Trabajo doméstico y de cuidado no remunerado: una realidad de las niñas colombianas

Un análisis de ANIF muestra cómo desde una temprana edad las labores de cuidado del hogar y personas les son asignadas a mujeres, dificultando que posteriormente ingresen al mercado laboral.

Trabajo doméstico y de cuidado no remunerado: una realidad de las niñas colombianas
31 de mayo, 2025 | 05:00 AM

No es sorpresa que las mujeres colombianas, con respecto a los hombres, dedican menos tiempo al trabajo remunerado y que, además, dediquen una buena parte de su tiempo a labores domésticas y de cuidado no remunerado para el hogar, según ANIF.

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Sin embargo, el centro de pensamiento advierte que sí debería generar perplejidad que estos roles de género en la economía del cuidado se materializan desde la niñez, especialmente entre los cinco y 17 años.

Elaboró un documento en el que pretende caracterizar el trabajo infantil, en especial el dedicado a labores domésticas y de cuidado no remunerado por sexo, con el fin de fomentar las discusiones sobre la posibilidad de, por un lado, remunerar labores del hogar y mejorar su distribución y, por otro, promover políticas públicas que defiendan el derecho al estudio de los niños.

ANIF explica que, en el contexto del trabajo infantil, se consideran trabajo doméstico las actividades que realizan todos los niños, niñas y adolescentes entre cinco y 17 años y por más de 15 horas semanales. Estas pueden ser:

  1.  Cocinar, lavar los platos, poner la mesa 
  2. Lavar, colgar, planchar la ropa, reparar ropa; y  
  3. Limpiar o arreglar la casa, tender las camas, barrer, trapear y sacar la basura.  

Por su parte, el trabajo de cuidado involucra:

  1. Cuidar niñas o niños menores de cinco años que no estén enfermos ni en condición de discapacidad 
  2. Cuidar personas enfermas, en condición de discapacidad o adultos mayores 
  3. Ayudar a personas con tareas o trabajos escolares 

Para el último trimestre de 2024, las actividades que más reportaron hacer los niños, niñas y adolescentes en este ámbito fueron, en orden; (1) limpiar o arreglar la casa, tender las camas, barrer trapear, sacar la basura, (2) cocinar, lavar los platos, poner la mesa, y (3) lavar, colgar, planchar la roра, герагаг гора.

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Sin embargo, la proporción de niñas que realiza este tipo de oficios es notoriamente superior a la de los niños, incluso a pesar de que más niños trabajen: en promedio, por cada niña que trabaja hay dos niños que lo hacen, y mencionan que les gusta trabajar para tener su propio dinero.

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Por cada niño que realizaba trabajo infantil doméstico y de cuidado no remunerado en el cuarto trimestre de 2024, había casi tres niñas que se dedicaban a este oficio, al igual que para el trabajo infantil doméstico no remunerado.

Más aún, en zonas rurales y para el cuarto trimestre de 2024, dicho trabajo doméstico indicó que por cada niño en este oficio habla más de tres niñas.

Argumenta ANIF que al relacionar lo anterior con la economía del cuidado de las mujeres mayores de edad se percibe un patrón similar.

Según la Cuenta Satélite de Economía del Cuidado (2020-2021), en promedio, las mujeres colombianas dedican más del doble del tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado del hogar y la comunidad, especialmente aquellas en edades entre 19 y 59 años.

Asegura el documento del centro de pensamiento que con una alta incidencia de las niñas en el trabajo de cuidado, desde una temprana edad se moldean los roles de género respecto al cuidado del hogar, condicionando a las niñas y mujeres a ocupar estos roles.

En un futuro, estar a cargo de estos oficios representará una carga extra para las mujeres, especialmente las futuras madres, lo que puede comprometer su inserción laboral.

Ante ese escenario ANIF cree que es urgente proteger la infancia mediante políticas integrales que garanticen el derecho fundamental de los niños a vivir sin responsabilidades laborales prematuras.

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Indica, además, que el sector rural requiere atención prioritaria con programas que prevengan la deserción escolar y fortalezcan las economías familiares.

La redistribución equitativa de los oficios domésticos, especialmente para las niñas, demanda mayor presencia estatal, redes de apoyo comunitario y acceso al trabajo remunerado para los adultos, esto con el fin de evitar condicionar a las niñas a trabajos de cuidado del hogar, derivados de los roles de género.

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