar alianzas y mecanismos inclusivos que promuevan el talento que requieren las empresas de hoy y de mañana.
“Con esa visión nace NOVA, una apuesta que lanzaremos dentro de poco y que busca integrar el bilingüismo, la empleabilidad y la migración para generar innovación, productividad y desarrollo con equidad”, añadió.
El Dane ha implementado desde 2019 la Encuesta Pulso de la Migración (EPM) como herramienta específica para el monitoreo de la población migrante desde Venezuela. En ella se observa que se ha presentado un incremento del 1,2 % en el número de personas ocupadas, acompañado de una reducción del 1,6% en aquellas que buscan empleo.
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Esta dinámica, señala la ANDI, afecta de manera diferenciada a los distintos grupos etarios, siendo los jóvenes y adultos mayores quienes enfrentan mayores dificultades para mantenerse ocupados.
La población migrante enfrenta condiciones de precariedad laboral significativamente más altas que el promedio nacional. Entre los ocupados, el 75,9% se encuentra en situación de informalidad, cifra que supera en 21 puntos porcentuales el 54,9% registrado para la población colombiana.
Al considerar el total de la población económicamente activa migrante venezolana, el 78,4% carece de un empleo formal, evidenciando las barreras estructurales para la formalización laboral.
Los migrantes se concentran principalmente en tres ramas de actividad: el sector de alojamiento y servicios de comida absorbe al 20,3% de los trabajadores venezolanos, seguido muy de cerca por el comercio y la reparación de vehículos con un 19,9%, mientras que el suministro de electricidad, gas, agua y gestión de desechos ocupa al 14,7% de esta fuerza laboral.









