Bloomberg — Una avalancha de productos chinos baratos está llegando a los hogares de toda América Latina. Los consumidores ávidos de gangas están eufóricos, los minoristas locales se están viendo muy afectados y las agencias aduaneras están desbordadas.
Entra el fisco en escena.
Los gobiernos, desde México hasta Chile, están empezando a gravar las importaciones de bajo costo en un intento por proteger a las empresas locales del exceso de oferta procedente de las fábricas chinas. A la cabeza de esta ofensiva se encuentran las empresas chinas de comercio electrónico Temu, SheIn Group Ltd. y AliExpress, parte del Grupo Alibaba (BABA). Este agresivo trío sigue siendo eclipsado por los gigantes MercadoLibre Inc. (MELI) y Amazon.com Inc. (AMZN), pero la tendencia está cambiando rápidamente.
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En el primer semestre de 2025, los usuarios activos mensuales de Temu en Latinoamérica se dispararon un 143% interanual hasta alcanzar los 105 millones, según la empresa de inteligencia de mercado Sensor Tower.
Los gobiernos están tomando nota. “Estas plataformas van a causar revuelo y tendrán un efecto dominó en las economías locales”, afirma Margaret Myers, directora del programa para Asia y Latinoamérica del Inter-American Dialogue.
Los nuevos impuestos a las importaciones en la región reflejan la reacción en otros lugares. Estados Unidos comenzará a gravar los paquetes de bajo valor a partir del 29 de agosto, mientras que la Unión Europea está investigando a Temu por supuestamente no impedir la venta de productos ilegales. El escrutinio a las imitaciones chinas es cada vez mayor.
Sin embargo, los países latinoamericanos exportadores de materias primas tienen menos margen de maniobra para actuar en contra de los intereses chinos debido a su dinámica comercial desequilibrada con Pekín, según Evan Ellis, experto en América Latina del US Army War College.
“La influencia de China proviene de amenazas implícitas de no comprar productos básicos importantes o de no conceder préstamos”, afirma Ellis.
En un momento de tensión geopolítica y aumento de los aranceles comerciales, Pekín no es indiferente a la reacción. El gigante asiático tendrá que encontrar un delicado equilibrio entre la búsqueda de mercados para su exceso de capacidad industrial y la gestión de cómo esa política comercial afecta a la visión que el Sur Global tiene de China, afirma Myers.
La reacción se está extendiendo. En México, el Gobierno ha aumentado los aranceles sobre los pequeños paquetes procedentes de China y otros países con los que no tiene acuerdos comerciales, pasando del 19% al 33,5%. El aumento de los aranceles tiene por objeto fortalecer las fábricas locales y controlar la reventa ilegal de productos adquiridos a través de plataformas como Temu, según Vidal Llerenas, subsecretario de Economía para Industrias y Comercio.
“Podría haber más aranceles de México a productos que sí produces aquí y podrías producir más”, afirmó Llerenas en una entrevista.
La magnitud de la avalancha comercial quedó al descubierto en recientes redadas en varios estados, donde el Gobierno mexicano confiscó productos chinos, entre ellos juguetes y ropa copiados de grandes marcas, que, según afirmó, eludían los impuestos de importación.
En Chile, país defensor del libre comercio que envía la mayor parte de su cobre a China, las importaciones inferiores a US$41 que están exentas de impuestos estarán sujetas al impuesto sobre el valor añadido del 19% a partir de octubre. Ecuador, nación exportadora de petróleo, comenzó en junio a cobrar una tasa de US$20 por paquete en el marco de su régimen de envíos libres de impuestos de US$1.600 al año.
Y en Uruguay, el Gobierno propondrá gravar con el IVA las compras internacionales por comercio electrónico enviadas desde países distintos de EE.UU. en su proyecto de presupuesto quinquenal, según anunció el 20 de agosto el ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone.
Temu, una unidad de PDD Holdings Inc. (PDD), está incorporando a proveedores locales para intentar evitar estas medidas. Este año, la empresa abrió su plataforma a vendedores nacionales en México y almacena productos en bodegas locales allí y en Colombia, Chile y Perú para apoyar a las empresas de la región, según declaró un portavoz de la empresa en un correo electrónico. SheIn declinó hacer comentarios a través de una empresa de relaciones públicas externa. AliExpress no ha respondido a una solicitud de comentarios.
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MercadoLibre, con sede en Uruguay y la empresa más valiosa de América Latina con una capitalización bursátil de US$118.000 millones, no es inmune al escrutinio mientras lucha por defender su territorio. En Chile, por ejemplo, el regulador de la electricidad y los combustibles multó recientemente a la empresa por vender productos como calentadores de agua y generadores eléctricos sin certificación de seguridad.
MercadoLibre afirmó en un comunicado enviado por correo electrónico que su plataforma facilita el cumplimiento de la normativa en todos los países latinoamericanos en los que opera.
Adictos a Temu
La popularidad del comercio electrónico chino radica en los grandes descuentos que ofrece en comparación con los exorbitantes márgenes que los latinoamericanos están acostumbrados a pagar por los productos importados en las tiendas locales. Los aranceles, los impuestos y las tasas hacen que una batidora inalámbrica Ninja cueste US$180 en Quito, el triple del precio en Amazon con envío al mismo destino. Temu ofrece una versión sin marca por menos de US$13. Una hoja de afeitar Gillette tiene un costo de más de US$6,50 en un supermercado de Montevideo. Una imitación de Temu tiene un costo de US$0,25.
