Bloomberg Línea — En medio de la crisis energética que ha vivido el Ecuador durante este año, pero que se ha agudizado desde septiembre, surgen dudas sobre cuál será el futuro energético del país sudamericano y cómo estar más prevenidos en los siguiente años.
Expertos consultados por Bloomberg Línea coinciden en la necesidad de una estrategia de transición energética sostenible con miras a 2050 y más allá. Y si bien la crisis actual ha develado la necesidad de invertir desde ya en proyectos que permitan diversificar las fuentes de generación energética, el financiamiento duro debe nacer de los recursos existentes en el país y uno de ellos es: el petróleo.
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La actividad petrolera significa el 6,4% del Producto Interno Bruto (PIB) del Ecuador y representa el 30% (US$8.952 millones en 2023) de las exportaciones totales del país, señala Alberto Acosta Burneo, economista y editor de la publicación económico-política Análisis Semanal de Grupo Spurrier.
Además, el petróleo significa el 33,3% (US$14.507 millones) de los ingresos del Sector Público No Financiero y genera 200.000 empleos directos e indirectos en todo el Ecuador.
“El petróleo es tan importante, no solo en el corto plazo por todo lo que representa en la economía, sino que también es nuestro ticket para hacer esa transición hacia una matriz energética sostenible en el largo plazo”, dijo Acosta Burneo a Bloomberg Línea.
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Sin embargo, y a pesar de la dependencia de la economía ecuatoriana del petróleo, la producción ha descendido en los últimos 10 años. Según datos del boletín Análisis Semanal publicado el 15 de noviembre de 2024, la producción petrolera pasó de 563.000 barriles de petróleo diarios (bpd) en noviembre de 2014 a 469.000 bpd en septiembre de 2024, es decir, una caída del 16,6% en ese periodo.
Al 24 de noviembre de 2024, se registra una producción de 475.915 bdp, según las últimas cifras de la Agencia de Regulación y Control Hidrocarburos.
La razón del descenso de la producción petrolera del Ecuador se remonta a las reformas realizadas por el expresidente Rafael Correa en la Constitución de 2008, apuntó Acosta Burneo. Su gobierno implementó un modelo que priorizó la participación estatal y que desplazó la inversión privada. Así, en 2007, el 51% de la producción petrolera estaba en manos privadas, frente a un 49% estatal, mientras que en la actualidad la producción privada representa apenas 21% del total.
“Los mal llamados sectores estratégicos (aquellos que tienen que manejados por el Estado) en la Constitución de 2008 se han convertido en monopolios estatales”, dijo Acosta Burneo,. Y ahora, esos monopolios estatales sufren inversión insuficiente.
De hecho, en los últimos años la producción de la estatal Petroecuador se ha estancado y este año ha ido en descenso. El último informe estadístico de la emprea muestra que en enero de 2024 se produjeron 410.399 bdp en promedio y en octubre la cifra bajó a 374.339 bdp, es decir 36.060 barriles al día menos. En comparación con el mismo periodo de 2023, es una caída del 0,48%.
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Adicional a la falta de inversión estatal, otros factores como cambios de autoridades, erosión de ríos, la crisis energética, fallas de equipos y el cierre cierre paulatino de pozos del bloque 43-ITT, por mandato popular, han afectado la productividad de Petroecuador este año.
En este escenario, según Acosta Burneo, el desafío para revivir el sector petrolero del Ecuador “pasa por abrir nuevamente la puerta de inversión privada” y que esta permita la llegada de capitales y tecnología de punta para reactivar la industria.
Incluso, el mismo ministro de Economía y Finanzas, Juan Carlos Vega, dijo en agosto de este año que los campos petroleros de Petroecuador deben pasar a manos privadas.
¿Hay que cambiar la Constitución?
Antes de pensar en el complejo proceso de una reforma constitucional, el analista económico, al igual que muchos entendidos en la materia, es partidario de iniciar con reformas legales que facilten los procesos de concesión de campos petroleros e incentiven a la inversión privada, basándose en el paraguas de la Constitución vigente.
El boletín de Análisis Semanal señala que para la inversión de riesgo y exploración es necesario migrar de contratos de prestación de servicios a contratos de participación. Y para elevar la producción en campos maduros, utilizar contratos de prestación de servicios y otras formas contractuales modernas que incentiven la inversión. En algunos casos ya se está dando esa migración de contratos y Acosta Burneo califica como positivo.
