Descontento e inseguridad en Ecuador tienen a la oposición cerca de volver al poder

La votación del 13 de abril será una revancha entre el hijo de un rico exportador de bananas y una protegida del expresidente Rafael Correa que, de ganar, sería la primera mujer presidenta del país.

La violencia de las bandas es el tema principal para los votantes al abrirse las urnas en Ecuador
Por Matthew Bristow - Stephan Kueffner
11 de febrero, 2025 | 04:46 PM

Bloomberg — El mayor partido de izquierda de Ecuador enfrenta su mayor posibilidad de volver al poder en casi 10 años. La candidata presidencial Luisa González encabeza la carga, respaldada por una experimentada maquinaria política y alimentada por el descontento de los votantes.

González, de 47 años, sorprendió a todos el domingo y forzó una segunda vuelta electoral en la cual se enfrentará con el presidente Daniel Noboa. La debilidad de la economía, las pandillas criminales y una serie de apagones habrían sido suficientes para persuadir a los votantes de alejarse de Noboa y que le den otra oportunidad a González y a su partido Revolución Ciudadana.

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La votación del 13 de abril será una revancha entre el hijo de un rico exportador de bananas educado en EE.UU. y una protegida del expresidente Rafael Correa que, de ganar, sería la primera mujer presidenta del país. En las elecciones anticipadas de 2023 el ganador fue Noboa. Una vez más, la asociación de González con el polémico Correa será, para algunos, su mayor fortaleza y, para otros, su mayor debilidad.

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Su cercanía con el autoexiliado expresidente Correa “es lo que más motivó el voto”, dijo Ana Marcela Paredes, politóloga del Instituto de Altos Estudios Nacionales en Quito.

Algunas encuestas pronosticaban que Noboa evitaría una segunda vuelta al ganar más del 50% de los votos, excluyendo los nulos. No solo no lo consiguió, con cerca de un 48%, sino que González quedó justo detrás de él, con aproximadamente un 47%. La Revolución Ciudadana se dirigía hacia el segundo mayor número de escaños en la Asamblea Nacional, y podría obtener la mayoría a través de alianzas con partidos más pequeños.

Noboa sigue siendo el favorito, “pero enfrenta múltiples riesgos en los próximos dos meses”, dijo el politólogo Sebastián Hurtado, director de la consultora Profitas en Quito.

Correa formó parte de una ola de líderes izquierdistas conocidos como la Marea Rosa que dominó la política latinoamericana durante la década de 2000. Entre sus aliados estaban Hugo Chávez en Venezuela y Fidel Castro en Cuba. En 2008 declaró la cesación de pagos de la deuda de Ecuador.

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Tras la primera vuelta, los bonos en dólares ecuatorianos registraron su mayor baja en más de dos años por el temor de que el movimiento de Correa podría volver al poder. Marcaría un alejamiento de las políticas favorables a los mercados y a los negocios que prevalecen en Ecuador desde 2018, justo cuando varias naciones del hemisferio, incluido EE.UU., han elegido políticos de derecha.

González obtuvo el domingo fuerte apoyo en las provincias costeras más golpeadas por la delincuencia y frustradas con los pocos avances de Noboa en el tema. El país registra algunas de las tasas de muertes violentas más altas de América Latina.

González ha descrito la estrategia anticrimen de Noboa como “improvisada”, pero ha esbozado un enfoque similar: utilizar el ejército para apoyar operaciones policiales, emplear tecnología como drones e inteligencia artificial, combatir la minería ilegal, luchar contra el blanqueo de dinero y recuperar el control sobre las cárceles dominadas por los cárteles de la droga.

Noboa se dirigió al voto juvenil a través de las redes sociales, mientras que González utilizó tácticas probadas para conseguir apoyo, dijo Paredes.

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“La Revolución Ciudadana ha creado bases populares y ha mostrado empatía sobre todo con las generaciones mayores”, dijo.

González dijo que estaría dispuesta a negociar con otros movimientos por su respaldo para la segunda vuelta. Uno de estos sería el del líder indigenista de ultraizquierda Leonidas Iza, quien quedó en tercer lugar. “Hay más puntos en los que estamos de acuerdo que los que nos separan”, dijo en una entrevista televisiva con Teleamazonas el lunes.

Correa, el líder más influyente en la historia reciente de Ecuador, presidió una economía fuerte durante gran parte de su presidencia de 2007 a 2017 gracias a los altos precios del petróleo, pero se volvió cada vez más autoritario y finalmente fue condenado en ausencia por cargos de corrupción. Ahora vive en Bélgica y sería encarcelado si regresa a Ecuador. González ha negado que lo vaya a indultar si es presidenta.

Al igual que Correa, González es socialista pero con valores sociales conservadores. Se manifiesta contra del aborto, incluso para las víctimas de violación. Una vez le dijo a una congregación de una iglesia evangélica que prefería perder unas elecciones antes que no incluir a Dios en su campaña.

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Pero en cuestiones de economía y relaciones internacionales, está alineada con otros izquierdistas latinoamericanos. Se niega a condenar a Nicolás Maduro. Y ha pedido una mayor redistribución de la riqueza, más inversión en obras públicas y un estado de bienestar más fuerte. Si gana, chocaría con el Fondo Monetario Internacional, el cual llegó a un acuerdo de US$4.400 millones con Ecuador el año pasado.

“No hay ni un solo país en el mundo que haya seguido las políticas del FMI y haya sido exitoso”, dijo en su cuenta en Instagram. “Todos los países que han seguido las políticas del FMI han acabado en un fracaso total, con un aumento de la pobreza y una contracción económica, con las graves consecuencias sociales que esto genera”.

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González está contra el aumento del impuesto al valor agregado (IVA) decretado por Noboa, que ayudó a sellar el acuerdo con el FMI el año pasado. Quiere renegociar los términos para reducir la deuda de Ecuador con el fondo en US$1.000 millones, aumentar un impuesto sobre las transferencias en dólares estadounidenses fuera del país y elevar los aranceles sobre los bienes considerados de lujo.

Según su biografía, nació en Quito, pero se crió en una zona rural de la costera provincia de Manabí. Ocupó varios cargos en el gobierno de Correa, entre ellos el de su secretaria, y también el de secretaria de la administración pública.

Su primer cargo electo fue de legisladora en la Asamblea Nacional de 2021, donde su mandato se vio interrumpido cuando el presidente Guillermo Lasso disolvió el legislativo en 2023.

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Daniel Noboa vota en las elecciones generales en Ecuador, el 9 de febrero.

Su compañero de fórmula, Diego Borja, fue presidente del banco central bajo Correa, y su agenda económica recuerda a la del expresidente. Borja fue una figura clave en el desmantelamiento de la independencia del banco central, permitiendo préstamos directos al Ministerio de Economía y Finanzas.

Está a favor de la extracción de petróleo y en 2023 se opuso a un referéndum que ordenaba el cierre de un gran yacimiento petrolífero dentro de un parque nacional de la selva amazónica. También quiere aumentar las regalías de la industria minera negociadas bajo Correa.

Un triunfo de González también descongelaría las relaciones con México, rotas desde abril después de que Noboa ordenara una redada en la embajada mexicana en Quito para arrestar a Jorge Glas, exvicepresidente bajo Correa. Los países tampoco han reanudado conversaciones para un acuerdo de libre comercio, y Noboa ordenó la semana pasada un arancel del 27% sobre los productos mexicanos.

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La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, elogió el desempeño de González en su rueda de prensa diaria del lunes.

“Ojalá Ecuador pronto grite presidenta con A”, dijo, “y se puedan restablecer las relaciones México-Ecuador”.

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