Catalina Moncayo, auditora médica de una aseguradora privada de salud en Quito, es una fanática típica de Temu.
“Yo recibí un pedido el 30 de junio que había pedido el 6 de junio, y no me cobraron arancel”, dijo Moncayo, que hizo su primer pedido en agosto de 2024.
Esto pone de relieve la tensión entre los consumidores y las empresas locales que países como Chile están tratando de calmar.
La medida del Gobierno de gravar los envíos solo perjudicará a los consumidores con problemas económicos, que ya pagan el impuesto sobre el valor añadido en todos los demás bienes y servicios, afirmó Hernán Calderón, presidente de la organización chilena de defensa del consumidor Conadecus.
El comercio electrónico “es más que nada para consumo de las propias familias que compran productos que probablemente no están en el mercado o simplemente tienen un mayor costo que en el mercado chileno”, afirmó.
Mientras los gigantes del comercio electrónico luchan por hacerse con la cuota de mercado en la región, incluso los países que ya gravan los paquetes procedentes de China se están viendo desbordados. En Colombia, las empresas que traen paquetes desde China suelen hacerlos pasar por EE.UU. para aprovechar un acuerdo de libre comercio o simplemente los envían directamente y pagan los aranceles y los impuestos, según Lisandro Junco, exdirector del Departamento de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia.
“En la práctica, muchos productos son casi donados o gratuitos, y como llegan gratuitos, liquidas el arancel sobre cero”, afirmó Junco en una entrevista. “Son tantos, que el control es imposible”.
En los puertos de entrada, los esfuerzos de América Latina por controlar el flujo de paquetes se ven a menudo obstaculizados por limitaciones logísticas. La agencia aduanera de Uruguay cuenta con cinco personas para comprobar la documentación y el contenido de los paquetes de Temu en el aeropuerto internacional, cuando se necesitarían al menos 20 personas para reducir los tiempos de tramitación, que actualmente se miden en semanas, según Roberto Valdivieso, presidente del sindicato que representa a los trabajadores de aduanas.
“Es imposible que la aduana brinde un buen servicio cuando no están los recursos humanos. Nosotros desde el sindicato seguimos reclamando el ingreso de funcionarios”, afirma Valdivieso.
En los últimos años, la autoridad aduanera chilena ha duplicado con creces el número de empleados que controlan los paquetes de bajo valor, hasta alcanzar unos 40, según Alejandra Arriaza, directora de la agencia.
Duda que el cobro del IVA reduzca el volumen de paquetes. “No esperamos que haya una baja”, afirmó. “Sigue siendo muy atractiva la oferta de productos y su precio a pesar del cobro del IVA”.
Por ahora, son las tiendas físicas, especialmente en los países que no gravan los paquetes enviados por correo, las que más están sufriendo.
Las ventas de la tienda de ropa y calzado de Andrea Tejera cayeron alrededor de un 10% en el primer semestre de 2025, después de que Temu se convirtiera en la palabra de moda el año pasado en San Ramón, una ciudad de unos 8.000 habitantes situada a 80,5 kilómetros al norte de Montevideo. Tejera compró un accesorio de baño en Temu para comprender mejor a qué se enfrentaba.
“Me llegó más rápido que mi proveedor de ropa en Montevideo”, dijo en una entrevista telefónica. “Todo lo que ofrece Temu con su marketing tan agresivo la gente fue comprando más y más y más. Es como imposible no atraparse en la plataforma Temu”.
Muchos uruguayos están de acuerdo. Los paquetes que ingresan al país bajo el monto aduanero anual de US$600 se triplicaron con creces hasta alcanzar casi un millón, con un valor aproximado de US$93 millones en el primer semestre de 2025. Según datos de la aduana, alrededor del 37% de esos paquetes procedían de Hong Kong, en comparación con solo unos cientos hace un año.
La magnitud también es evidente en Ecuador, que recibió alrededor de 6,5 millones de paquetes libres de impuestos por un valor aproximado de US$502 millones el año pasado, frente a los 879.000 paquetes por un valor de casi US$103 millones en 2020, según datos oficiales.
La Cámara Nacional de Comercio de Chile afirma que no puede determinar si las empresas chinas de comercio electrónico están vendiendo productos por debajo de los costos, pero sus bajos precios están llamando la atención, según la gerente de estudios, Bernardita Silva. La cámara quiere que el Gobierno intensifique la supervisión de los paquetes para reducir la evasión fiscal y el contrabando, afirmó.
“Es un tema de preocupación por parte de los socios de retail la competencia injusta por parte de plataformas internacionales”, declaró Silva en una entrevista.
En un comunicado, Temu afirmó que “puede ofrecer precios competitivos gracias a las economías de escala y a nuestra cadena de suministro optimizada, que elimina los márgenes y los costos de los intermediarios y repercute el ahorro en los consumidores”.
En Uruguay, Herminio Castro no está convencido.
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El empresario ha suspendido los planes de remodelación de algunas de las más de 40 tiendas de ropa y calzado que su empresa Abiler tiene en Uruguay debido al impacto en las ventas que atribuye a Temu.
Castro, que importa productos de China, se pregunta cómo gana dinero Temu ofreciendo la entrega gratuita de un producto de US$15 que, probablemente, cuesta entre US$25 y US$30 enviar.
“Algo está fallando con ese costo”, afirma Castro. “No sé si hay un subsidio o dumping”.
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