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Otro paso importante tiene que ver con la renovación de las concesiones petroleras y la generación de nuevas, pero con incentivos para la exploración con el fin de aumentar las reservas del país. “Los campos que Petroecuador no pueda administrar eficientemente los debe devolver al Ministerio de Energía para que puedan ser licitados”, apunta el experto.
A esto se suman otras trabas que tienen que ver con la tramitología burocrática y un punto crítico, a criterio del economista, es la discrecionalidad en el otorgamiento de licencias ambientales. “Hay más de 8.000 permisos ambientales pendientes”, alerta.
Si no se cambian estas “reglas del juego”, dice Acosta Burneo, será muy difícil cumplir la meta del presidente Daniel Noboa de captar US$41.500 millones de inversión privada para el sector.
¿Cuánto afecta el cierre del campo ITT?
Otro aspecto que afecta la producción petrolera es el cierre paulatino de los pozos del bloque 43-ITT, que debe cumplirse por mandato popular establecido tras la consulta popular de 2023. Hasta inicios de octubre, el Ministerio de Energía y Minas informó que se habían cerrado entre cuatro o cinco pozos y que se cerraían unos cinco adicionales hasta finales de 2024. El plan del gobierno es cerrar los 247 pozos del ITT en cinco años.
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El bloque del ITT generaba cerca de US$1.300 millones para el Estado y poco a poco el fisco sentirá el impacto de ya no contar con esos recursos. “Conforme vayan cayendo esos ingresos va a haber mucha más presión para buscar fuentes para sustituirlos, y esas fuentes precisamente están también en el sector petrolero”, explica Acosta Burneo, quien espera que esa presión se convierta en un incentivo para atraer la inversión privada a nuevos campos.
¿Se logrará un cambio de la matriz energética?
El sector energético, al ser también considerado como “estratégico” por la Constitución del Ecuador se enfrenta a problemas similares que el petroleo por la falta de recursos estatales. Acosta Burneo recuerda que la oferta energética dejó de crecer en 2014 y se detuvo definitivamente en 2019. Ahora el país se enfrenta a un déficit energético de alrededor de 1.400 megavatios.
Para cumplir con el Plan Maestro de Electricidad 2023 - 2032 publicado en agosto de este año se requieren US$10.446 millones, es decir, 9% del PIB ecuatoriano. “La única manera de sacar este sector adelante es con inversión privada, pública y mixta”, insiste el economista.
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A criterio de Eduardo Rosero, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Energías Renovables y Eficiencia Energética, Ecuador debe aprovechar su posición geográfica con muchos microclimas determinados por el paso de la cordillera de los Andes, lo que ofrece una gran variedad de posibles recursos energéticos para desarrollar proyectos fotovoltaicos, hídricos, eólicos, geotérmicos y con biomasa.
Rosero ha visto que, en medio de la crisis energética del Ecuador, desde ya la industria y el comercio están tomando medidas para una provisión autónoma que les permita la subsistencia a corto y largo plazo, y cada vez toma más importancia la incorporación de generación a partir de sistemas renovables eficientes que tienen un retorno atractivo debido a los abundantes recursos naturales disponibles.
Entre las trabas que el experto ve actualmente para las inversiones en este sector están las altas tasas de interés y plazos de financiamiento de las entidades bancarias nacionales.
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Sin embargo, Rosero es más optimista y destaca avances en el tema fotovoltaico. “De momento, en Ecuador se está desarrollando proyectos fotovoltaicos para el sector industrial, comercial y residencial en el segmento de autoconsumo bajo la regulación de generación distribuida”, comentó a Bloomberg Línea y considera que las últimas normativas aprobadas crean condiciones muy favorables para poder incorporar de manera ágil este tipo de centrales y así diversificar las fuentes tradicionales de energía disponibles y de una manera poder sobrellevar la falta de energía.
Además, la Corporación Eléctrica del Ecuador aprobó en julio un reglamento para que esta empresa pública se pueda asociar con capitales privados y se espera lograr alianzas estratégicas, consorcios o empresas de economía mixta.